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LAUREN
Ella soltó una risa sarcástica.
-Mírame ahora soy alguien, me fui con ellos y finalmente algo rindió frutos, te estoy mirando ahora, tengo un trabajo y no dependo de ellos.
Seguí hablando.

-Debo irme. Limpió una lagrima que corría por su mejilla.

-No aún no, venga dime que más pensabas de mi. Traté de estimular más su enfado y terminará de soltar todo de una vez por todas, así ninguna se quedaría con falsas ideas.

-No lo haré, no mereces que te diga más. Bufé enfadada y me pusé de pie para detenerla de escapar.

-Irme fue algo bueno, hasta para ti ahora vives mejor, tienes a Kilian contigo, un trabajo y a tu chico ¿Qué salió mal? Esta todo en su lugar.
Gruñó y golpeó mi brazo.

-Eres odiosa, ¿Sabes qué? tienes razón...espera. Detuvó su recriminación y me miró tratando de asesinarme. -¿De qué chico hablas?
Fue mi turno de girar mis ojos, me crucé de brazos para tratar de intimidarla también.

-Por favor Camila, ahora tratas de ocultar lo que hiciste.
Estaba muy molesta además los celos al verla entrar al auto de ese tipo me golpearon más de la cuenta.

-¿De qué demonios hablas? Gritó pero se dio cuenta de que podían escuchar los vecinos, solo controló más su lenguaje.

-Del chico que vino por ti y te llevó a no se que lugar.

CAMILA
Quería golpearla, lo deseaba por ser tan tonta y recriminarme algo que era totalmente falso. No entendía de donde había sacado esa estupidez.
-¿Qué? Le grité. -Ese chico es mi compañero en el trabajo, solo vino por mi, ahorramos gasolina.
Dije, ella solo sonreía como dandomé a entender que no funcionaría.

-Por favor no trates de mentir, lo sé, ¿Cómo se llama? A si Daniel.
Me quedé quieta sorprendida por la cantidad de cosas que sabía.

-¿Cómo lo sabes? Le pregunté.

-No importa, el hecho aquí es que te has ido sin que te importara tu hijo...y...
No lo soporté más y lancé el primer golpe, mi mano impacto fuerte contra su mejilla, tan fuerte que su cara giró de forma extraña. Después de sentir como ardía la palma de mi mano me arrepentí. ~¿Qué he hecho? ~
La vi tocarse el sitió del golpe pero me miró con más ira. ~ A si me a dicho que soy mala madre~.

-No permitiré que digas algo como eso, ¿Sabes qué? Es estupido explicarte algo que finalmente no importará. Terminé la absurda discución.
Las lágrimas comenzaron a acumularse en mis ojos y no quería que me viera llorar por las tonterías que me decía, no tenía derecho a recriminarme ni a juzgar nada de lo que tenía que hacer para salir adelante con Kilian, además de que no tenía derecho a decirme algo sobre Daniel. La noche estaba completamente arruinada gracias a ella.

LAUREN
Después de mirar como se iba a su casa me arrepentí, había echado todo a perder, la había lastimado con cosas que yo misma sabía que no eran verdad, ella no sería capaz pero era tal mi molestia y los celos que no dude en usarlos a mi favor y en mi contra al mismo tiempo. Ahora estaba sentada en el sofá mirando a la nada, con una bolsa de hielo sobre mi mejilla. Dios si que pegaba fuerte. Jamás imagine que terminaríamos así, recordé como sus ojos luchaban por no dejar escapar las lágrimas y me recriminé más el haberla hecho enfadar. No se merecía aquello pero no había nada que hacer, la única oportunidad de tenerla se había ido a la basura.
Me encerre en la habitación y solté un gritó lleno de frutración, me odiaba y lo peor de todo es que ella también a mi.

CAMILA
No podía dormir, aún me ardía la mano y Kilian parecía estar descansando plenamente. Después de entrar a la casa controlando mi enfado solo quisé estar cerca de Ki el siempre me hacía tranquilizarme, aunque sea verlo dormir. Era probable que había pasado una tarde muy agradable con Lauren, pensé en que hace algunos minutos estaba decidida a dejarlo pasar más tiempo con ella pero Lauren había arruinado esa oportunidad con sus reclamos absurdos. Aún seguía sin creer que hubiera dicho esas cosas terribles de mi, que las pensara ¿Cómo es que sabía quien era el del auto?
Me giré para ver a Ki dormido a mi lado, todo me golpeo de repente, Lauren había obtenido la información de mi hijo y eso no se lo perdonaría. No confiaría en ella nunca más.

Lo que no se ve Donde viven las historias. Descúbrelo ahora