149

7.1K 350 13
                                    

LAUREN
Marcus me animaba a caminar por ese camino de flores, por mi insistencia era yo quién la esperaría en el altar, junto al juez y mirando al camino por donde en cualquier momento aparecía Cami guiada por su padre.
Tomé mi lugar y sonreí al mirar el hermoso arco de flores a mi espalda, realmente hermoso, con sus flores favoritas. Finalmente lo había conseguido y la amenaza al florero si había sido necesaria.
Las sillas donde sentados todos esperaban eran ocupados por mi familia, sorprendiendome mis padres sonreían tomados de la mano, Marcus y una chica guapa, Aiden junto a su esposa e hijo, Amy y su hermano.
Por parte de Cami estaban su madre, seguida de Sofía y su novio. Todos me sonreían. Kilian me miraba feliz, ahí estaba sentado tomando la mano de mi madre, con quién tenía una excelente relación. De ahí en más eran algunos chicos que trabajan conmigo en la editorial, escritores y compañeros de oficina de Camila.
El juez a mi espalda me susurró.
-Suelen tardar así, como si supieran que es necesario hacerte pensar que no llegarán pero cuando menos lo esperas aparecen para deslumbrarte, sonrientes y de blanco.
Me reí con sus palabras, yo jamás dudaría de Camila, sabía que estaba igual de ansiosa por aparecer y terminar con toda la ceremonia, moría por besarla y decirle a todo mundo que era mi esposa, por fin.
Mi padre me dirigió una mirada de seguridad: "estamos contigo hija" habían dicho ambos cuando los abracé en el aeropuerto.
El ritual para entrar a nuestra antigua casa fue doloroso, mucho mas para mamá, los tres lloramos en la sala al recordar a mi hermano. También aprovecharon y me pidieron perdón una vez más por todo lo que me habían hecho vivir. Yo los abracé y prometí que jamás los vería más con rencor, eran mis padres y los amaba. Ahora trataba de entenderlos.
Le devolví con un guiño.
Kilian se paró frente a mi y yo me agaché.
-Te ves hermosa Lolo. Dijo y besó mi mejilla.
-Tu eres todo un galán. Con su traje negro y corbata parecía todo un jovencito apuntado a conquistar chicas.
Mis lágrimas se llenaron de lágrimas al tenerlo así conmigo, después de la boda estaba más que decidida a poner mi apellido, oficialmente ser su madre.
-No llores Lolo. Se rió.
Decidí atender su sugerencia y reí junto a él. -Estoy muy emocionada por esto cariño, no sabes que tan feliz me siento por estar con tu mamá y estar contigo, los amo mucho.
-Yo a ti Lolo, y bueno quería pedirte algo. Sus ojos bajaron al piso apenado. Yo levanté su mirada a mi.
-Dime cariño.
-Yo bueno, pensé... Pensé que después de la boda podría...
Sabía lo que me quería decir, lo leí en sus ojos café, igual que los de su madre, lindos ojos café. Era algo que esperaba desde hace tiempo y que me parecía justo tratar antes de casarme con Cami.
-¿Puedo llamarte mamá?
-¿Puedo llamarte hijo?
Ambos dijimos al mismo tiempo y a modo de susurro, esto era algo entre nosotros dos. Algo importante. Al darnos cuenta que teníamos la misma idea en mente, reímos. Exacto, reía yo como una niña. La canción típica en las bodas comenzó a sonar, Camila estaba a punto de comenzar el camino hasta mi.
-Quiero que me digas mamá Kilian, cuando tu sientas que lo soy entonces puedes, tu eres mi pequeño hijo desde que te conocí, siempre fuiste el bebé de mis sueños, de mis ojos ahora, aunque quise pasar contigo más tiempo de pequeño y no pude, estoy decidida a hacer todo para que seas feliz y cuidarte por siempre, a ustedes, a mamá, a ti y al pequeño que viene en camino.
Kilian asintió contento y me abrazó.
-Gracias mamá, iré a con la abuela. Soltó, yo sonreí como tonta y dejé que se marchara a su asiento. Me pusé de pie y limpié algunas lágrimas que caían por mis mejillas.
