Capítulo 67

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SEBASTIAN

Miro a Hugh mientras nos sentamos en silencio uno frente al otro en una sala privada de una casa de té local. Llevamos a los gemelos con nosotros, ya que Zaia no estaba cerca. No quería dejarlos solos.

Están comiendo pastel alegremente mientras espero que Hugh diga el motivo de su invitación. No creo que esperara que trajera a los niños.

Lo veo de una manera diferente a la que lo vi anoche, pero no dejo entrever que sé nada. Después de todo, Zaia me lo dijo en confianza.

—¡Papá, mira, pastel! ¿Quieres un poco? —pregunta Sia, sosteniendo una cucharada para mí. Me agacho, la acepto y le dedico una sonrisa.

—Gracias, princesa —digo, alborotándole el cabello mientras trago el bocado de pastel.

Es demasiado dulce. No sé cómo puede comer algo tan dulce, pero lo importante es que lo disfrute. Hugh se aclara la garganta y yo lo miro.

—Entonces... —comienza

—Querías hablar conmigo —afirmo. Él asiente.

—Lo hice, pero luego te empeñaste en traer a los niños...

Arqueo una ceja. —Podemos tener una reunión cordial con ellos aquí mismo —digo con arrogancia, cambiando al francés. Me observa antes de suspirar.

—Bueno, iré al grano entonces —comienza mientras toma su taza.

—Por favor, hágalo.

—Con todo lo que ha estado pasando, estoy preocupado por Zaia—, comienza en un francés fluido. Claramente no quiere hablar de esto delante de los niños.

—Yo también estoy preocupado por ella—, respondo en francés.

—Nunca me ha gustado ni tú ni tu familia y ellos nunca me han tenido cariño, pero no voy a negar que sé que si algo me llega a pasar, tú eres la única persona que conozco a quien puedo confiarla—, dice.

¿Él está hablando así?

—No creo que a Zaia le agrade que hables así... sin embargo, puedes estar seguro de que, a pesar de las diferencias entre nuestras familias, ella será mi máxima prioridad —respondo—. Y ya que estamos en el tema, ¿cuál es exactamente el problema entre tu familia y la mía?

—Esa es una historia para otro día... Asegúrate de que no le pase nada a ella, Sebastian, ni a mis nietos. Los he protegido lo mejor que he podido durante tantos años. Espero que sigas haciéndolo. —Suspira profundamente.

—Y supongo que es porque sabes que ella volverá conmigo —digo, recostándome en mi asiento.

—Sí, aunque no tengo idea de lo que ella ve en ti —replica él—. Sin embargo, no puedo tomar la decisión por ella.

—Yo me encargaré de ella. Tengo planes preparados, hasta para su ubicación, y sus guardias serán los miembros de confianza de esta manada —digo en voz baja.

Frunce el ceño, pero asiente. —No sé en cuántos puedo confiar realmente... y con los errores recientes y el cambio, ni siquiera yo estoy seguro de si el nuevo equipo puede ser completamente capaz de protegerla—. Es un riesgo.

—Me encargaré de ello. —Nos quedamos en silencio otra vez y bebo mi té observándolo, quiere decir más—. Entonces, ¿lo soltarás? Nunca supe que Hugh Toussaint fuera una persona nerviosa —me burlo.

Me frunce el ceño antes de mirar fijamente su taza. —No lo soy... pero como ya sabrás, he nombrado a Zaia mi heredera y...

—Por supuesto que lo sé. En realidad no nos ocultamos nada el uno al otro —respondo. Eso solo me hace ganar otro ceño fruncido.

Yo soy la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora