150

8.5K 362 13
                                    

Precaución "Setso"😏

CAMILA
Miré como mi padre jugaba con Kilian en la mesa, estaban felices, era muy lindo hacer de vez en cuando estás reuniones. Aunque ahora se tratará de mi boda me hacía a la idea de que estaba pasando. Hacía casi cinco horas desde que Lauren me había dicho todas esas hermosas palabras.
Esposa mía, me había llamado, y eso era, suya por siempre.
Mi corazón latía fuerte del amor que todo esto me provocaba. Lauren estaba ya un poco pasada de copas pero aún consciente. Sonreía con los invitados y luego charlaba con sus padres.
El jardín resultó ser lo suficiente amplio como para colocar mesas y un espacio para la pista de baile. Para mi sorpresa Lauren ensayó un poco danza y me pidió bailar con ella una canción lenta, que ahora era simbólica para ambas. Luego llegó el momentos de brindar, mi familia dió unas lindas palabras, sobre todo llenas de cariño y de perdón, ese que ya tenían pero aun insistían en hacerlo obvio.
Kilian también dijo algo como las amo mucho y se fue a jugar juntó a uno de sus amigos, sus padres también estaban ahí.
Lauren me había contado que de ahora en adelante ya era su madre, yo la besé y negué divertida. Lo era desde mucho antes. Cuidaba tanto de el que me sorprendía un poco que ninguno de los dos tenían esa confianza hasta ahora.
Lauren me vió un poco sola y se despidió de las personas en aquella mesa, sus amigos de Vancouver.
Su vestido aún lucía tan impecable, se miraba hermosa y más con esa sonrisa traviesa.
Se sentó junto a mí.-¿Estas bien mi amor?
Yo asentí y mordí mi labio inferior.
-Solo tengo hambre y me da pena pedir algo más.
Se rió y besó mi mejilla. -Lo traeré yo para que no te de tanta pena. Dijo.
Esta vez encontró mis labios y comenzó a besarme de una manera necesitada.
-¿Crees que tarden más en irse?
Dijo molesta. -Yo lo único que quiero es tenerte para mi solita.
Sus manos jugaban con la orilla de mi vestido. Para nuestra fortuna la mesa de regalos cubrían nuestras piernas.
-Lau, tal vez unas horas más ¿Puedes ser paciente?
Mordió mi labio. Era la tercera vez en la noche que me lo decía.
Se recargó en su silla y cruzó los brazos enfadada.
-¿No ibas a traerme algo para comer?
Simplemente asintió y se fué.
El apetito me estaba comenzando a molestar, no podía pasar ni dos horas cuando ya deseaba degustar algo más.
-Mi amor, déjame actuar normal un rato.
Dije en mi vientre algo divertida. Necesitaba sentir ya a mi hijo creciendo, sentir que al menos estaba ahí, que se moviera.
Di un salto en la silla cuando alguien me llamó a mis espaldas.
-Hola preciosa.
Era Alex, el hermano de Amy. Ahora me sonreía con cara de bobo, creo que así la tenía.
-Hola. Le sonreí apenada.
-¿Así que estabas hablando con el bebé o te estás volviendo loca?
Me reí.
-Tonto solo habló con el bebé, jamás nadie me había encontrado haciéndolo.
-Lo entiendo, te ves tan feliz Mila, me da mucho gusto y por Lauren aunque me odie.
Le había aclarado todo a mi ahora hermosa esposa pero aún así no terminaba de entender por que existía tanta confianza entre Alex y yo, por dios era gay, era como una amiga más.
-Lo siento, ya me cansé de explicarle pero así es, celosa y gruñona.
Se rió conmigo.
Su hermana nos saludaba desde su mesa algo ebria ya y platicaba animada con uno de los amigos de Marcus. Ya había pasado por nuestra mesa para felicitarnos y darle algunas copas a Lolo.
Miré a Alex sonriendo era tan buen hermano que la dejaba ligar a solas.
-Supongo que es así, hace tiempo salí con un tío muy celoso, no me dejaba mirar ni por el retrovisor.
Era muy divertido hablando así que continúe escuchándolo mientras Lauren me traía algo de comida.
-Tambien soñaba con casarme y tener un bebé con el, pero se fue a otro país el muy...
Decía estusiasmado.
-Shhhh no digas palabrotas frente al bebé.
Sus ojos se llenaron de algo que no supe pero luego enfocó sus ojos en mi vientre.
-Hay Mila debe ser tan bonito sentir todo eso, pataditas y como se mueve dentro tuyo.
