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CAMILA
Me lastimaba, me dolía que ella no quisiera tenerme cerca, no lo entendía por que yo pensaba que eso ya lo había superado, había olvidado la forma en que me lastimó de un día para otro, dejandomé solo una carta sin explicación, perder contacto por 8 años y pensar que podía venir a actuar como si estuvieramos bien, ahora Judith no estaba no había quien no hiciera entrar en razón, ni a mi ni a Lauren.

-Quiero darte las gracias Camila, no solo por lo que hiciste por Judith sino por todo lo que hiciste por mi.

-No es necesario. Me dí la vuelta dondolé la espalda y así evitar mirar su ojos verdes, que sorprendentemente ahora me podían ver.
Hasta ese momento me percaté de que estaba pasando, Lauren ahora podía verme ya no era esa chica que bajaba la cabeza para evitar sentirse mal por no poder ver. Sus ojos verdes brillaban por las lagrimas antes derramadas y me miraban de forma profunda.

-Si lo es, desde que me fui a Vancouver tu y Judith fueron mi motivación para salir adelante, aún así yo no fui capaz de corresponder tu ayuda, solo te deje esa absurda carta y evité despedirme de ti, no lo merecías.

-Lo explicaste en la carta. Le dije.

-Pero no debió ser así. Me respondió resignada y con lagrimas en los ojos.

-No hay nada que hacer ya.
Su mirada calló al suelo igual que su cabeza, como antes, como siempre lo hacía al sentirse mal, sentirse tonta e insuficiente, eso me dolió, yo quería dejar de sentirme mal, traicionada y dejar los resentimientos, pero no podía, había un dolor en mi pecho que me lo impedía.

-Esta bien, entonces me voy. Dijo decidida y salió de la cocina. Al mirarla salir no pude con mi cabeza, todo me daba vueltas, necesitaba dormir, cuando escuché que se dirigia a la puerta principal, actué y caminé rapido para detenerla, ella buscaba refugio en esta casa, queria a Judith tanto como yo.

-Quedaté, es muy tarde y la lluvia no se detiene.

-El hotel donde me hospedo...

-Quedaté de verdad. Ella pareció algo pensativa y cerró la puerta mirandome de nuevo, incomodá mire hacia otra parte.

-Quedaté en la otra habitación, yo estaré con Kilian quisó quedarse en la de Judith.
Lauren asintió y me miró por ultima vez antes de que yo caminara a prisa para apartarme lo más posible, de su mirada y de su presencia, no me gustaba sentirme así. No después de tanto tiempo. Dormirme no fue una tarea fácil.

LAUREN
Al despertar me sentí como hace muchos años cuando mi hermano había fallecido y yo estaba aqui en casa de Judith tratando de dormir, con Camila a mi lado, deje ese recuerdo y chequé la hora en mi reloj de mano, era más tarde lo que pensé, comencé a ponerme la ropa y salí al pasillo, no se escuchaba movimiento cerca así que despacio entre a la habitación de Judith, la busqué con la mirada pero Camila no estaba ahí ni el pequeño.
En la cocina se escuchaba una charla.

-¿Estás seguro?

-Si mamá. Ambos se sonreían con complicidad. Entré haciendo un poco de ruido con mi garganta.

-Buenos días. Saludé mientrás ambos me saludaron al mismo tiempo lo que me hizo sonreír. Camila se pusó de pie al instante, ella estaba incómoda en mi presencia lo mejor iba ser irme lo antes posible, ella comenzó a servir un plato del otro lado de la cocina.

-Espero tengas tiempo para el desayuno por que te preparé algo.
Mientrás seguía con el plato para mi, la miré, no deje de hacerlo hasta que ya sentada en el comedor el pequeño me dió una sonrisa. Seguramente estaba enrojecida de las mejillas pues Kilian me había descubierto mirando a su mamá descaradamente.

-Mamá me dijo que estabas aquí y como conociste a Judith. Dijo el pequeño cuando controle la forma de mirar a Camila.

-Si, hace bastantes años y también cuido de mi mientrás vivia en la casa de lado.
C
-Conociste a mamá y a mi cuando estaba muy pequeño.
Asentí sonriendo aún recuerdo el mal rato que pase al enterarme que esa chica de dulce voz tenía un hijo, desde luego después de conocer a ambos todo cambio.

-Si, solías dormirte encima de mi.
Kilian soltó una risita encantadora.
-Recuerdo que siempre reías después de que tu mamá lo hacia.
Camila soltó algo sobre la encimera asustandonos a ambos.

-Lo siento me distraje. Dijo Camila avergonzada.

-Judith me enseño una foto tuya creo que es la única que guardo en el albúm, me acordé de ti después de que mi mamá me contó que habías dormido aquí.

Lo que no se ve Donde viven las historias. Descúbrelo ahora