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CAMILA
-No puedo aceptar un no por respuesta ya te dije que lo necesito, debo ir a esa cena si o si, por dios solo ayudame esta vez. Le grité a Chris por teléfono, había decidido salir de la casa para hablar con él, así Ki no nos escucharía discutir.
Su llamada solo había sido para fastidiarme y era la segunda persona que se negaba a cuidar a mi hijo por solo una noche, la reunión seguía en pie pero no conseguía quien lo hiciera.
-Eres su padre ¿Eso no te parecé suficiente? Grité de nuevo desesperada. Chris solo fingía ser un buen padre pero cuando se trataba de cuidar realmente a Ki nunca lo hacía, lo hacía su madre mientrás el salía con toda clase de mujeres. Esta vez su excusa era muy pobre y eso me alteraba demasiado.
-Vete al demonio. Terminé la llamada y me senté en la mesa del patio, una suspiró cansado me invadió y las primeras lágrimas resbalaron por mi mejilla. Judith me hacía falta, no solo para cuidar a Ki sino para hacerme sentir mejor en momentos como este.
Sollocé por un rato hasta que sentí una mano tocando mi espalda. Levanté mi cabeza de la mesa y la miré.

LAUREN
Estaba llorando, ella sola sobre una mesa y parecía cansada.
Me lavé las manos como pude y las sequé en mi ropa.
Tomé mi cabeza tratando de decifrar que hacer, quería ayudarla, quería hacer lo que fuera necesario para evitar que llorara, pero estaba decidida a enojarse por todo conmigo, ¿Cómo reaccionaría?
Demonios, necesito hacer algo, iba a cruzar por la cerca luego recorde que yo misma la había arreglado, corrí hacía la puerta trasera de la casa para estar pronto con ella.
Durante el trayecto solo me imaginaba darle un abrazo y besar su mejilla, era lo que yo necesitaba y quería que fuera lo que ella necesitaba. La miré ahí sentada, parecía entretenida limpiando sus lágrimas.

-¿Estás bien? Pregunté por fin.
Ella se sobresaltó no me vió venir y al preguntarle eso tan de repente se asustó.

-Lauren...si es solo un...

-¿Qué ocurré tal vez pueda ayudarte?
Con indecisión me senté a su lado a una distancia considerable, no quería que reaccionara como hace días.
Se limpió las ultimas lagrimas y suspiró.

-Es Chris, hablaba con el...debo asistir a una cena en el trabajo, es importante y se ha negado sin excusa a cuidar a su hijo.
Vaya era complicado, ese tipo seguía dandole problemas. No entendía por que si el niño era un sol y no hacía lío, solo tenía la pequeña obsesión por ser amable con todos.

-No deberías agobiarte por ello, es decir ¿Siempre fue asi? Dije tratando de aconsejarle.

-Lauren, ¿De nuevo?
Yo solo rodé los ojos, me contaba algo pero no me dejaba dar mi opinión.

-Ok, solo quería verificar que estuvieras bien. Me levanté de la silla enfadada y caminé por el patio sin detenerme.

CAMILA
Genial, ahora alguien más estaba sentido conmigo, dentro de la casa había un niño enfadado por no dejarlo salir de casa y negarle la oportunidad de ayudar a Lauren, que por cierto llevaba toda una semana trabajando duro en la casa. Al llegar con Ki por las tardes estaba cortando el pasto o por la ventana se miraba como sacudía la alfombra, pintaba las paredes y de pronto llegaban a bajar algunos muebles, exactamente como se veía al salir para el trabajo en la mañana, mi rutina continuaba dejando a Ki en el colegio, iba a mi trabajo, lo recogía por la tarde y luego saliamos a comer, volvía al trabajo mientras el me esperaba en la recepción pacientemente haciendo algo de tarea, yo lo vigilaba todo el tiempo y regresabamos a casa para descansar ya más tarde, después de todo ello aún veía por la tarde haciendo lo mismo.
Las llamadas de Chris siempre me ponían nerviosa, desde que Ki estaba pequeño era lo mismo, intentaba hacer las cosas bien pero no podía, lo suyo no era ser padre y había tardado 8 años en comprenderlo. Mi frustración desapareció cuando Lauren se sentó a mi lado, ella trasmitía un poco de paz a mi día, no me gustaba admitirlo pero así era. Ahora ella se había ido sin dejarme continuar hablando. Entré a casa solo para ver como Ki salía de su cuarto para tomar un poco de agua y regresar, todo lo hacía en silencio y evitaba toparse conmigo.

-Ki. Lo llamé.

-¿Si?

Lo que no se ve Donde viven las historias. Descúbrelo ahora