ZAIA.
Es mediodía del día siguiente y no he visto a Sebastian desde anoche. Cada vez que pienso en él, vuelvo a ponerme nerviosa y necesito concentrarme, ¡no perderme en una nube!
No sé dónde estamos parados ni en qué estamos exactamente ahora, pero una cosa sí admito es que anoche... me sometí y estaba dispuesta a darle todo.
Ya no quiero pelear con él... no se trataba de que ganara puntos conmigo anoche... Anoche me cuidó, me mimó y luego me arropó para que durmiera antes de irse. Claro, sé que él también lo disfrutó, pero no obtuvo la liberación que yo obtuve.
Anoche fue todo por mí y, aunque sé que no fue él y que le debo una, con gusto le devolvería el favor. Quiero hacerlo.
Hojeo los papeles que hay en el escritorio frente a mí antes de mirar a Gaspard. —Todos, y me refiero a todos los guardias, quiero las declaraciones en video. Aquí. —Le muestro una pequeña caja que contiene una cámara que será discreta una vez conectada.
—Alfa... ¿te preocupa la integridad de la Luna? —pregunta, tomándola de mis manos—. Perdóname si me estoy excediendo.
Niego con la cabeza. No voy a compartir mis pensamientos, pero también necesito que sienta que puedo confiar en él. Quiero confiar en él, pero también necesito tener cuidado.
—Después de lo que nos contaron los guardias, me preocupa que así sea como ella trata a nuestra gente, porque entonces sí que es un problema. Nadie debería sentirse amenazado por sus líderes. De eso no se trata una manada —respondo, pasándome los dedos por el pelo. Lo he dejado abierto, pero ahora me arrepiento. He pasado mis manos por él incontables veces hoy.
Él asiente lentamente. "Entiendo. No te preocupes, comenzaré con mis rondas de inmediato. Te daré las respuestas, Alfa". Baja la cabeza hacia mí y sonrío levemente.
—Gracias —respondo, examinando la lista de guardias que ya han entregado una declaración escrita, los de ayer. No hay nada que salte a la vista. Simplemente parece que exigía obediencia absoluta.
—Tengo una sugerencia, Alfa... si quieres escucharla —dice Gaspard vacilante.
Levanto la vista y levanto una ceja. —¿Qué es?
—Creo... creo que necesitas educar a la gente sobre los Nacidos de Sangre, para que sepan de tu importancia y recordarles lo que eres y lo que representas —dice solemnemente.
Asiento lentamente y siento una punzada de inquietud. No le mencioné abiertamente a los Nacidos de Sangre. Quiero decir, además de mi atuendo...
Entonces, él sabe de los Nacidos de Sangre...
Anoche mencionó que su familia era de Francia y algo sobre el respeto, pero no mencionó esto. ¿Fue un desliz? ¿O realmente sabe acerca de los Nacidos de Sangre y no tiene nada que ocultar?
—Creo que tienes razón. La gente necesita saberlo. Es una pena que me haya llevado muchos años descubrir quién soy y para qué estoy en esta tierra... Ojalá lo hubiera sabido antes... Es agradable encontrar a alguien que nos conoce —digo, sonriendo suavemente, esperando que mi reacción demuestre que me siento completamente cómoda con ello. Sus ojos se encuentran con los míos y traga saliva.
Entonces, cometió un desliz... Mantengo mi rostro pasivo, actuando completamente relajado mientras sigo hojeando el archivo. "Solo tengo en mente lo mejor para ti, Alfa. Te aseguro que... Yo... supe de los Nacidos de Sangre por mi padre.
—Ya veo, ¿y tu padre forma parte de esta manada? —pregunto, mirando hacia arriba. Él mira hacia abajo.
—Me temo que falleció hace mucho tiempo —responde en voz baja.
ESTÁS LEYENDO
Yo soy la Luna
WerewolfRechazada por otro, la vida de Zaia Toussaint se desmorona a su alrededor cuando su marido le pide el divorcio nada menos que por su exnovia. Expulsada de su hogar y posición, Zaia abandona la manada, llevando consigo un secreto que espera que su es...