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LAUREN
Aclaré mi garganta y traté de ponerme de pie para acercarme a ella.
-No lo hagas. Su voz no parecía ser la misma de siempre, esta vez sonaba fría o quizás trataba de hacerme creer que no le importaba para nada estar ahí.
Sin hacerle caso caminé en la alfombra hacía ella.
-Lau. Desconocía la distancia entre ambas pero con solo ver su silueta pude dirigirme. Quería que se arrojará a mis brazos ahora, mi cuerpo necesitaba sentir su contacto. Apresuré mis pasos con desesperación provocando un tropiezo.
Sus manos me sostuvieron por los brazos.
-Cami. Dije tomando su cara con las mías.
-Detente. Luego de asegurarse de ayudarme a estabilizar mis piernas, se alejó. -Yo...
Ni ella ni yo pudimos decir una frase completa. Me mordí el labio por ansiedad, no quería que me alejara, quería tocarla de nuevo. Mi ojo descubierto me molestó, odiaba no poder verla bien.
Gruñí bajo y busqué un método de salida. Despacio me recargué otra vez en la cama y bajé mi cabeza.
-No se que decir. Dije.
Escuché como se movía de lugar, esta vez supuse que muy lejos de mi. -No puedo creer que hasta este momento me enteré de la gravedad en tus ojos Lauren, no puedes verme ¿No es así?
-Solo algunas sombras y bueno en el otro tengo esta maldita cosa.
No podía decir más, ni siquiera había posibilidad de que me perdonará si se lo pedía. -Estoy muy cansada de tenerlo así.
La situación estaba algo tensa. Suspiré cansada y mi cabeza comenzó a doler.
-¿Es lo único que vas a decirme?
Preguntó después de largos minutos en silencio. Era el momento ideal para confesar todo y pedirle perdón.
-Se adelanto la cirugía por que el doctor tenía que salir de la ciudad, lo sabía desde al día siguiente que fuimos a la clínica, no sabía como decírtelo y mejor lo oculte. Tomé aire. -No quería que arriesgarás tu trabajo y el colegio con Kilian, consideré que era muy poco tiempo para arreglar todo, una semana.
-Lo hubiera hecho. Me reclamó.
-Lo sé, pero yo no quería, no me parece justo y la verdad es que desde hace tiempo que me he sentido mal no quería angustiarte y tenía planeado alejarme...de ustedes por un tiempo, por que...
-¿Que? Soltó incrédula.
-Eso, que no quería que tuvieran que cargar conmigo todo el tiempo y vivir atados a una persona inútil y sin esperanzas.
-Debes estar jugando.
-Lo siento Camila, yo no quiero que ustedes sufran mi parte y tampoco deseo que Kilian me miré así, una invidente con mal humor y sin saber que hacer.
Despeine mi cabello.
Otra vez sus pasos. Desde hace días que no pude ver igual me dí cuenta que todas las habilidades que tenía antes de poder ver estaban volviendo, una de ellas mi oído y la otra la percepción de que alguien me miraba. Era frustrante y bastante estúpido.
Parecía que daba varias vueltas por el lugar.
-Odio que me trates como si fuera nada en tu vida y creas que al alejarte nos haces un favor, hasta con tu mamá eres igual, ella no tiene por que aguantar tu pésimo humor.
-Ya le pedí que tocará la puerta antes de entrar y sabe perfecto que quiero estar sola.
-Aún así, ella no merece eso, esta tratando de mejorar las cosas para ti y tu como siempre actúas de forma egoísta.
-No puedo ver Camila, no se trata de algo sencillo, odio sentirme como antes y ¿Tu quieres que tenga un mejor humor?
-No eres el centro del universo Lauren, todo lo que hace crees que es por que se compadece de ti pero no es así, eres su hija ella va a cuidar de ti siempre y yo estaba dispuesta a hacer lo mismo, pero tu no eres capaz de ver eso.
Terminó casi gritando. Después de lo que dijo comencé a reír.
-Ese es el maldito problema, que no soy capaz de ver, ni siquiera la puta puerta ¡Nada! No veo nada y no es fácil para mi tampoco ¿Que de la noche a la mañana te diga que estarás ciego otra vez te parece fácil?
