Lo que no se ve

13

CAMILA
Ella mostró una cara de confusión mayor.
-Me refieró a que salté la cerca.

Su sonrisa ligera me hizo sentir mucho mejor.
Tomé su mano para colocarla en mi hombro y abrí la puerta para salir, los escalones no fueron problema ella parecía saber donde estaba cada cosa. Caminé a su lado a la mitad del patio hasta que se detuvo.
-Espera, antes de salir.
Agacho su cabeza, ~No de nuevo por favor~ ella lo hacía apenada, yo no quería que se sintiera así.
Carraspié para que hablara.
-Antes de salir, ¿Puedes decirme si los zapatos que llevó son del mismo color?
Mis ojos viajaron a sus pies, ya había visto su atuendo antes y estaba segura de que estaban bien, pero no perdí la oportunidad de verla de nuevo.

-Si Lauren. Sonreí pero sabiendo que ella no veía.
Asintió casí quitándose un peso de encima.

-Mi hermano suele hacerme bromas y cambia el sitio de mis cosas. Dijo avergonzada, su hermano me caía cada día peor, era un pesado y más grosero que ella. Comencé de nuevo los pasos pero se detuvo de nuevo.
-Debemos tener cuidado con las flores de mamá.
Miré hacía todas partes y no vi ni una sola flor en todo el sitio. ~¿Pero de que hablas Lauren?~. De pronto caí en cuenta, su mamá si que la quería en el nido todo el tiempo, le mentía solo para que no saliera ni a su jardín.

-Esta bien. Dijé no muy segura.
-Lauren...mmm...no se como decirte esto pero aquí no hay na...

-Claro debí suponerlo. Dijo avergonzada, su cara calló de nuevo hacía abajo.
-No quería que hablará de nuevo con Judith.
Me sentí mejor después de que ella supiera que no debía tener cuidado con nada de flores en el patio al menos saldría ya a ese lugar sin miedo a pisar algo.
Salimos sin complicación le ayude a atravesar por abajo de la tabla y yo tomé mis cosas de la mesa de Judith hasta haber avanzado bastante hacia mi casa, me atreví a preguntar.

-¿Porqué no usas el bastón en casa?
Ella aligeró aun más su paso.

-Mmm..mamá...bueno se donde esta cada cosa y para evitar que tire algo.
Si debía suponerlo lo que llamaba mi atención era que Lauren siempre hacía referencia a su madre, nunca a su padre, algunas veces mencionaba a su hermano.
Llegamos a la entrada de la casa y escuché los gritos desesperados de Ki dentro.

-Espera aquí. Le dije a Lauren, quién asintió insegura. Subí los escalones y al abrir vi a Eduard cargando a Ki de una forma extraña, creo que trataba de evitar que siguiera llorando pero era aún peor, mi hijo soltaba gritos más altos.

-Ed, deja de hacerlo solo lo asustas más.
Mi voz detuvo el llanto de Ki y de inmediato se inclinó a mis brazos, lo tomé acariciando su cabello, le di un sonoro beso en su frente.
-Ya esta aqui mamá. Le dije para calmarlo mientras sollozaba en mi cuello aferrado a mi ropa.
-Ed eres malisimo para esto. Le grité.

-No soy malo, solo que Kilian es muy apegado a ti, eres tan lenta para caminar tardaste una hora en regresar.

-Tenía algo más que hacer antes. De inmediato recordé a Lauren en la acera.
-Ki ve por tu biberón al cuarto cariño, vamos a dormir un rato. Toqué con mi dedo su nariz y soltó un grito de felicidad, tan fácil era convencerlo de hacer algo.
Troté de nuevo a afuera y Lauren estaba como estatua. Luego de percibir que me acercaba sonrió de lado.

-¿Qué ocurre tus padres no quieren que entre?
Su pregunta me causó una risa nostálgica, daría cualquier cosa por pasar de nuevo por eso.

-No vivo con ellos.
Pero la realidad era lamentable, vivía yo sola cuidando a Kilian mi hijo, tratando de sobrevivir, lo más tonto de la situación era que ayudaba a alguien más con sus problemas antes de ayudarme a mi misma.
Ella asintió sorprendida y no dijo nada más.

-Vale, entonces supongo que no te permité invitarme a pasar.

-No, si puedes pasar...venga hay algunos escalones antes de la puerta. Ella insegura colocó su mano en mi hombro y tanteó con su bastón.
Eduard tomaba su chaqueta y la colocó sobre su hombro, mientras ayudaba a Lauren a entrar miré el reloj sobre el mueble de la entrada, Ed debía irse ahora. Apenas llegó Lauren a la sala y se detuvo, había notado la presencia de alguien más.