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CAMILA
-¿Estarás asi conmigo toda la vida?
Le pregunté algo dudosa.
El negó con la cabeza y en ese momento se escuchó como algo caía, tarde unos segundos en comprender donde había sido para entonces Ki corría a la casa de lado, yo lo seguí.
Al llegar Ki tocaba la puerta, pero sin dudar yo la abrí mirando en la sala como Lauren se ponía de pie sacudiendo su ropa, una escalera estaba tirada en el piso. Notó nuestra presencia cuando Ki se acercó para saber si estaba bien.

-¿Qué fue eso? Dijo él.

-Kilian...amm...bueno estaba limpiando esa parte del techo y la escalera resbalo. Contestó mirando hacía mi.
Coloqué mi cabello tras de la oreja y me recargué en un muro. Por fin al notar que se encontraba bien, me di la oportunidad de mirar la casa, estaba casi perfecta ahora, varios muebles ya estaban en su lugar, elegantes y en un color negro, los muros estaban llenos de pinturas llamativas y una televisión inmensa ocupaba un espacio grande en la sala.

-¿Vaya lo has hecho tu sola? Dijo sorprendido Ki.

-Si ¿Quedó bien?
Ki y yo respondimos un si al mismo tiempo y eso hizo soltar una carcajada a Lauren.

-Gracias por venir a recoger mi cuerpo...pensé que iba a morir.

-¿Segura de que estas bien?
La recorrí completa para cerciorarme de los que decía.

-Creo que si.
Todos nos quedamos sin decir nada.

-Se quedan a cenar. Dijo Lauren más como una orden, no me dió tiempo a pensar la respuesta fue mi hijo quién se encargó de responderle. Minutos después estabamos viendo una película y disfrutando de una pizza. Bueno solo había alguien que lo disfrutaba, Lauren trataba de actuar bien desde el pequeño incidente de la tarde y evitaba mi mirada todo el tiempo, quería obtener una de sus sonrisas para saber que todo estaba bien, pero nunca llego.
Kilian corrió a la casa por todo el jardín, creo que su plan era dejarnos solas para despedirnos y ser amigas así el no tenía problema en salir con Lauren.

-Buenas noches Lauren. Dije tratando de irme de su casa, ambas estabamos de pie en el umbral de la puerta.

LAUREN
Estaba cansada de la situación así que sin importarme nada me acerqué a ella, casi rozando nuestra nariz, incliné mi cara y ella cerró los ojos. Me causó algo de gracia que respondiera así, la sacaría de quicio antes pensé, así que le di un leve beso en su mejilla.
Me separé lo suficiente para ver como respondía, abrió los ojos algo sorprendida y su sonrojo no paso desapercibido. No dudo en darse la vuelta apresurada y casi correr a casa.
La sonrisa que en ese momento tenía en mi rostro no iba a desaparecer al menos por algunos días. ¿Quién la entendía? Estaba enfadada conmigo por tratar de meterme en su vida y luego de le nada le parecía bien que la besara.

CAMILA
28 años, 1 hijo de 10 y me sentía como un adolescente, caminar apresurada era lo peor que pude haber hecho, pero no sabía que más hacer, me había entregado a ella sin pensarlo, solo basto que si inclinara hacía mi y yo sin dudar la insite a que me besara. Cuando ni de chiste lo iba a hacer. Soy una tonta.
Cuando cerré la puerta de la casa recargué mi cabeza hacia atrás y cerré los ojos, su olor aún estaba conmigo y ni hablar de los latidos de mi corazón, mis manos sudando y mi respiración acelerada. Negué hasta que una sonrisa involuntaria invadió mi humor. Dios, es muy coqueta, Lauren era demasiada tentación para mi aunque me molestará su actitud.

-Mamá. Llamó mi hijo, yo di un salto en mi lugar y el comenzó a reírse sin parar.
-¿Qué ocurré? ultimamente te asustas con todo.
Le lancé una mirada maliciosa antes de correr tras de él para hacerle cosquillas. Cuando estaba a punto de dormirse habló conmigo.

-¿Porqué no te agrada Lauren, mamá?
Aquí ibamos de nuevo con eso, si hacía que mi corazón saltará en mi pecho cada vez que la veía no quería saber lo que significaba que me agradará, tomé un respiró profundo.

-No es eso Ki, ella...bueno, no
la conozco bien y no creo que tu debas hacerte cercano a ella.

-¿Porqué mamá? Dijo en forma de reclamó.

-Solo debes obedecer a lo que te digo, ya duerme cariño.
Deje un beso en su frente al levantarme de su cama para salir.

Lo que no se ve Donde viven las historias. Descúbrelo ahora