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LAUREN
Traté de mover mi brazo pero un peso externo me lo impedía. Abrí los ojos algo desorientada y una imagen realmente linda me llamó la atención. La posición que todos adoptamos en la noche fue perdida, sobre mi brazo Kilian dormía recargando su cabeza y Camila del otro lado de la cama abrazaba a su hijo. ¿En que momento Kilian se pasó para en medio de las dos?
La luz del sol entraba por la ventana y fastidiada un poco el sueño de mi novia.
Con cuidado saqué la mano debajo de Ki y fui a cerrar por completo la cortina blanca.
-Ya había despertado. Camila dijo mientras regresaba a la cama.
-¿Fingiste dormir?
Ella negó divertida.
-Cerré los ojos sólo un rato más.
Traté de enfocar a Camila pero en ese momento me sentí un poco mareada. Me incliné hacia donde se suponía estaba la orilla de la cama pero fue un error por que termine apoyando mi mano en la nada y caí provocando un ruido alto.
Escuché como se reincorporaban los dos en la cama y me buscaron en el piso.
-¿Lauren? Dijo Cami angustiada, yo cubri mis ojos tratando de detener el terrible dolor de cabeza.
Cuando quiso tocarme yo la aparte, tener ese dolor me ponía de mal humor.
-Dejame un rato.
Recordé que Ki estaba con nosotras y no debi hablarle así.
-¿Porque estas enojada Lolo?
Por fin la voz de Ki invadió la habitación como lo supuse. Mis ojos realmente dolían, no podía si quiera ver un poco de luz y mucho menos intentar abrirlos.
Me puse de pie y me senté en la cama está vez si di con el lugar.
Camila acarició mi espalda y Ki se apoyo en mi brazo preocupado.
-Solo necesitó dormir un rato. Susurré después de cinco minutos ambos habían salido de la habitación para desayunar y dejarme descansar.
¿Que mierda me estaba ocurriendo?
Al despertar entre pensamientos confusos miré a ambos lados sin encontrar a nadie.
Mis ojos ya no molestaban pero mi cabeza dolía un poco. Recorrí el pasillo algo dudosa.
-Lau. Dijo Camila desde el sofá.
-Hey hola.
Me senté junto a su lado buscando a Ki.
-Salió un rato con su amigo Natan y su mamá.
Me recargué el sofá y cerré los ojos.
-¿Me vas a contar que está pasando?
-Son sólo efectos de la cirugía. Le expliqué sin estar segura yo misma. En verdad que no entendía que me pasaba con este episodio era la tercera vez que sucedía.
-Me estas mintiendo. Dijo sería y adoptando una posición preocupada.
-Mirame y dime la verdad.
Ella estaba llorando, de inmediato lleve mis manos a sus mejillas para limpiarlas y dejar un beso.
-Hey no llores cariño, estoy bien, iré a revisión si eso te hace sentir más tranquila.
-Tienes riesgo de perder la vista de nuevo ¿Verdad?
Había posibilidades, recuerdo que cuando hicieron la cirurgía no estaban seguros de que funcionaría y para mi fortuna todo salió bien pero fueron claros al contarme que pasados los años podía caer nuevamente. Por supuesto que podía perder la vista de nuevo pero me negaba a hacerme a la idea desde este momento.
-Muy pocas. Le dije tratando de cambiar de tema. -Cami, estoy bien ahora y te prometo que iré a checarme, ven aquí.
La atraje hacia mis brazos y ella sin dudar se recargó sobre mi pecho. Sus manos comenzaron a jugar en mis piernas, no llevaba pantalón y la blusa que utilice sólo tapaba una parte de mi cuerpo.
-Conozco un remedio para el dolor de cabeza. Dije de forma pervertida. Ella sonrió y me dió un golpe en el brazo.
-No estoy dispuesta a conocerlo.
De forma rápida la subí sobre mi regazo y uni mis labios con los de ella.
Comencé a moverme con suavidad, escuchando cada uno de los suspiros que soltaba, apretaba mis brazos los cuales la sostenían de la cintura buscaban abrir sus pantalones.
-¿A que hora regresa Kilian? Le pregunté alejándome de su boca y besando su cuello
-A las 9.
Miré el reloj sobre el muro de la sala y faltaban todavía dos horas.
La cargué para ponerla sobre el sofá, sólo gimió cuando me sintió sobre su cuerpo.
Con ansia quité su blusa seguido de su pantalón, cuando llegué a su sostén ella me detuvo. -Tu también. Exigió.
