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LAUREN
No cerré la puerta para verificar que subiera sin problemas pero me sorprendió mirar como un hombre con traje bajaba a saludarla y abrirle la puerta. Mis puños se cerraron cuando vi como colocaba su mano en su cintura para guiarla, desde la casa la calle parecía estar oscura y no podía reconocer bien de quien se trataba, ¿La besó? Pregunté en mi mente cada vez más enfadada, ese tipo la había besado antes de ayudarla a meterse en el auto. Con la oscuridad no había distinguido si había sido un beso en la mejilla o en los labios, de cualquier forma me molestaba. No queria que nadie la tocara. ~Eres una idiota Lauren, estás cuidando a su hijo para que ella tenga una cita~ mi mente se burlaba de mi. Aunque dudaba que fuera una cita ella no mentiría de esa forma solo para salir con un hombre.

-¿No haremos algo adentro? Ki me asustó al salir y mirar hacía donde se alejaba el auto.

-Claro. Entramos ambos pero los siguientes 20 minutos por mi enojo me comporte cortante con Ki, era tan tonto actuar así. Estaba celosa y ni siquiera tenia el derecho, ella no era nada mio, había sido tan ingenua al pensar que no habría nadie en su vida, solo su hijo pero no era así, ella era joven y hermosa. Salí de mis pensamientos para ver como Kilian comía su cereal desanimado. No podía seguir así con el.

-¿El hombre que acompaña a tu mamá quien es?
Luego de preguntar me arrepentí, el que sabría sobre ello no se merecía que lo involucrara en esto.

-Es el novio de mamá, se llama Daniel. Me sorprendí tanto que dejé caer la taza de café de mis manos y se hizo pedazos en el piso, ambos nos asustamos.

-Lo siento, lo limpiaré. Dije y me entretuve levantandó los cristales rotos y lavandó el café del piso.
No comprendía como no sabía antes de eso, hasta Ki lo sabía y seguro hasta lo conocía. Me senté de nuevo en mi silla del comedor para terminar con mi sándwich. Tenía que saber más, luego lo olvidaría, las manos me temblaban y tocaba mi cabello constantemente.

-¿Tu lo conoces? El contestaba como si nada a mis preguntas y movia sus pies en la silla.

-Si, es mi amigo.
Suficiente, mi corazón se rompió tan solo en segundos, no podía creerlo, debía suponerlo, ahora estaba aquí en Miami con el pequeño frente a mi y dandome cuenta que haber venido solo por ella era un error, por no olvidarme del sentimiento tan terrible que sentía en mi pecho.
Sonreí un poco a Ki para disimular, el contesto igual y comió, al terminar me obligué a actuar normal.

-Vamos tengo sorpresas para ti. Di la primera sonrisa sincera en horas, tenía que superar lo sucedido, Camila era feliz, yo no debía meterme en su vida y hasta ahora solo haría lo que estuviera en mis manos aunque sea solo para tener el cariño de Ki, era bueno estar junto a el, era un buen amigo.
Compartimos horas de juegos y viendo películas comicas, cuide mucho el asunto sobre cosas de adultos, Camila insistió en que eligiera bien lo que veiamos el aún era muy pequeño. Comimos como tontos, dulces y porquerías grasosas, hasta que ambos con la cara en la mesa nos reímos por nada, hubo horas en que tuvo un ataque de hiperactividad, saltó por los sillones y yo lo seguí, finalmente terminamos tan cansados, después de beber agua salimos de la cocina para caer en el sofá.

-¿Cómo se conocieron tu y mamá hace años? Preguntó Ki provocando que recordara, aclaré mi garganta y sonreí a la nada.

-Amm...pues solo fue de casualidad en la calle y platicamos un rato, solo nos saludamos un par de ocasiones....pero yo tuve que irme.
Recordé triste esa parte, recordé como necesitaba escuchar sus palabras y también como después de volver la vista, quisé estar aquí solo para conocerla, pero no había sido posible para ese entonces decidí enfocarme en otras cosas.

-¿Tu la quieres?
Me incorporé un poco de mi asiento, estaba nerviosa ¿A qué venia el interrogatorio?

-Pues si. Le dijé tratando de ser breve.

-Lo sé. Dijo.

-¿Cómo lo sabes chico listo? Y empuje su hombro con el mío, el solo sonrió.

-Por que yo notó como la miras, ella es linda y siempre las personas la miran...pero tu lo haces diferente.
Dijo y sonrió de lado.

Lo que no se ve Donde viven las historias. Descúbrelo ahora