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LAUREN
Que se hicieran más frecuentes los síntomas me hacía preocuparme, había prometido a Camila revisar mis ojos pero con los últimos días lo había olvidado. Se sumaba a la lista está mañana un episodio más.
Cuando me pidió llevar al pequeño al colegio me negué de inmediato usando como excusa algo que necesitaba hacer en la casa, al principio se mostró indiferente pero sus ojos me decían lo que sentía, ella se sentía igual de confundida que yo, sabía que algo andaba mal y que le estaba ocultando algo. Después de que ambos salieran me arrepentí de no decirle nada, ella no merecía mi actitud y mucho menos lidiar con mi problema.
Cerré mis ojos con desesperación y comencé a llorar, no me gustaba nada lo que me pasaba y mucho menos que sucediera tan seguido.
Después de pasar dos horas más en la cama logré ponerme en pie sin sentir que algo aplastaba mi cabeza. Me vestí como pude y limpié una parte de la casa para luego rendirme sobre el sofá, quería llamar a Camila y contarle lo que sucedía pero al mismo tiempo no deseaba asustarla.

CAMILA
-Estas distraída. Dijo algo mi amiga a lado mío.
-¿Que dijiste? Le pregunté.
Cuando no me contestó decidí mirarla y descifrar que ocurría.
-Lo ves. Sus ojos entrecerrados trataban de comprender. -Estas distraída Camila, dime qué te pasa.
Los papeles que ordenaba sobre el archivero por fin encontraron espacio. Frustrada regrese a mi asiento.
-Dime. Exigió está vez siguiendo mis movimientos y recargandose sobre mi escritorio.
Un suspiro salió de mis labios al recordar a mi novia está mañana, parecía de mal humor y además se había negado a levantarse, cuando la mayoría del tiempo era la primera en estar de pie exigiendome un beso de buenos días. Además se había negado a dejar a Kilian en el colegio.
-Es Lauren.
Bufó Amy. -Dios, siempre es por ella ¿Ahora que hizo?
-Ese es el problema, ella no hizo nada.
Amy soltó una risita.
-Así que Lauren no te atiende en ese aspecto, tan simple como secudirla y....
-No es eso Amy. Rodé los ojos por su insinuación.
Tapo su boca con sus manos y esperó a que dijera algo.
-Lauren no se levantó esta mañana y no quiso llevar a Kilian.
-Pero eso tiene una explicación, estaba cansada o no se.
-No era eso, la conozco bien.
Amy miro su reloj. -¿Entonces? Habla pronto se acerca la hora de salir a comer.
-Son sus ojos, se ha sentido enferma pero no me lo dice, ella prefiere encerrarse a si misma y evitar mi presencia.
-Debes darle el espacio. Replicó, como si fuera obvio
-No Amy, algo malo está pasando y no me deja ayudarla.
El resto de la mañana no obtuve más que sermón por parte de mi compañera, diciéndome que lo mejor era darle el espacio suficiente y que fuese ella quien me contara lo que pasaba realmente. Yo temía que su confesión me dañara o nos dañara a ambas. Necesitaba sentirla cerca y también a salvo.
La hora de comida fue mucho más difícil por que Kilian se la pasó preguntando todo el tiempo sobre Lauren, ¿Porque no había ido por el? ¿Porque la había hecho enfadar? Entre otras preguntas en las que dejó muy en claro que estaba molesto y triste, lo más extraño que no era con ella sino conmigo.
Se cruzó de brazos frente a mi de regreso a la oficina y fijo su mirada sobre mi, era amenazante como tratando de decirme que estaba muy molesto conmigo por tratar mal a su Lolo. De vez en cuando soltaba un gruñido. Amy se río de la manera en la que estaba actuando mi hijo.
-Vaya que está molesto.
Yo negué fingiendo sentirme divertida y la mire mientras ambas consultamos algunos formatos en la computadora.
-Si, bastante y no se que hacer. Le confesé.
-Pues comprale un helado o....
Mientras ella charlaba más de la cuenta se me ocurrió que la única forma de convencerlo y darme tiempo con Lauren, era llevarlo a pasar un rato en la casa de mis padres.