-No lo es. Dijo con una voz muy débil. -Exactamente, no me pidan que me sienta mejor con palabras de aliento y lastima, no quería que te metieras en esta parte de mi vida para protegerte y evitar que pasarás esto.
Terminé de hablar pero arrepintiendome, había empeorado todo.

CAMILA
Me dolía verla así, estaba triste y muy molesta con todo, irritable e insegura. Mi mente recordó como hace años ella actuaba de la misma forma, agachando su cabeza y actuando siempre a la defensiva.
Por un momento pensé en olvidar todo y abrazarla, ayudarla a cambiar de opinión y convencer a su cabezota de que yo iba a estar con ella siempre.
Limpié mis lágrimas y me acerqué a ella. Desde luego quiso acercarme pero yo lo evite. Una lágrima resbaló por su mejilla y moría por quitarla yo pero algo me detuvo.
-¿Entonces es todo? ¿No quieres que este aquí?
Pregunté, tenía miedo que me diera la razón en eso y todo se acabará, que ella ya no me aceptará en su vida.
Negó con la cabeza y mi corazón se hizo pedazos, sentía que me faltaba el aire y que no estaba preparada para escuchar lo siguiente que saldría de sus labios.
-Estos días han sido los peores de mi vida, ni siquiera se comparan con los otros malos...yo...lamento mucho no haberte dicho sobre la cirugía y alejarte de mi.
Su voz era débil y no levantaba aún la cabeza.
-Te necesito Camila, y me duele mucho no poder verte, por que estaba tan acostumbrada a hacerlo, a detallar cada parte de ti y leer a veces tu alma, que ahora temó no verte nunca más.
Me recargué en la pared por unos segundos, ella no había dicho que me fuera, de verdad quería que estuviera ahí pero mi orgullo no me dejaba decir algo o acercarme.
Tomé el pomo de la puerta con inseguridad, lista para huir.
Salí lo más rápido que pude pero cuando llegué a la sala mi mente respondió.
~¿Que haces? Ella quiere que estes ahí y tu te mueres por estarlo~. Casi corrí de regreso a su habitación, cuando entre se reincorporó de la cama con rapidez.
-¿Cami?
-Promete que jamás vas a mentirme y a ocultar algo así Lauren.
Le dije frente a ella.
-Nunca, soy tan estúpida a veces que....
No la dejé terminar y me lanze a su brazos, fui tan brusca que ambas caímos sobre la cama.
Besé toda su cara y cuando llegué a sus ojos di uno en cada ojo con mucho cuidado.
-Lauren, ¿Cuando vas a entender que yo amo todo de ti? Hasta tus defectos y estos ojos hermosos que tienes son parte de ti... estoy aquí y todo saldrá bien.
Sus manos buscaron mi cara, acariciando cada parte de ella sin detenerse y en mis labios se detuvo. Con mucha ansiedad unió mis labios con los suyos. Sosteniendo mi cabello con su mano y con la otra la usó para apretarme contra ella, en mi cintura.
Entre besos trataba de decirme algo.
-Una tonta...te extrañe...y quiero verte...pero no puedo.
Cuando dijo eso dejamos de besarnos.
-Lau, para tenerme no necesitas verme, solo debes sentirme.
Suspiró profundo y asintió. -Cuando te besó yo también cierro los ojos y aunque no pueda verte me gusta mucho más por lo que siento, esto es más profundo.... y te ves muy sexy con eso en el ojo.
Por primera vez desde que la ví parecía recuperarse, comenzó a reír por mi mal chiste y quizás mi intento fallido de hacerla sentir mejor.
-Te amo. Dijo sin más. Yo sonreí. -¿Estas sonriendo? Preguntó.
-Si.
-Quisiera poder verla.
-No es necesario, solo recuerda como lo hago cada vez que te veo.
Con su mano me acercó a sus labios rozando nuestra nariz. Me dió un pequeño beso.
-Te amo Lauren y a tus ojos verdes.
Le di muchos besos.
De un momento a otro se estremeció.
-¿Que ocurre? Pregunté.
-¿Donde esta Ki?
Sonreí como tonta y carraspié mi garganta.
-Se quedó con mis padres.
-¿No está aquí? ¿No quiso venir?
Su cara comenzó a mostrarse triste de nuevo.
