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LAUREN
-No hay problema conozco muy bien a Ki.
Ambas asistimos con la cabeza por casi 5 minutos y tratamos de esquivar nuestras miradas, parecía que el pequeño se tardaba a propósito. Necesitaba que estuviera aquí ya, para que el momento dejara de ser incomodo.

-¿Porqué has regresado?
Dijo de repente, lo cual produjo un cosquilleo en mi estómago, no podía decirle el verdadero motivo al menos no tan rápido, quería crear una relación sólida con ella, por el bien de todos y lo primero que debía hacer era ganar su confianza.

-Mmm...bueno hay varios motivos pero el principal... ~Eres tú~ estuve a punto de soltarlo. -Era tomar otros aires, casi he terminado el segundo libro y al estar aquí hace un mes me gusto bastante, es como estar en casa después de años, además se lo prometí a Judith.
Ella levantó sus cejas y me miró por unos segundos antes de quitar sus ojos de los míos, estos estaban llenándose de lagrimas y no sabía que hacer, aún dolía la ausencia de Judith, ella lo sentía más que yo, practicamente era su hija.

-¿Qué le prometiste? Preguntó luego de que se recompusiera de lo anterior, aún así se escuchaba débil su voz, como si tratara de ocultar un sollozo y un nudo en la garganta.

-Que vendría y pasaría aquí una temporada, dijo que sería bueno recordar viejos tiempos y visitar lugares, claro que me tarde demasiado y bueno...yo no pude aprovechar ese tiempo con ella.
Terminé y sentía como una tristeza profunda me inundaba, no la tenía a ella y de verdad que necesitaba un abrazo, ese que mi madre fue incapaz de darme.

-Lo entiendo ¿Y cómo vas en la casa?
Eso me hizo recordar el desastre que había y todo lo que tenía que reaparar si que solté una corta risa.
Me recargué en el sofá y ella no dejó de esperar mi respuesta.

-Bastante mal, quisé reparar todo yo pero hace falta mucho asies que...no..
En ese momento el chico salió por el pasillo y con una sonrisa enorme, ambas desviamos la mirada a él.

-¿De verdad repararas todo tu?
Preguntó curioso, siempre aparecía y escuchaba todo, era gracioso y a la vez me metía en problemas. Asentí con la cabeza.

-Yo puedo ayudarte. Dijo entusiamado, miré a su madre y luego a él, lo repetí en varias ocasiones.

-No creo que debas molestar tanto a Lauren hijo, ella te lo dirá si es necesario.
Agachó la cabeza rendido y me hizo recordar que para reparar la pintura necesitaba varias manos así me ahorraría tiempo.

-Puede ayudarme y no me molestas pequeño.
Le dije y acaricié su cabello. Camila no estaba contenta lo notaba desde lejos, desde ayer y ahora mucho más.

-Debemos salir entonces. Dijo por fin para cambiar de tema. El viaje al centro comercial fue rápido y mentiría si dijera que no había disfrutado ese tiempo con ellos.
Hasta el momento había obtenido muebles para mi habitación, cosas necesarias para la cocina y unas lámparas nuevas. Kilian había ayudado eligiendo un par de cosas pero su madre se mantenía distante observando todo y girando las llaves en sus manos. Mientrás Ki observaba entretenido mirando instrumentos musicales decidí acercame a Camila.

-¿Qué te ocurré? Pregunté directa.
Su postura se pusó tensa y deviaba a todo lugar su mirada de la mía asi que fastidiada tomé su hombro para obligarla a que me pusiera atención.

-Nada...¿Qué deberia ocurrir?

-Actúas raro, distante y algo mal hacía mi.
Su enfado se notó en su cara.

-No hagó eso.

-Lo haces. Contrataqué con voz baja al notar que las ultimas palabras de Camila habían llamado la atención del resto de los clientes.

-No. Insistió y yo rodé los ojos.

-¿Te molestá que haya regresado? Pregunté una vez más tratando de provocarla.
Soltó su hombro de mi mano y me miró de nuevo, esta vez me miraba tratando de clavarme algo en la cabeza, mentalmente.

-Bueno...¿Qué esperabas? Qué Ki y yo ¿Te hicieramos fiesta de bienvenida?
Ella se alejó tomando a su hijo y adelantando su paso, a partir de ese momento lo único que me quedo fue caminar tras de ellos y comprar algunas cosas mientrás ambos parecían muy felices recorriendo el centro.

Lo que no se ve Donde viven las historias. Descúbrelo ahora