-Ki. Le hablé para que me mirara.
-¿Que pasa? Dijo con un tono de voz fuerte y me miraba frunciendo el ceño. 
Esta vez logró enfadarme. Su actitud era muy mala.
-Deja de hablarme así, lo único que ganarás es un fin de semana sin vídeo juegos.
Su postura cambio a una de inseguridad. No me gustaba actuar así con el pero esta ocasión lo ameritaba.
-Bien. Dijo en un susurro.
-Voy a llevarte a casa de los abuelos sólo será un rato ¿Te parece?
Aunque fingió no estar entusiasmado, se giró en la silla seguro para sonreír. Amy me guiño cuando mi plan funcionó.
A la salida mi angustia había crecido, Lauren no había hecho ninguna llamada y me sentía demasiado ansiosa.
Al llegar a la casa de mis padres les dije que necesitaba arreglar una situación y que Kilian no podía venir conmigo, el por supuesto se quedó con ellos de un humor mucho mejor.
-Vengo por ti en un rato amor. Le dije mientras coloque un beso en la mejilla, el quiso alejarse pero lo jale con cuidado.
-Dame un beso Kilian.
Trato de arreglar su cabello un poco largo y se giró para luego regalarme una media sonrisa. Me beso en la mejilla de forma rápida y corrió hacia la sala. Yo solo me encogí de hombros cuando mi madre me dió una mirada de interrogación.
-¿Que ocurre? Pregunto algo intrigada por la repentina visita.
-Cuando lo solucione te lo contaré. Le dije para que se quedará más tranquila, me acerqué para que me diera una caricia tierna y salí diciéndole que me saludarla a papá y Sofía. -Vuelvo en unas horas.
Conduje hasta la casa a una velocidad moderada, también necesitaba pensar un poco y elegir bien las palabras hacia Lauren.
Cuando me estacione mire por la ventana que todo estaba muy silencioso, por instinto vi hacia la casa vecina por si Lauren se hubiera ido allá.
Gire la llave sobre la puerta al notar que estaba bloqueada y abrí con duda.
El pasillo estaba solitario y hacia la sala no se escuchaba ni un ruido.
-¿Lau? La llamé despacio.
No respondió y camine hacia el dormitorio después de verificar en la cocina.
-¿Amor? La llamé pero no contestó.
Cuando entre al sitio, mire su cabello sobre la cama. Estaba sentada en el piso y recargaba la cabeza sobre el colchón. No se movió un poco al escucharme entrar y sin dudar me dirigí hacia donde estaba. No nos miramos pero sentí como se tenso al sentarme a su lado.
Quité mis zapatos y los coloque a un lado para estar más cómoda flexione mis rodillas hasta acercarles hacia mi pecho y recargue mi cabeza en ellas. Su respiración era lo único que escuche por unos minutos, ninguna dijo nada.
-¿Y el niño? Pregunto con voz débil, había llorado, deduje su tono siempre era así cuando estaba triste.
-Con mis padres. Le contesté.
Otra vez guardo silencio pero esta ocasión duro poco, de pronto la habitación se llenó de sus sollozos. La miré con desesperación y me acerqué para abrazarla pero ella me detuvo.
-Me estas asustando Lau. Le confesé.
Ella controlo su llanto por un rato y luego de limpiar sus lágrimas me miró.
Ambas teníamos los ojos humedecidos y a diferencia de mi, sus mejillas sonrojadas indicaban que tenía bastante tiempo llorando.
Con precaución moví mi mano derecha hacia su mejilla temiendo que no me dejara tocarla, pero cuando roce su piel ella sólo intento acercarse a mi, recargo su cara sobre mi mano y me dejó acariciarla. Cerró sus ojos al momento de sorber por la nariz.
Yo aproveché la poca distancia que nos separaba y roce mis labios con los suyos. Sin moverme sobre ellos, sólo los toque de forma firme y suave.
Ella quitó mi mano y luego me abrazo tanto como nuestra posición nos permitió.
-Perdón por actuar así contigo bebé.