Fue innecesario, por que apenas divice a Camila caminando entre rosas, me entró la nostalgia, ahí estaba, radiante como el juez había dicho, feliz y vestida de blanco. Simplemente hermosa, esa mujer iba a ser mi esposa. Sonreí y al mismo tiempo comencé a llorar.
Ella miraba a todos los invitados y apretaba su brazo sobre el de su padre, estaba nerviosa también.
Sus ojos por fin encontraron los míos. Fue algo tan profundo que no pude describirlo. Sus ojos café conectaron con el verde de los míos. Sus labios se abrieron más con su sonrisa y me fue imposible respirar.
Mi vestido y el de ella eran sorpresa, así que decidí que el suyo era mucho más lindo que el mío apenas lo vi, dios, ese encaje y completamente pegado a su cuerpo. ~Dios, la que me espera en la noche de bodas~ pensé.
Cuando se acercó más a mi me dí cuenta que sus lindos ojos también derramaban lágrimas.
-Nada de llorar amor. Le dije un día antes a la boda. Y mira era yo la más llorona de los dos en ese momento.
Se detuvieron frente a mi y su padre me miró a mi y luego a ella.
Despacio nos ayudó a deslizar nuestras manos juntas.
Su piel era tan cálida y apenas la toqué me sentía volar, los nervios desaparecieron.
Alejandro apretó mi hombro y besó el cien de Cami.
Ambas sonreímos a el y yo le guiñe.
Antes de girar hacia el altar lleno de flores Camila le pidió a Kilian tomar su mano y nos dimos un abrazo los tres.
Los invitados hicieron el típico Awww. Todos se sentaron y Kilian hizo lo mismo. El juez comenzó a hablar. En realidad no pusé atención a eso, yo solo miraba embobada el perfil de mi chica. Sus sonrisa no se borraba y sabía perfectamente que yo no le quitaba la mirada de encima. Apretó nuestro agarré para regañarme.
Me reí más alto de lo que creí por que el juez carraspeó la garganta pidiendo nuestra atención. Los invitados rieron.
- Lauren ¿Aceptas a Karla Camila Cabello Estrabao como esposa, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y así, amarla y respetarla todos los días de tu vida?
El juez preguntó minutos después, tomé ambas manos de Camila y la miré con todo el amor que sentía en esos momentos.
-Acepto. Declaré, ella sonrió y quiso acercarse para besarme. Los invitados rieron de nuevo.
Ya que el juez nos miró muy ansiosas continuó de forma rápida.
- Camila ¿Aceptas a Lauren Michelle Jauregui Morgado como esposa, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y así, amarla y respetarla todos los días de tu vi...
-Acepto. Dijo antes de que terminaran de preguntarle. Yo me reí. Leí en sus labios un te amo.
-Bien, Lauren tus votos, luego tu continúas. Le dijo a Cami.
Miré hacia los invitados y todos parecían muy divertidos, luego fijé mi vista a la hermosa mujer frente a mi.
Era la imágen perfecta, justo como lo imaginamos, en nuestro jardín, con olor a flores, Camila y un lindo atardecer de fondo.
-Siempre me pongo nerviosa cuando te miró tan callada. Dije y todos rieron de nuevo. -Camila.
Hubo solo silenció y su mirada. Quise besarla pero recorde que no podía hasta el final.
- Cami estoy realmente feliz de estar haciendo esto ahora, curiosamente era como mi mejor sueño. Desde que te escuché hablar ese día ¿Lo recuerdas? Frente a la pastelería de Aiden. El grito de nuestro amigo se escuchó al fondo. -En esos tiempos era una tonta e ignorante al amor, a un amor intenso sobre todo, no te podía ver pero apenas escuché tu voz quedé enganchada, me fuí caminando por la calle rogando al cielo poder escucharte de nuevo y cuando me alcanzaste comprendí que serías alguien importante en mi vida, te conocí y conocí al pequeño que lleva un nombre que comienza con K, no puedo decir de quién se trata. La risa de Ki inundó mis oídos, la amaba.
-Te ame tanto desde siempre y me parecía bastante extraño sentirme así contigo desde ese día, hoy lo comprendo perfectamente, por que era el destino guardando tanto para mi, yo le llamó a esto que siento por ti lo que no se ve, si alguien me pregunta ahora que es lo que siento por ti es eso, es amor puro, un amor que no puedo describir al cien por ciento, es algo que solo puedo sentir y demostrarte, por eso.
