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LAUREN
Demonios, cuando me miré en el espejo y limpié el valor pude ver realmente mi rostro, me veía terrible, recordé como ayer había tomado una botella de vino completo tratando de obligarme a permanecer dentro de la casa. No había funcionado evidentemente ahora estaba metida en un problema grande, Camila estaba muy enojada y tenía razones suficientes yo no debí entrar así a su cama y fingir que todo estaba bien entre ambas.
Suspiré y traté de secar mi cabello, coloqué la ropa que tenía antes y salí del baño con la mirada baja.
Camila me miraba terrible desde la cama, sentada y cruzada de brazos.
-Yo...
-¿Como es que se te ocurrió entrar?
Su cara no me hacía dudar nada en reflejar que tan molesta ser encontraba.
-Lo siento, yo...estuve tomando por la noche y supongo que entre mi inconsciencia me pareció buena idea.
-Quiero que salgas y te olvides de que hablaremos pronto.
Cuando levanté la vista a la suya me perdí en ella, tenía tanto tiempo si verla recién despierta y con esa ropa cómoda no hacia otra cosa más que invitarme a tocarla.
-Por favor Camila. Le supliqué acercándome a donde estaba, ocupe un lugar a su lado.
-No estoy jugando estoy muy enojada sabes que así es el protocolo.
-Ya se, pero no puedo evitar darme cuenta que tienes una actitud diferente, dime que ocurre...yo pensé que en cuanto me vieras ibas a saltar a mis brazos.
-No soy tan fácil.
-Ya se. Dije resignada.
-Deja de decir eso y sal de la casa esta vez como la gente normal, por la puerta y te prohibo entrar de nuevo por la ventana. Ahora la ventana está bloqueada y me pregunté cómo había logrado abrirla estando tan mareada.
Asentí y salí hacia el pasillo sin decir más, durante el trayecto escuché unos pequeños pasitos. Me volví para ver de qué se trataba pero no ví nada, cuando caminé otra vez los escuché de nuevo está vez me giré rápido y miré hacia abajo.
Un pequeño cachorro perseguía mis pasos, de inmediato se acercó a mis pies y jugó con la cinta de mis zapatos.
Me agaché para tocarlo.
-Hola ternura. Sonreí, lo más probable era que Camila al fin le había regalado una mascota a Kilian. Lamió mis dedos al instante de tomarlo en mis manos y no sabiendo que hacer con el regresé a la recámara. Entré sin avisar sólo para toparme la imagen más sensual, Camila se quitaba la ropa, su cuerpo estaba algo más estético de cómo recordaba la última vez que la vi desnuda, la ropa interior que llevaba en color negro dejaba poco a la imaginación. Ella se dió la vuelta y me vió en la puerta, yo estaba inmóvil y con un cachorro mordiendo la punta de mis dedos sin saber que decir, mis ojos recorrieron su cuerpo en silencio.
Cuando reaccionó tomó la playera que había quitado y se tapó lo que pudo.
-¿Que haces Lauren? Gritó apenada.
Yo no pude evitar mirar sus piernas y sonreír. -Deja de mirarme.
Yo negué divertida y me perdí en el área de sus bragas, ella era hermosa de pies a cabeza.
-Nada, solo mirar lo que me perdí por más de 20 años.
El cachorro está vez mordió más fuerte mi dedo y no pude evitar distraerme.
-Auch...detente ahí pequeño. Le dije mientras Camila aprovechó mi distracción y de forma relámpago se vistió.
-¿Porque entraste así? Me reclamó una vez estaba con ropa.
-Me encontré a esta cosita en el pasillo quise venir a preguntar de quien era, es adorable.
-Es de Ki. Le sonreí.
-Debe amarlo, deseaba tener uno desde siempre. Ella asintió pero luego regresó a su estado de odio.
-Dámelo, ya puedes irte.
-¿Como se llama? Le pregunté cuándo quiso quitarlo de mis manos. El color de su rostro cambio, estaba avergonzada. Sólo me reí de ella y espere a que contestara.
-Lolito. Dijo por fin, yo no pude evitar soltar una carcajada.
-¿Lo pusiste tu verdad? Levanté mis cejas sin dejar de reír.
-No, yo no lo puse.
Esta vez sí logró quitarlo de mis manos y caminó con el hasta la puerta del patio, yo la seguí.
El pequeño cachorro lloro cuando lo pusó en el pasto, seguramente Ki lo tenía acostumbrado a tenerlo arropado y junto a él todo el tiempo.
Cuando intentó entrar a la casa Lolito ya había logrado entrar antes que ella, bufó molesta cuando lo sacó de nuevo.

CAMILA
Lauren río a mis espaldas cuando logré por fin dejarlo afuera, por ningún motivo quería que dejara rastro de líquido de dudosa procedencia sobre el piso de la casa. No lo dejaria entrar hasta que hubiera hecho sus necesidades, así llorara por dos horas.
Cuando me di la vuelta Lauren me miró divertida.
Gruñí bajo mientras pase a su lado.
-¿Puedo despertar a Ki?
Me preguntó y yo la miré, sus labios hicieron un puchero tratando de convencerme, no podía creer que apenas con eso lo lograra, cuando hasta hace unos momentos yo la había corrido de la casa. ¿Que hacia aún aquí?
-No, ya te ibas ¿No?
-Si, pero quiero quedarme, déjame hacerlo por favor.
-Vete. Evite mirarla de nuevo.
-Haber es suficiente. Su mano tomó mi brazo mientras me guió hasta mi habitación. Cuando me soltó yo la empuje.
-Camila ya basta. Respiré hondo y me resigné a escucharla. Sus ojos verdes tenían un tono más oscuro, mi actitud la estaba cansando.
-No pude regresar antes por qué estoy en medio del lanzamiento del libro ¿Ok? De hecho no debo estar aquí, pero sinceramente ya no soportaba sin verlos.
Sus palabras podrían ser verdad pero aún así no me hacía estar tranquila.
-Esta bien, pero no puedes al menos tocar el timbre.
-Ayer lo hice y respondiste igual que ahorita ¿Que sentido tiene que lo haga si tu vas a decir lo mismo?
-Por respeto. Le dije en tono alto.
Nuestras miradas se buscaron en medio de la discusión y cuando se encontraron yo no evite suspirar. Ella sonrió de lado y me tomó la mano.
-Dime la verdadera razón por la que me impides acercarme a ti.
Aclaré la garganta y decidí que aunque me resistiera iba a terminar en sus brazos sólo que antes era mejor hablar y decirnos todo.
-En primera te fuiste sin avisarme, dos semanas después te comunicaste pero solo para explicarme que no volverías pronto, ya lo sé yo te trate mas pero tuve motivos suficientes.
-¿Cuales? Me interrumpió.
-Me ocultaste que Ki y tu miraron a mi madre fuera de casa, luego sucedió lo de Chris y caí tonta en su engañó, tuve miedo correcto...quise ponerte a salvó a ti y evitar más problemas con el.
Agaché la mirada cuando ella pusó cara de confusión.
-¿Tuviste miedo verdad?
Asistí con la cabeza.
-Luego me sentí sola por este tiempo, solucione todo sin ti pero aún así te necesite...también hace días miré en una revista que tomabas de la mano a una mujer muy guapa.

Lo que no se ve Donde viven las historias. Descúbrelo ahora