Lo que no se ve

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LAUREN
Estaba juzgando tan mal a Camila, pero no entendía por que de pronto todo lo que me decía me enfadaba, desde que la había conocido pensaba que ella era una chica normal, que vivía con sus padres y que estudiaba la universidad, que tenía los clásicos problemas de jóvenes, salir con sus amigos, su novio y compartía tardes con su mejor amiga. Pero que Camila viviera sola y tuviera un pequeño cambiaba la perspectiva que tenía de ella, además de que su relación con el padre del pequeño no resulto como debía, salía con otras personas y ahora quería ayudarme de alguna forma, sin darse cuenta de que ella tenía más problemas que yo.
Camila guardó el mismo silencio que yo por bastante rato.
-Lauren, creo que no debí contarte tantas cosas a la vez... debí...

-No esta bien, yo creo que no debo entrometerme en tu vida.
Suspiré y me sentí más tonta de lo normal por hacerle notar a Camila que tenía otra idea de ella.

-Ed es mi amigo. Dijo resignada y sentí como se sentaba a mi lado.
Su declaración me trajo una tranquilidad muy grande. Me aliviaba saber que el chico extraño que me había presentado hace un rato no era su novio.
-¿Tú sales con alguien? Preguntó de forma timida y yo quise soltar una larga carcajada.
Me sentí mucho más apenada y me quede muda con su pregunta, resultaba algo divertida pero a la vez causaba una sensación de malestar
-Lo siento, no debí preguntar algo así.
Dijo Camila apenada, su aroma y el calor que desprendía su piel rozaba levemente mi brazo, me hizo quedar en silencio y sumergirme en las sensaciones que causaba a mi cuerpo. ~Esto no debe pasar Lauren~. Me dije sientiendome aun más tonta.

-No salgo con nadie, seamos sinceras ¿Quién querria cargar con el peso de mis problemas encima?

-Lauren, tienes una idea muy equivocada sobre algunas cosas y sinceramente creo que debería...
Debió de ver un semblante serio en mi por que calló y solo sentí como me observaba. No me agradaba mucho cuando las personas trataban de arreglar mi vida con palabras o las promesas, todos mis años habian estado llenos de decepciones.
-Venga vamos a comer. Esquivo el tema de inmediato.
Su mano fue colocada en mi hombro y con su ayuda logré llegar a una mesa, los olores de la cocina se hicieron más fuertes.
Al parecer un talento de Camila era la cocina. Tenía tanta hambre después de comer solo cereal y fruta en mi casa, que comí muy a prisa. Trataba de ser cuidadosa por que mamá siempre se quejaba de que manchaba la mesa ya no era difícil comer para mi, pero sin duda hasta mis 15 años aún llenaba de comida la mesa y mi cara.
Una risita me sacó de mis pensamientos y escuché como alguien arrastro una silla. Al parecer mi acompañante se levantó de la mesa, un tacto suave sobre mi mejilla terminó por sorprenderme y pegué un salto al momento retirando mi cara de sus dedos.

-Perdón, tenias un poco de sopa, ¿Quieres más? Preguntó amablemente. Con algo de pena asentí con mi cabeza.

-Ok, tomaré tu plato, enseguida vuelvo.
El teléfono logró de nuevo que me estremeciera, los nuevos lugares siempre me llenaban de ansiedad. ~¿Porqué aceptaste venir aquí Lauren?~. Los pasos de Camila se escucharon de nuevo y sentí que coloco el plato frente a mi.

-Aquí tienes.

-Gracias. Le dije.
La voz de la chica con el teléfono fue disminuyendo de intensidad hasta que se convirtió casi en un susurro.
Después de comer, las horas pasaron de forma lenta, Camila no sabía que hacer para entretenerme y en esos momentos casi caí de sueño en su sofá, comencé a jugar con mi bastón en la mano.

CAMILA
No sabía que hacer, mi postura en el sofá era algo incomoda y con un libro en mis manos observaba que la tensión con Lauren era aún mayor. ¿Porqué actuaba asi? Lo único que había hecho era contarle un poco más de mi y ser amable con ella, al parecer entre más le contaba más ansiosa se ponía. El molesto sonido de sus dedos jugando con algo me distraían del texto y para mi mala suerte Ki aún seguía dormido. Sentía que algo había hecho mal y que Lauren me lo recriminaba con su silencio.