PARTE DOS - ELLA ES LA ALFA
ZAIA
—¿Hay algo más? —pregunta Jai mientras me agarra el brazo, desesperado por saber sin perder la calma.
Lo miro, tratando de ordenar mis pensamientos y emociones en palabras. Han pasado algunas horas desde que se llevaron a Sebastian; estoy de regreso en la casa segura y los niños están acostados.
Apenas había logrado mantener la cabeza fría y decirles que no me sentía bien, pero cuando me preguntaron por su padre y adónde había ido, casi pensé que me derrumbaría, pero no lo hice y me mantuve fuerte por ellos.
Pero ahora, cuando estoy con Valerie y Jai en la sala de estar, soy un desastre. No puedo pensar con claridad y tengo un nudo en el estómago por los nervios. Me siento enferma y preocupada.
¿Cómo está Sebastian? Como está mi compañero, no me permitieron interferir en su confinamiento ni siquiera preguntar sobre los planes que tienen para su juicio. Lo que me enoja es la participación de Aran.
Hay tantas cosas que necesito saber. ¿Qué pasó exactamente entre Sebastian y Aran?
Seguramente Gerard no era tan cercano a Aran como para perder los estribos por completo y ponerse en contra de su propio hijo.
—Te conté todo lo que pasó —le digo, pasándome la mano por el pelo una vez más
—Déjala en paz, Jai. Necesita un momento para pensar las cosas —dice Valerie desde donde está sentada.
—Lo sé, pero no tenemos tiempo —murmura Jai. Sé que está intentando mantener la calma, pero no lo está logrando. La habitación emite un pitido y él gruñe. —Sebastian es el único que sabe cosas sobre este lugar, y sus instrucciones crípticas para mí tampoco son algo que pueda descifrar. Creo que alguien se está acercando a la puerta principal —dice Jai después de presionar algunos botones en la pantalla de seguridad antes de desplomarse de nuevo en el sofá.
Camino por la habitación, cierro los ojos y me paso la mano por el pelo por milésima vez. —Gerard no está muerto y el hecho de que esté en el hospital significa que tenemos que vigilarlo. Sé que tiene mucho que hacer, pero por el bien de Sebastian, espero que lo consiga —digo en voz baja.
—Muy bien, entonces, ¿qué tenemos...? — Suena el timbre y con la cámara en la pared del fondo veo a Atticus esperando, a unos cincuenta metros de la casa, en la puerta exterior.
Me acerco a la pantalla, ingreso una contraseña y presiono el botón que aparece en la pantalla. —Déjenlo pasar.
—¿De verdad confían en él?—, pregunta Jai.
—Sí, tenemos que trabajar juntos—, respondo, volviendo a la zona de asientos. —Hablaremos cuando esté aquí.
Me muerdo las uñas nerviosamente, ahora me toca a mí... Necesito tomar la decisión correcta. Yo soy la Alfa. —Tenemos mucho que hacer, ¿no?—, dice Valerie.
—Ojalá no estuviera confinada en esta silla o no me sintiera tan débil.
La miro con simpatía. Puede dar algunos pasos, pero se cansa rápido y sé que eso la está molestando.
—Tal vez podrías intentar cambiar de posición. Sé que eso curó a Sebastian—, sugiero.
—Tal vez...—, dice ella pensativa.
—¿Podemos intentarlo mañana por la noche?
—Tienes la reunión con Annalise y Annette por la mañana —me recuerda Jai
—Lo sé, y tengo que encontrarme con Harrison por la noche.
—No creo que debas abandonar los terrenos de la manada hasta que las cosas se resuelvan—. Me da una mirada firme.
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Yo soy la Luna
WerewolfRechazada por otro, la vida de Zaia Toussaint se desmorona a su alrededor cuando su marido le pide el divorcio nada menos que por su exnovia. Expulsada de su hogar y posición, Zaia abandona la manada, llevando consigo un secreto que espera que su es...