Con cuidado me levanté para quitarme todo excepto mis bragas. La puse de pie y quite toda su ropa, me sentía ansiosa, quería hacer el amor con ella desde hace tiempo, deseaba tenerla en mis brazos y hacerla suspirar de amor, que gritara y que sintiera todo lo que me hacía sentir a mi con solo verla.
Sus pequeños pechos lucían tan hermosos que no pude detenerme antes de comenzar a besarlos. Ella gemía cerca a mi oído. Con sus manos tocó mi espalda y nos acercó aún más.
-Te deseo tanto. Le dije mientras metí mi mano entre nuestros cuerpos para finalmente quedarse en su centro, con los dedos acaricié sus pliegues, ella se recargó en mi hombro para gemir.
Retrocedí poco a poco hasta acostarla en el sofá y apoyé sus piernas en la orilla. Meti mi cabeza entre estas y me dirigí a ese lugar tan húmedo, cuando la miré me di cuenta que estaba muy excitada, mojada y linda. Froté mi mano completa en su vulva y dirigiéndo mis labios ahí succioné sus pliegues. Por instantes levanté la mirada hacía ella, estaba extasiada, echaba su cabeza atrás y maldecía.
Su sabor era tan exquisito que me volví loca dándole todo el placer posible, lamí todo lo que pude de ella llegando hasta su clitoris. Sus manos habían atrapado ya mi cabello. Mientras yo lamía su parte más sensible ella no podía evitar emitir grititos que me hacían sentir una excitación inmensa.
Camila gritó alto en el momento en que introduje un dedo en su entrada.
-Dios. Gruñó, segundos después de comenzar a moverme había llegado al clímax, lo más extraño fue la risa que emitió, su respiración era rápida y sus manos acariciaban mi cabello con suavidad.
-Ven aquí. Dijo mientras yo subí mi boca hasta la suya sin dejar de penetrarla.
Me besó de forma dulce.
-Te amo. Dijo feliz. Rocé sus labios de forma descuidada mientras intenté hacerla adoptar otra posición.
-Vamos a la cama cariño. Le pedí mientras saque mi dedo de ella. Cogimos la ropa y entramos en su habitación.
Una vez la tuve contra la cama la recorrí toda, sus suspiros cansados me indicaban que estaba preparada.
Me abracé a ella y uni nuestros centros, enrede sus piernas en mi cintura y sin pedírselo ella comenzó a moverse con rapidez. -Muevete más rápido. Me exigió, ¿De verdad? Mi cuerpo estaba completamente húmedo por la actividad extenuante y sentí que una pequeña chispa se extendía sobre mi espalda, nuestros pliegues se rozaban de forma increíble y sin piedad ella metió su mano entre nosotras hasta alcanzar mi clitoris.
-Cami. Gruñí alto. Segundos después mientras traté de moverme más rápido nuestros cuerpos se tensaron, llegamos a la cima las dos juntas y abrazadas se acurrucó contra mi.
-Te amo tanto. Le dije colocando un beso en su nariz. Rocé sus pechos con mi mano mientras ella luchaba por echar las sábanas sobre ambas.
-Lau. Me suplicó. -Ya es suficiente.
Yo negué divertida y me tumbé sobre ella besándola de forma profunda. -Eres tan calienre. Le susurré en su oído para luego dar una pequeña mordida en el sitio. Gimió y me besó. -Asi podría quedarme siempre. Dijo en secreto.
Yo asentí embobada. Acaricié su vientre con devoción y terminé prenetrandola con dos de mis dedos, necesitaba mas de ella.  Me apretó al instante hacia su cuerpo,  mis dedos se deslizaban dentro y fuera con mucha facilidad, atrapaba mis dedos de forma indescriptibles. Por un buen rato la penetre. Mis dedos encontraron un mejor ritmo y su cuerpo comenzó a arquearse por el placer.
-Dios amo que me toques así, ve más rápido.
Yo asentí y besé sus labios desesperada mientras la penetre con fuerza. Suplicaba que continuará así tan receptiva, mis dedos estaban cada vez más mojadas y entraban con facilidad. Lo único que se escuchaba era su respiración acelerada, sus gemidos y el sonidos que producían mis dedos al entrar y salir de su interior.
-¿Te gusta así? Pregunté mientras introduje un dedo más.
-Lauren. Gritó buscando mis labios. El beso término cuando se estremeció bajo de mi, tuvo un orgasmo que la dejó inmóvil.