Era definitivamente gay, su ternura e ilusión me hacían sonreír. Era muy lindo sentir todo el embarazo, me imaginaba los meses restantes, todo lo que faltaba vivir junto a Lauren sobre todo.
Su mano sobaba mi abdomen con una sonrisa de esperanza, como soñando que algún día el se casaría y rentaría un vientre, yo que se.
Estabamos tan distraídos que jamás vimos como Lauren se acercaba, soltaba un plato con pastel en la mesa y tomará la mano de Alex enfadada. Había apretado sus dedos y lo hizo ponerse de pie. Alex sobaba su mano contra su pecho apenado una vez lo soltó y lo miró amenazante.
Sus ojos reflejaban mucho enfado, tanto que hasta a mi me asustó, preocupada por lo que iba a hacerle.
-¿Que demonios hacías?
Le gritó. Eran sus copas demás, me dije a mi misma.
Los invitados que aún estaban, pusieron toda la atención en nosotros tres. La música ayudó un poco a disfrazar nuestra discusión.
-Yo...Alex estaba muy nervioso, frente a Lauren y sus ojos acosadores. Quien no lo estaría. Lo iba tomar por el cuello pero me interpuse entre ambos.
-Lau, amor.
Le dije despacio ella no me miraba a mi. Dios, iba a ser tan tonto que le pegará, era nuestra boda, ella aún llevaba su vestido y todos lo iban a presenciar. Una mujer a un hombre, o más bien a un gay. Lo quería golpear.
-¿Quieres que lo pregunté de nuevo?
Le dijo entre dientes. Marcus también había llegado hasta nuestro sitio.
-Lauren por favor, no levantes la voz. Le dijo tocando su hombro. Ella no lo miró, ni a mi, solo a Alex.
Claro visto todo desde lejos, el hecho de que Alex me tocará el vientre, ambos con una sonrisa parecía otra cosa. Entendia que se enfadara.
-Mi amor, hey, ¡Lauren!
Le grité. Ella me miró por fin.
-Oye, esta bien ¿si? Vamos adentro. Le dije, sin embargo cuando la intenté mover fijó sus ojos de nuevo en Alex quién me miró aterrado.
-Ve a tu mesa Alex esta bien.
Le dije apenada. Lauren se quedó estática y luego empujó un poco a Marcus, caminaba furica hasta la casa. Yo me disculpé con todos y caminé dentro.
Lauren daba vueltas en la sala, se había quitado los zapatos y tocaba su cabello con insistencia.
-Lauren, por dios ¿que te ocurre?
Dije molesta.
Ella me miró, también estaba molesta. Ambas a solas afortunadamente.
-No vas a decir nada.
Lo di por hecho y me encaminé al baño de nuestra habitación, aquí venían las lágrimas, no me agradaba estar tan sentimental.
Pasé minutos ahí encerrada pensando en que hacer para arreglar el mal entendido, dios pero no sabía cómo hacerla entender que ahora era su esposa, suya.
Las lágrimas habían cesado pero mi molestia a su actitud tan tonta no.
Escuché que alguien habría la puerta de la habitación y luego se dirigía a paso lento hacía donde yo estaba.
Era ella. Sus pies descalzos aún.
La imaginé recargando la cabeza sobre la puerta y rendida.
-¿Amor? Giró la perilla pero estaba bloqueada.
Suspiró profundo. -¿Cami puedes abrir?
Mi corazón latía muy rápido, si quería pero también quería hacerla sentir un poquito mal.
-Ya lo se amor, soy una tonta, no entiendo como cabe tanta estupidez en mi. Susurró. -Ya me disculpé con Aleck o Alex como se llamé.
Me quise reír aún así no le gustaba nada. -Estan todos bailando ahora ¿De verdad me vas a dejar sola? ¿No te parece muy pronto para pedir un divorcio?
Era tan hermosa siendo tan sincera, la amaba tanto y amaba su boba mente. Me acerqué a la puerta sin levantar sospecha de que iba hacia ella. -Me puse muy celosa, fui cruel, acabo de arruinar la fiesta, yo...no soporte la idea de que alguien hablara con nuestro bebé y tu lo permitieras. Usó un tono duro.
Rodé los ojos, iba tan bien en la disculpa pero siempre decía algo que lo arruinaba.  -Solo yo habló con el y solo yo puedo tocarte y sentirte a ti y a nuestro hijo o hija ¿Amor?
Estaba recargada en la puerta ahora y su voz sonaba triste. Abrí la puerta de forma brusca casi haciéndola caer sobre mi. Me miró triste y yo fingí odiarla.
-Quiero el divorcio. Sentencié.
Sus ojos se abrieron de golpe y no supo que decir.