Me dijo después de besarme de nuevo.
-No me gustó nada, pero estas perdonada por solo el hecho de besarme así.
Ella se río de forma débil y apretó de nuevo nuestros labios.
-Te amo. Dijo colocando su boca en mi cuello.
-Te amo mucho más. Le susurré al oído.
-Me sentía muy mal en la mañana y no quise preocuparte.
-Me di cuenta.
-Ya lo sé, aun así no hice nada, perdón.
-Olvídalo, mejor dime lo que pasa.
Le rogué, ella unió nuestras frentes.
-Fui al doctor y me ha asustado, le dije sobre los episodios que he tenido últimamente, frecuentes y mucho más intensos, sin hacerme pruebas me dijo que tal vez la cirugía pueda fallar después de años, mis ojos no están bien ahora y tal vez...jamás lo estén.
Dijo, término en un tono muy bajo y recargo su cabeza en mi hombro.
Tome su mano con fuerza, trataba de pensar cosas positivas pero imaginarme a Lauren sin ver de nuevo me provocaba un vacío enorme en el estómago y el pecho.
La Lauren actual me gustaba mucho más, su actitud hace años era de inseguridad, desconfianza y me preocupaba como de triste se pondría al dejar de ver sin ninguna oportunidad de remediarlo.
-Debes hacerte pruebas Lau y estar preparadas.
Ella se estremeció y me dejó de tocar, se alejó y se pusó de pie para comenzar a dar vueltas en la habitación.
-¿Te estas escuchando? Malditamente ¿Lo haces?
Gritó frente a mi.
-Lau.
-¡No! No quiero la compasión, ya tuve suficiente antes. Sus ojos estaban cansados y rojos, los cubrió y se dejó caer en la cama.
Sus sollozos salieron de nuevo, está vez sacudiendo su cuerpo con fuerza.
-Lau. Le dije soltando un sollozo igual de doloroso, no me gustaba verla sufrir.
Sin dudar me subí sobre su cuerpo y tratando de controlar su llanto me recargue por completo sobre ella. Ambas lloramos por un rato.
-No me gusta sentirme dependiente. Admitió. -Y si sucediera de nuevo no quiero que tú estés al pendiente de mi, no quiero que Kilian pase por esto. Su voz sonaba tan triste que dudaba si podía hacer algo para remediarlo.
-Aun debes hacerte estudios cariño, debemos estar un poco más tranquilas, yo te prometo que estaremos bien los tres.
Limpie las lágrimas de sus ojos y cuando cerro sus ojos yo aproveché para besar sus párpados.
-No cambiará nada Lau, yo estaré contigo.
Sus manos acariciaron mi cabello, su respiración poco a poco volvía a la normalidad y limpio sus mejillas algo enfadada con ella misma.
-No me gusta llorar. Confesó.
-Y a mi no me gusta verte hacerlo.
Con ternura colocó un beso sobre mí cabeza y continuo acariciando mi cabello hasta que me sentí tan cansada que caí en un sueño profundo. Su pecho siempre era el lugar perfecto para apoyar mi mejilla, escuchar los latidos de su corazón, oler su fragancia y cuidar mis sueños.

LAUREN
Desde luego que ellos no merecían esto, no merecían lidiar con mi problema, si algo malo sucedía necesitaba alejarme de ellos y dejarlos vivir tranquilos.
Suspiré cansada luego de derramar hasta una última lágrima, la respiración de Camila aún era lenta y me hacía cosquillas en el cuello, la mire todo el rato, sin duda me volvería loca al no volver a ver esta imagen. Ella dormida, era lo más tierno sobre la tierra.
Bese su mejilla en varias ocasiones y toque su cabello tratando de grabar mi tacto en ella, sus manos estaban rodeando mi abdomen y su cuerpo aplastaba el mío contra la cama.
El tono de mi móvil me distrajo de la increíble tarea de observarla.
Estire mi brazo para tomarlo de la mesa de noche.
-Hola. Descolgue.
-¿Lauren?
Sofía pregunto por mi.
-Si, ¿Que ocurre?
-¿A caso no han visto el reloj?