-mmmhhh. Murmuró mientras salí de ella para quedar de nuevo a su lado en la cama, aproveché para mirarla.
Su largo cabello se extendía sobre la almohada, estaba alborotado y de su frente corrían unas pequeñas gotas de sudor. Miré su cuerpo completo totalmente húmedo y su piel morena. Sus pezones aún estaban erguidos y se miraban apetecibles con ese color rozado. Mis dedos los tocaron y ella gimió. Coloque un beso en la punta de su pezón derecho. Pegué mi cuerpo al suyo y aprecie sus labios hinchados y totalmente satisfechos. Sus ojos aún estaban cerrados como esperando el momento ideal para envolverme por completo.
-Eres tan sexy. Le dije.
-Ya quiero dormir. Susurró bajo. Yo reí un poco mientras besé muchas beses su mejilla.
-Te dejaré pero antes te corres otra vez. Ella abrió sus ojos asustada y separó mis manos de su cuerpo.
-Deja de jugar. Replicó.
Me deje caer en la cama y sentí como con movimientos suaves tocó cada rincón de mi piel con mucha ternura.
-Me gustan tus manchitas de aquí. Indicó con su dedo sobre mis hombros. Besó con adoración el lugar y luego se inclinó para besarme. Su lengua lucho por entrar en mi boca y se lo permití, nos enredamos en un juego realmente entretenido.
-Debo dormir. Repitió está vez acomodándose mejor. Cuando ella cerró los ojos el timbre de la casa sonó.
Yo solté una carcajada que debió abrumarla más.
-Debe ser una broma, estoy cansada Lau. Hizo un puchero demasiado tierno que terminó por convencerme de que estaba muy exhausta.
-Pues así te deje amor. La miré de forma pervertida.
Esta vez ella se río.
-Si. Quería comérmela a besos. Quería besarla toda sin omitir alguna parte de su piel.
-Esta bien, para que veas que soy buena amante te dejaré dormir mientras yo me encargo de tu pequeño.
Deseaba decir nuestro, a Kilian ya lo sentía como mi hijo, quería cuidarlo y apoyarlo todo el tiempo, era realmente adorable como su mamá y era imposible no caer en sus encantos.
-Vale. Dijo en un corto suspiro y su respiración se volvió lenta, ella estaba realmente dormida.
Baje de la cama colocando mis pantalones y playera, caminé descalsa hasta la entrada. Me miré en el espejo junto a la puerta para verificar que mi cara no fuera tan obvia. Bien no podia hacer nada hasta el momento así que abrí.
Ki se lanzó a mis brazos muy contento.
-Hola cariño. Le di un beso en su cabeza. -Hola, Ki se portó muy bien. Dijo la madre de Natan.
-Siempre lo hace, muchas gracias por cuidarlo.
-No es nada, además se divirtieron, me despides de Camila hasta luego.
Ki y yo los despedimos con la mano mientras ellos salían en el auto.
-¿Ya mamá? Preguntó el pequeño.
-Esta dormida, ¿Te parece que la dejamos descansar un rato? Tu y yo miraremos algo en la televisión.
Los dos preparamos palomitas de maíz y comimos mirando una película de acción.
-¿Asi que esto hacen? Dijo la voz de Camila detrás nuestro, la muy pilla logró asustarnos. Kilian había dado un salto derramando un poco de gaseosa sobre su ropa. Mi novia comenzó a reírse de el y Ki la siguió.
-Fue muy buena mamá.
Yo solo tomaba la parte de mi pecho donde mi corazón trataba recuperarse del susto.
-Quita esa cara amor. Me dijo y besó mi mejilla.
Le hice un espacio junto a mi, el tiempo pasó mucho más rápido mientras le daba de comer en la boca, del otro lado del sofá Ki nos miraba divertido.
-Puedes besar a mamá si quieres Lolo.
Nos sorprendió mientras yo miraba fijamente los labios de Camila. Ella se giró hacia su hijo y este se encogió de hombros. -Solo digo.
-Ki, eres demasiado pequeño para saber....
-No soy pequeño. Replicó.
-No es pequeño. Le apoye aún así cuando Cami me golpeó el brazo con algo de fuerza.
Tomé la barbilla de Camila mientras Ki nos miró y le plante un beso suave.
El pequeño saltó en su sitio y término por lanzarnos palomitas.
-Wow, ahora tienes hasta el permiso de mi hijo.
Yo le guiñé comprendiendo que el último paso estaba por venir.

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