Se respiraba la tensión entre ambas.
Yo solté una carcajada. Me miró confusa. -Dios, eres una tonta ¿sabes?
-Ya lo sé, pero por favor no me dejes Cami, eres mi esposa ahora, por favor. Suplicaba confundida.
-Número uno Lauren, nadie menciona la palabra divorcio el mismo día de su boda, número dos no voy a hacer el oso de separarme de ti hoy y número tres más que obvio, Alex jamás habló con el bebé, solo me dijo que estaba muy estusiasmado con la idea de ser madre algún día.
-¿Madre?
Rodé los ojos, de todo lo que había enunciado solo se quedó con eso.
-Ya te dije que es gay, Lauren, gay, es más le pareció atractivo Marcus, genio.
Le dí un sape divertida y salí con ella siguiéndome.
-¿Entonces significa que me perdonas?
Sus brazos rodearon mi cintura por la espalda impidiendo que yo caminara.
-Eso lo arreglamos terminado la fiesta.
En un gesto atrevido y divertido, pegué mis nalgas en su centro. -De ti depende que te perdoné y no exista un divorcio prematuro.
Le dije con voz seductora, ella carraspeó un poco insegura y asintió. Besó mis hombros en muchas ocasiones hasta que me llevó al jardín para bailar.
La noche se estaba haciendo larga y yo estaba agotada. Con zapatos en mano despedí a todos, incluso a Kilian quién decidió solo irse con los padres de Lauren a dormir. Solo era en la casa de a lado.
Marcus nos dió un beso en la mejilla y dirigía a la pequeña orquesta hacía la salida, con instrumentos y todo.
El jardín era un desastre pero eso de limpiar no iba a ser en ese momento. Yo solo moría por ir a la cama.
Amy me mandó un mensaje que me hizo sonreír.
~Venga sorprende a tu esposa con eso que ensayamos~
Ni siquiera estaba segura de lograrlo, estaba agotada y que tal si me quedaba dormida a medio baile sensual.
Lauren me encontró mirando el celular.
-Venga esposa, vamos adentro, aún falta la mejor parte. Gruñi.
Con algo de esfuerzo y entre risas me cargó como un nuevo matrimonio y entramos a la casa. Me bajó de inmediato.
-Mmmm te cargaría hasta la habitación pero estoy ebria. Se rió sobre mis labios.
Yo había enredado mi mano en su cabello.
-Solo vamos ¿Quieres? Muero de sueño.
-¿Solo quieres dormir? Preguntó frunciendo el ceño.
-Genio, quiero hacer el amor contigo y después dormir.
Le susurré cerca del oído.
Apenas entramos a la habitación Lauren desabrochó su vestido y se lo quitó, luego se aventó a la cama. Si estaba algo ebria.
-Venga hermosa, quítate eso o ¿Te ayudó?
Mordía su labios inferior provocativa.
-Yo.
Con dificultad me bajé el vestido solo de los hombros, pero me contuve. Ahí estaba sobre la cama, como yo quería. Estaba tan atenta a mis movimientos que se sentó cuando yo me dirigí al reproductor. Decidí que esos ensayos tenian que rendir frutos. Le dí comenzar y al instante en la habitación comenzó a sonar Partition de Beyoncé.
Apagué las luces y solo usé la lámpara con luz roja a lado de la puerta. Todo parecía tan sexy. Lauren abrió los ojos cuando la miré.
Su braga y sostén negro me hicieron excitarme demasiado. Con movimientos lentos y sin decir nada comencé a bajar mi vestido al ritmo de la música. La miré perder el habla y tal vez la respiración. Dios, su mirada me decía de todo menos cosas buenas. La estaba calentando. Apenas logré sacar el vestido retrocedí para que viera el conjunto que había comprado solo para ella. Blanco y de encaje.
Sonrió de forma seductora y quiso acercarse hacía mi pero yo negué.
-Quieta ahí. Le dije. Ella gruñó, había abierto sus piernas y acariciaba su parte interna.
Continúe con el baile sin detenerme, acariciaba mi piel imaginando que era ella y lo disfrutaba tanto, mirarla ahí tumbada sin poder hacer nada y con sus ojos verdes tan penetrantes, excitada.
Mientras acababa la música, mordí mi labio y subí a la cama poco a poco hasta su boca. La besé y la música se detuvo, pero tenía mejores planes. Ella sonreía complacida.
-Eres increíble. Susurró, apenas y hablaba.
