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CAMILA
Una sensación extraña apareció en mi pecho, algo que oprimía pero a la vez me provocaba sonreír igual que ella.
Dejo de sonreir y se giró hacia mi, casi parecía que me miraba.
-Quiero conocerte. Soltó, mi corazón comenzó a latir de una forma descontrolada.

-Pues ya lo haces o dime que quieres saber de mi. Le contesté sonriendo como tonta, ella negó de inmediato y se pusó nerviosa.

-Me refieró a conocer tu cara.
Solté una pequeña risita que fue seguida por una de Ki que siempre solía imitarme y otra de Lauren, una risa muy contenida y con un tono muy peculiar, como su voz levemente ronca.

-¿Puedo? Dijo y cuando levanto su mano lo entendí, acerqué mi cara a su tacto. En ese momento lo sentí como algo íntimo pero de pronto comprendí que solía hacerlo para conocer a otras personas nada fuera de lo normal.
Su tacto algo frío tocó levemente mi mejilla y dándose cuenta de que estaba sobre mi rostro comenzó a mover sus dedos cuidadosamente.
Recorrió mi mejilla izquierda yo mientrás la miraba parecía algo concentrada. Luego siguió por mi frente y el inicio de mi cabello, su mano se extendió para ubicarse cuidadosamente sobre mis ojos ahora cerrados, dirigió dos de sus dedos a mi nariz lo que me provocó una risita seguida por Ki y por ella, su otra mano se unió a la tarea y las colocó a ambos lados de mi cara, hasta mi barbilla, hasta mi cejas y con una sola mano toco mis labios, sus dedos los acariciaron con suavidad, eso sin duda me descolocó, me sentía algo confundida, me hacía estremecer.
Sonrió pero un risa de Ki me hizo separme de su tacto.
Por un rato Lauren no dijo nada.

-Me falto conocer tus orejas. Sin saber que hacer solté una risa nerviosa y nuevamente continuo Ki.
Tomé su mano y la llevé a una de ellas, la tocó por unos segundos, tomó su posición anterior en el sofá sin decir nada.

-¿Y bien, ya te diste cuenta de que soy fea?
Me reí y ella asintió riendose. ~Malditos silencios incomodos~

LAUREN
Siendo honesta tenía un poco de dudas sobre definición de belleza o fealdad, por que sin verlo no podría juzgarlo. Sin embargo lo poco que habían explicado en mi clase, donde me habían enseñado a conocer el rostro de las personas y a percibir algunas cosas con el tacto me enseñaron a diferenciar lo extraño de lo normal, lo uniforme de lo no uniforme, pero lo bello de lo feo jamás. Solo que hasta ahora lo entendía. Camila tenía facciones muy finas, su nariz, el cotorno de su cara y sus labios eran suaves, su piel era suave y olía a vainilla, sonreí de forma interna.
Era linda, me dije mentalmente y además las palabras de Aiden diciendome como era físicamente terminaron por apoyar mi veredicto final.

-Eres hermosa. Solté y luego me arrepentí, no era algo que se le decía a la gente y menos sin razón alguna, era un alago algo íntimo. Ella se movió en el sofá y los ruidos de Kilian en la habitación solo me provocaron más ansiedad, pena y una felicidad extraña.
Mis manos aún sentían su piel, no quería olvidar esa sensación.

-Tu también lo eres. Su voz dijo.
No sabía como me veía en estos momentos pero sus palabras subieron como una sensación de rubor por mi cara.

-Es algo..

-Te interrumpo no hay nada que puedas decir para defenderte.
Solo asentí con la cabeza.
-¿Qué edad tienes Lauren?

-21 casi 22 dentro de 2 meses. Le contesté, no queria que llegara a las cuestiones personales.

-Muy joven y ¿Qué planeas hacer de tu vida?

-No hay mucho de que hablar.
Ese era uno de los temas que más me incomodaban, tenía ya casi 22 años y no sabía que iba ser de mi el resto de mi vida, me sentía una persona inútil y no sentía que mis padres me apoyaran jamás.

-Bien, entonces cambiemos de tema, tu preguntame algo.
Tenía varias preguntas para ella pero no sabía como iba a responder.

-¿Dondé esta el padre de Kilian?
Silencio. Genial otra vez había roto la conversación.

-Te lo diré si tu me cuentas sobre tu ceguera. Vaya era un buen acuerdo.

-Vale. Le dije.

Lo que no se ve Donde viven las historias. Descúbrelo ahora