Me separé el móvil del oído para poder observar la hora. Me estremecí al notar que era muy tarde y aún Kilian estaba con ellos.
-Demonios. Solté.
Su risa se escuchó y un reclamo por parte de Kilian la interrumpió.
-Iremos en unos minutos. Le dije antes de colgar.
Mis manos sacudieron el cuerpo de Camí.
-Mi amor, debemos ir por Kilian. Susurré.
Se tenso al instante y en el mínimo de tiempo ella conducía para la casa de sus padres.
Durante el camino trato de distraerme y hablamos de temas variados.
-Kilian estaba enfadado conmigo por que pensó que yo te hice enojar.
Reí sin control al imaginarmelo. -Le pegas tu mal genio.
-Algo debió obtener de mi.
Le dije sin pensar, ella dejó de mirar enfrente por instantes y se enfoco en mis ojos.
-Lo se. Sonrió como nunca.
-No me hagas esas caras de ternura, tu sabes que a Kilian lo quiero como si fuera mío. 
-Es tuyo, de ambas. Dijo sonriendo.
-Ojala fuera tan fácil Cami, antes debemos charlar con él, casarnos y mudarnos juntos, mirar como funciona todo.
-Lauren, pero si vives con nosotros y la verdad es que sin estar casadas las cosas marchan bastante bien, ya sabes armonía y amor en el hogar.
Aún así no me sacaba de la cabeza que necesitaba solucionarlo y decidirnos por llevar una vida más familiar, respetar lo que Kilian pensara y sobre todo convencer a los padres de Camila que la relación era sería.
-Ayer sobre la llamada que recibí, Marcus esta muy enfadado conmigo por que ha tenido que cancelar ya varias firmas, por más de tres semanas y bueno creo que me fastidio bastante. Le dije al recordar por que me había ido a dormir la noche anterior tan frustrada.
-Es tu trabajo Lau, quizá debas tomarte ese tiempo y cumplir con el acuerdo que ya tenían.
-No quiero alejarme de ustedes.
Coloque un beso sobre su mejilla.
Ella sonrió como nunca y siguió conduciendo.
Mientras siguió con su trabajo está vez no pude resistirme y me acerqué a su cuello. Comencé a besarla en su punto débil.
-Lau, espera. Sus manos sostenían con fuerza el volante.
-Cami lo necesito de verdad. Susurré en su oído.
-Ya lo sé, ¿Pero que pasa si me distraigo lo suficiente?
Bufé enfadada.
-Tienes razón. Reacomode mi cinturón de seguridad y el resto del viaje sólo la mire.
-Habla con Marcus y dile que para el lunes estarás allá.
-No me iré.
-Es tu responsabilidad Lau debes ir.
Me enfado sólo el hecho de alejarme de ellos una semana.
-No quiero. Dije como si fuera una niña pequeña.
-¿Entonces piensas mantener a la familia sólo con amor?
Pregunta esta vez llegando al punto.
-No. Gruñi.
-Vale pues entonces tienes que ir a trabajar, nosotros estaremos bien aquí.
Camila trató de convencerme a toda costa que regresará una semana a Vancouver.
-Ya Camí, no me iré sin ustedes y fin.
-No puedes hacer eso, Marcus va a terminar odiandome y sinceramente creo que es indispensable que vayas.
-Vengan conmigo. Le supliqué con un puchero.
-No podemos, yo trabajo y Ki va al colegio.
Me rendí cuando mencionó lo del colegio de Ki en definitiva el no podía faltar.
Cuando por fin llegamos a la casa de Sinu y Alejandro el pequeño se lanzó a mis brazos demasiado afectivo.
Reímos por un buen rato y lo contente en tan sólo unos minutos. Ya de regreso a casa el se quedó dormido en el asiento trasero.
-Dios, no entiendo como lo convences tan rápido, conmigo se hace el difícil.
-Por que me ama demasiado y creo que pensamos igual. Trate de presumir la relación que llevaba con el pero sólo gane que Camila rodará los ojos. Me causó mucha gracia y para evitar que se molestara en un semáforo le robé un beso.

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