Besé sin perder mi oportunidad su boca, con mucho deseo como ella me hacía sentir, sus manos jugaban con el encaje de mi ropa interior y luego acariciaban la parte de mi cuerpo que yo permitía, cansada de provocar así me senté en su regazo y luego en su centro, yo pusé mi centro sobre el suyo. Mientras comenzaba una nueva canción lenta. Muse de OCAD, me balanceaba sobre su centro una y otra vez siguiendo el ritmo, lento y luego rápido, con mis manos sostuve las suyas y las llevé a los lados de su cabeza. Sonreía de forma tan pervertida que yo no hacia más que morder mi labios y sentir placer, estábamos llegando y sin desnudarnos por completo, algo tan caliente. Cuando la música hacía temblar el lugar yo comenzaba de nuevo.-Voy a llegar bebé. Dijo con voz tensa, estaba sudando, realmente lo disfrutaba. Le solté las manos y tocó mis caderas para ayudar a moverme, mi torso se arqueó y también incliné mi cabeza hacía atrás, no podía más estaba alcanzando el orgasmo, lo sentí, de pronto Lauren sujetó mi espalda y besó la piel libre de mi sujetador. Me apretó mientras se movía conmigo, tan intenso, que ambas gritamos el nombre de la otra. Besó mi cuello, lo lamía y succionaba mi piel sin detenerse.
-Tan mía, eres mía Camila.
Con rudeza me sujetó del cabello y me llevó hasta sus labios, donde me mordió a placer, yo gemía por su ataque.
Me sostuvo con fuerza y me llevó, me acostó con más tranquilidad en la cama y se montó sobre mi.
-Es mi turno. Dijo en mis labios, yo no podía hacer más que entregarme. Siempre era así. The Weeknd sonaba de fondo.
Sus manos jugaban con mi piel, daban caricias tiernas, luego me sujetaban con brusquedad. Dolía pero era placentero. Con dificultad dificultad logró retirar mi sujetador, mis pechos un poco más grandes por el embarazo, quedaron libres y ella los miró como si fueran una maravilla del mundo. Levantó sus cejas juguetona, sabía que estaban más grandes. Con pasión comenzó comenzó a lamer mis pezones ya erectos, uno lo sujetaba con los dedos y al otro lo atendía con la lengua. Arqueaba mi cuerpo, estaba excitada, demasiado. Jamás me había sentido así.
La ayudé a quitarse lo que quedaba de su ropa y se posiciono en tijera sobre mi. Si, eso era lo que quería.
Con cuidado me quitó la braga y los accesorios de la lencería.
Dí un grito cuando unió sus pliegues con los míos, ambas húmedos y necesitados. Ella se comenzó a mover, yo revolvía mi cabello y me sujetaba de la sábana con fuerza. Mi muerte llegó cuando había decidido seguir el ritmo de la música. Por dios.
-¡Lauren!. Grité cuando arremetió contra mi cuerpo, apretó su agarre en uno de mis pechos.
Sus movimientos a partir de ahí fueron rápidos y constantes haciéndome estallar en minutos, ella duro más y ansiosa buscó de nuevo mis labios.
-Tan dulce. Susurró.
Dirigí mi mano libre a su entrada y con exactitud la penetre con dos de mis dedos. Cerró sus ojos con fuerza y gimió.
Ella hizo lo mismo conmigo pero en mi caso, fue más lenta y con cuidado. Se movía de maravilla con sus dedos y me hacía ver las estrellas, sonreír como tonta y gritar de placer, ella gemía alto, como nunca.
Entre movimientos nos besábamos hasta morder, en uno de esos momentos yo logré abrir su labio, sentí el sabor de sangre en mi boca. Ella gimió.
-Dios Camila, me encanta.
-Tu me encantas. Grité cuando logró entrar mucho más en mi, su centro apretó mis dedos, estaba por llegar y yo me excite a tope, sentía consquillas en el ábdomen y mi corazón salir de mi pecho. -Voy a follarte así toda la vida. Dijo con voz ronca y autoritaria.
Yo reí complacida. -Yo lo aceptaré toda la vida.
Nos besamos mientras alcanzamos el orgasmo, sentí su respiración cansada en mi cuello, ella había sacado sus dedos de mi y yo la seguí, sujetó mis manos sobre mi cabeza.
-Te amo demasiado Camila. Me miró a los ojos, esos ojos hermosamente verdes, mis ojos la miraron con la misma intensidad.
Lo que no se ve ¿Recuerdas? Te siento mi amor. Le dije con la mirada, ella sonrió de lado y me besó de forma tierna.
-Te amo con todo mi corazón Lauren.
Contesté antes de acurrucarme en su cuerpo y dormir plácidamente.

Lo que no se ve Donde viven las historias. Descúbrelo ahora