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LAUREN
Mi idea de distraerme un poco estaba cobrando sus consecuencias, la música era agradable pero el ambiente estaba algo ruidoso, las platicas, la música y un sin fin de sonidos y luces que me hacían enloquecer.
Para mi fortuna tenía sujeta a mi mano a Camila. Debo admitir que lucía espectacular esta noche y ya se lo había dicho, no me cansé de alargar su atuendo.
-¿Te sientes bien? Susurró en mi oído y recargando más su espalda en mi pecho.
-Solo me molestan un poco las luces.
-Si lo deseas podemos irnos.
Negué divertida. Hoy era un día especial para ambas, se cumplía un mes más de relación, un mes más con esta maravillosa mujer. Me encantaba.
Por la mañana ambas junto a Kilian lo festejamos sobre la nieve.
Por fin después de días me desperté con una vitalidad enorme, con fuerza y los ojos no molestaban para nada. Supe que era el día correcto para llevar a Ki a esquiar.
En mi mente reproducía los momentos tan divertidos que pasamos los tres, Camila siempre avanzó insegura a mi lado y yo la guíe un poco. Por otro lado Marcus y Kilian practicaron más, el pequeño tenía la técnica casi por completo. Me enorgullece que sea tan bueno en algo. Su cabello libre del gorro que llevaba puesto se movía con el aire al avanzar y sus pies parecían tener un talento enorme. Reía sin parar y no dejaba de presumir a Camila sus logros.
Después de una tarde increíble esquiando caminamos por la nieve mirando el paisaje, tomados de la mano y con Marcus a nuestras espaldas. Sin motivo alguno el nos lanzó una bola de nieve haciéndonos gritar, después contraatacamos y una guerra con bolas de nieve comenzó, al final los cuatro estuvimos empapados y tiritando de frío. Camila se había abrazado a mi para tener un poco de calor y Marcus aprovechó para hacernos algunas fotografías.
Kilian posó con nosotras de forma divertida, con muecas y sobre la nieve aplastandonos a ambas. Su sonrisa era lo que más tenía grabado, después de regresar a la ciudad fuimos a comer con mis padres donde pasamos el resto del día, hasta que llegó la hora de venir a la cena. Kilian mucho más contento se quedó con mis padres, ellos parecían realmente entretenidos y fascinados por el pequeño.
Ahora no sabía como demostrarle a mi novia lo feliz que me hacían ambos. A pesar del ruido y de algo de molestia tenía ganas de seguir festejando y bailando con Camila. La cena se había convertido en un evento concurrido y todo tipo de personas y parejas se animaban con el ambiente.
Por fin después de meses pude ver a Camila bailando, primero música en un ritmo lento y luego moviendo sus caderas sin parar y seduciendome de una forma increíble.
-Ven, necesitó ir al tocador. Le dije.
Tomadas de la mano y caminé con precaución entre los invitados, hasta que me encontré a Marcus un poco pasado de copas y con una chica rubia. .-Hola Lau, mira ella es Cloe.
La chica asintió hacia nosotras y luego desapareció.
-La estabas molestando genio. Me burlé de el.
-Tenía que irse ¿A donde van?
-Al tocador, necesitó ir ahora.
Intente seguir caminando pero nos detuvó.
-Bailare con Camila mientras vuelves.
Riendo juntos me dejaron a medio pasillo, Camila parecía ser ahora una buena confidente de mi amigo. La pequeña sensación de celos la deje pasar, por una parte me agradaba que se llevarán bien además de que sabía que con Marcus estaba a salvo del resto de los hombres que la miraban interesados.
Entré a los baños sin mirar al resto de las mujeres dentro e hice lo que necesitaba. Cuando salí y me acerqué al lujoso lavamanos miré por el espejo a Emily, quien sonreía de una forma perversa.
-Hola Lau, ¿Como es que no te había visto en la cena?
Su voz melosa resonó en mis oídos.
-Estoy algo ocupada.
-Claro junto a tu nueva chica.
Hizo un sonido con sus labios al mencionarlo.
-Es mi novia y si estaba con ella.
Me dí la vuelta para dejar de ver su reflejo y mirarla a la cara.
El resto de las mujeres parecían ajenas a la manera en que Emily intentaba coquetear o quizá seducirme ahí mismo.
-Es interesante por que la abandonaste ahora.
Sus dedos comenzaron a jugar con mi cabello. Su cuerpo estaba muy cerca al mío y ahora intentaba acercarse mas si era posible. Intente retroceder pero por accidente tope con una señora.
-Lo siento. Me disculpe.
La última chica salió dejándonos solas.
-Bien, es una ventaja para mi ¿Que has estado haciendo cariño?
Di varios pasos atrás buscando alejarme de ella pero sin dudar me hizo quedar contra la pared y parecía decidida a besarme.
Su aliento chocó contra mi oído.
-No pienso retroceder Lauren, me gustas bastante y me pones lo suficiente como para arriesgarme a que nos vean juntas aquí...
Su mano intentó sujetar mi cintura.
Negué con la cabeza y la empujé.
-Emily, yo te dije antes que no estaba interesada.
Su mano derecha tocó mi brazo y lo acarició.
-No pareces muy convencida.
Esta vez mordió su labio con fuerza. De nuevo intento besarme. Yo fui más rápida moviendome para alejarme y llegué a la puerta.
-Nos vemos luego y no estoy interesada, estoy con mi novia.
Cuando salí me di cuenta de que tan persistente era esa chica. Solo esperaba que no se enfadara a un nivel mucho mayor e intentará intervenir entre Camila y yo.
Al llegar al sitio donde perdí de vista a mi novia y amigo no los pude ver.
Hasta que localice a Camila en nuestra mesa, sentada cruzada de brazos. Esperando impaciente. Marcus distraído platicaba con otra chica.
-Estas aquí cariño.
Me senté a su lado. Mi boca intentó encontrar la suya pero ella se alejó de mi. Me sentí confusa en un inicio pero trate de darle tiempo a que me explicara que sucedía.
-Me iré. Marcus mencionó cerca a la mesa, una chica diferente a la anterior lo seguía. -No olvides el evento de mañana.
Nos dió un beso a cada una en la mejilla. Camila actuó de forma amable frente a el pero apenas se fue y no quiso dirigirme la palabra.
-¿Cami? Susurré en su oído mientras ella miraba distraída la pista de baile.
-Me quiero ir. Dijo sin más y se puso de pie. Decidida caminó hacia la salida sin esperarme, pedí mi auto al chico del valet parking.
Intenté tomar su cintura pero se resistió.
-¿Puedes decirme que ocurre?
-Solo aléjate de mi. Declaró.
Por supuesto el regreso al departamento fue silencioso y muy incómodo. Intente convencerla de que me contara que pasaba pero no sucedió.
Al contrario, en cada ocasión que intente hablar ella parecía más molesta. Seguir sus pasos no era para nada divertido, nuestros zapatos contra el piso era todo el sonido sobre el pasillo.
Abrí la puerta sin decir nada y la deje entrar primero.
-¿Camila? Cariño por favor dime que tienes.
-Solo déjame sola.
Cuando tomé su mano ella la jaló sin medir fuerza, satisfecha entró a la habitación.
Mi paciencia había terminado y no iba a permitir que me tratara tan mal sin justificación.

Lo que no se ve Donde viven las historias. Descúbrelo ahora