-Hey, se quedó allá por que yo le mentí y no le mencioné que iba a venir, en realidad lo hizo Sofía, lo invitó a pasar el fin de semana junto a ellos y yo aproveché para venir contigo, cabezota.
Asintió aún insegura.
-Lau, tiene semanas de un pésimo humor y esta enfadado contigo por que no le hablaste como cada tarde.
-Lo hice por que tu me pediste que no lo hiciera.
Comenzó a ponerse inquieta.
-Ya lo sé, el va a estar feliz cuando lo hagas, tranquila, Ki es fácil de contentar.
Soltó un bufido algo gracioso y recargó su cabeza en la cama. Sus manos tocaban la orilla del parche con desesperación.
-Oye, deja eso en paz.
-Tengo ganas de quitarlo de una vez.
-Pero no debes hasta que el doctor te lo indique.
-Solo quiero verte. Pidió triste.
Me recargué en su pecho sintiéndome completa después de semanas, su movimiento al respirar me hizo sentir calma y comencé a sentir todo el cansancio acumulado, no poder dormir bien y mi mal humor me hacían parpadear y a la vez luchar por mantener mis ojos abiertos.
-Tengo sueño. Dijimos a la vez. Soltamos una carcajada.
-No he podido dormir bien sin ti, te extrañaba en la cama y que me quitarás mi cobijita por la madrugada. Dijo divertida. -Ni yo, extrañaba quitarle a alguien su cobijita.
-Yo extrañaba también sentir tu culo en mi...
Apreté sus labios con mis dedos antes de que comenzará a hablar cosas intimas.
-Ya es suficiente. Dije para finalmente dejar libre sus labios.
-Centro. Declaró sin importar lo que le pedí. Comenzamos a reír como dos niñas. Sus manos jugaban en mi espalda y yo besé sus mejillas incontables veces.
Para ambas dormir se convirtió una necesidad muy grande, así que yo descanse sobre su pecho y con la mitad de mi cuerpo sobre el de ella.
Su respiración se hizo mas lenta y suave así que yo decidí dormir también.
El molesto sonido de mi celular entre mi cuerpo y de ella se escuchó. Con cuidado de no despertarla lo saqué de mi bolsillo en mi jean.
Me levanté antes de contestar y caminé al rincón de la habitación.
-¿Hola?
-Hola hermana, por fin atiendes, Ki está sospechando algo.
-¿Como?
-Se me salió decirle que tu saldrías la mayor parte del fin de semana, fue por que quería ir por su skate a la casa.
-Sofía. Le reclamé.
-Tranquila al menos por algunas horas estará tranquilo pero sospecha.
-Le hablaré en un rato y tendré que decirle.
-No, no seas tonta el se enfadara ahora si en serio.
Lauren comenzó a removerse un poco en la cama, se giró a un costado adoptando una posición más comoda.
-¿Y bien ya lo arreglaste?
-Si. Dijé solamente.
-Genial, te dejo para que sigas teniendo sexo desenfrenado con Lauren.
-Oye. La reprendí.
-¿No es así como lo hacen?
-¿Tu te reconcilias así con tu novio?
La imaginé rodando los ojos al otro lado de la línea. Con burla me despedí de ella para regresar a la cama y sentarme a un lado de mi novia. Su cabello despeinado me invitó a tocarlo.
Minutos después abrió su ojo derecho.
-¿Cami?
-Hola. Sonreí.
-Pensé que había sido un sueño.
-No lo fue. Dejé un beso en sus labios.
Alguien tocó la puerta en ese momento haciéndome separarme de ella. Bufó molesta por la interrupción.
-Soy yo chicas ¿Puedo entrar? La voz de Clara nos saludó.
-Aún no mamá nos estamos vistiendo.
Se reincorporó de la cama y yo le di un golpe en el brazo, mis mejillas tal vez estaban enrojecidas por el comentario que le hizo a su madre.
-Pasa Clara. Dije y Lauren río bajo.
Tenía una cara de inquietud, pero sonrió al vernos tan juntas.
-Termine la cena ¿Traigo aquí todo?
-No vamos a ir a la mesa.
Lauren gruñó de inmediato.
-Yo no iré.
Guiñé a Clara cuando salió de la habitación.
-Si vas a ir, ¿O piensas abandonarme durante una cena con tus padres?