Hice una pausa para acariciar su mejilla.
-Prometo amarte, honrarte y apreciarte siempre. Prometo permanecer junto a ti en lo bueno y en lo malo. Prometo ser una esposa fiel y amante. Prometo ser la más comprensiva en la enfermedad y la tristeza. Prometo entregarte mi alma. Prometo ser tu compañera eterna y tu mejor amiga. Y prometo amarte con toda mi alma y mi corazón por toda la eternidad. Y bueno prometo amar mucho a nuestros hijos, a nuestra familia.
Coloqué mi mano en su vientre por unos instantes.
-Te amé, te amo y amaré siempre Cami.
Con mis dedos temblorosos tomé el anillo que con una sonrisa enorme sostenía Amy tras de nosotras. Coloqué un anillo con piedras brillantes en su dedo anular junto al anillo de compromiso. Ella me regaló una sonrisa tierna y derramó lágrimas, que yo limpié con besos.
-Tu turno. Dijo Amy juntó a Cami, ella limpió su garganta y me miró de manera profunda como solo ella sabía.
-Lauren a mi me da miedo que te pongas así de cursi en estos momentos. Me reí y todos al parecer. -Cuando te vi caminar por la calle aquella noche lo único que pensé fue ¿Que hace esa hermosa chica impidiendome ver los panquecitos que quería llevar a casa?
Me reí mucho más, con lágrimas en los ojos.
-Luego te alcancé para compartir un panquecito de esos contigo,  así fue que me di cuenta que eras muy importante para mi, a nadie le daba solo a Ki. Ki rió de nuevo, se estaba estaba divirtiendo demasiado con nosotras.
-Me salvaste de muchas formas y me diste una buena lección, de la nada te tuve en mi casa cuidando a Ki y yo aunque no lo vieras te lanzaba miradas de niña enamorada, cuando vi tus ojos verdes, caí, te ame mucho desde entonces, te fuiste de mi pero siempre supe que te pertenecía. Y bueno cuando volviste me ayudaste demasiado.
Apretó mis manos.
-Te amaba tanto y te quise tener cerca desde entonces, una persona me ayudó bastante a saber esperar, te espere y mira, te tengo aquí, tu me miras ahora y yo te amo demasiado.
Sollozó.
-Me entrego a ti este día, para compartir mi vida contigo.
Puedes confiar en mi amor, porque es real. Prometo serte un esposa fiel y compartir y apoyarte en tus esperanzas, sueños y metas.
Mi voto estará contigo para siempre.
Cuando caigas, te levantaré, cuando llores te confortaré, cuando rías compartiré contigo tu felicidad.
Todo lo que soy y todo lo que tengo es tuyo desde este momento hasta la eternidad, todo Lauren, te amo mucho y a tus ojos verdes.
Sus palabras estaban grabadas en mi mente, mi alma y mi corazón sobre todo. Esto era una garantía para nosotras, sabíamos por que luchar y también que siempre debía ser juntas. Judith. Pensé, suspiré profundo antes de mirar por fin ese anillo en mi dedo anular. Luego la miré a ella, desde este momento solo era ella, eramos uno ahora.
El juez nos pidió firmar una acta y luego dijo otras palabras que tampoco entendí, no era necesario, con lo que Cami me había dicho era suficiente. La amaba tanto, no lloré más y solo quería besarla.
-Las declaro ante la ley y la sociedad unidas en matrimonio. Dijo por fin.
Todos aplaudieron y yo desperté de mi sueño, uno donde solo estábamos Camila y yo. Mi esposa. Ahora era mi esposa. Sonreí y la tomé por la cintura con mucho amor. Nos miramos profundamente hasta que unimos nuestros labios. Un beso para la historia, tierno y lento, llenó de amor.
Todos aplaudían felices, otros silbaban. Kilian corrió hasta abrazarnos.
-Te amo esposa mía. Dije sobre sus labios.
-Yo a ti mi amor. Declaró, cuando el atardecer estaba acabando.
Eramos una familia ahora.

Lo que no se ve Donde viven las historias. Descúbrelo ahora