Negó fastidiada. Le ayudé a agarrar su cabello en una coleta y le pusé unas pantuflas de Minion que me hicieron reírme de ella. Solo le molestó más. Cuando logré sacarla al pasillo quiso tocar la pared para no tropezar.
-Tengo una mejor idea.
Me paré frente a ella dando la espalda y enrede sus brazos en mi cintura. -Asi caminamos.
Sentí su sonrisa en mi cuello y dejó un beso. Caminamos a pasó corto hasta el comedor, donde sus padres tenían una sonrisa. Seguro que verla por fin fuera de ese lugar les daba señal de que todo estaría bien. Le ayudé a sentarse.
-Hola hija.
Ella solo respondió con un gruñido.
-Bien. Clara sirvió cada plato. La pasta era la favorita de Lauren así que con estusiasmo comencé a comer. Lauren al contrario no movió ni un músculo. Clara y Michael me miraron preocupados. Sin decir más arrastré mi silla junto a ella.
Tomé un poco de pasta de su plato y la acerqué a sus labios.
-Venga, abre.
Parpadeó un par de veces. Volví a dejar el tenedor en el plato.
-Lau. Hablé bajo. -Confía en mi cariño, yo te ayudo.
-Quiero regresar a la habitación.
Respiré hondo, recordé como la convencía antes de algo.
-Bien pues tendrás que hacerlo tu sola.
Sus padres me miraron aún más preocupados y tratando de comprender que es lo que hacía.
Aclaró la garganta.
-No lo entiendes. Dijo en tono alto.
-Lo hago y quiero ayudarte ¿Que parte no entiendes tu? Grité.
Miré a Clara y Michael con una disculpa pero hice una señal para que se tranquilizaran.
-Ok, si no quieres mi ayuda en cosas tan simples entonces no le veo sentido a lo anterior que me prometiste, me voy.
Arrastré la silla de forma lenta esperando a que lo impidiera.
-¿A donde vas? Por fin habló, yo estaba justo a su espalda.
-A un hotel, conseguiré un vuelo temprano.
No esperé lo que estaba a punto de ocurrir.
-No te irás.
-Lo haré, no veo el sentido a esto.
-No. Declaró enfadada.
-Pues nadie lo va a impedir.
De pronto la situación parecía solo nuestra, ella estaba discutiendo frente a sus padres y no le importaba. -Lo siento Clara y Michael. Dije y salí del comedor. No estaba dentro de mi plan eso pero lo hice.
Caminé decidida a la sala para tomar mi abrigo pero unos brazos me atraparon.
-No te vas a ir Camila. Intenté alejarme de ella. -Hey, Cami, no te vayas ¿Si? Dijo en tono más suave.
-Lo siento.
Dejé que me abrazara. Sonreí en su cuello, lo había logrado.
-No lo hagas nunca Lauren, por que es algo que quiero hacer por ti, quiero cuidarte hasta que estes bien.
Asintió sin separarse de mi.
-Vamos a comer entonces ¿Como es que llegaste aquí?
Se encogió de hombros.
-Supongo que el miedo.
Besé sus labios de manera profunda. -Te amo, ven. Caminamos de vuelta a la mesa, donde Clara negó divertida y Michael sonrió.
Esta vez dejo que le diera de comer en la boca e incluso me permití mancharla de la cara.
-Bien, es algo tarde y necesitó arreglar algo sobre trabajo, los dejó.
Michael se pusó de pie en su sitio y dejó un beso en la mejilla de su esposa antes de irse apretó el hombro de su hija y el mío. Clara levantó los platos suyo y de su esposo.
-Iré a lavarlos, sigan tranquilas.
Lauren sonreía. Limpié la pequeña mancha sobre su barbilla con mis labios. -Camila. Me reclamó.
-Estamos solas tonta.
-Ya no quiero, come tú.
Fruncí el ceño por que ya lo había hecho.
-Lauren, tu ojo...
-Si, se cansa y deja de percibir casi todo.
Recargue mi frente sobre su mejilla y la abracé por el cuello. No sabía que hacer, sentía que el tiempo pasaba muy rápido y mañana por la noche debía volver a casa, no podía dejarla así pero tampoco podía dejar a Ki con mis padres y luego el trabajo.
Cerré mis ojos esperando una respuesta.

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