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CAMILA
Caminar por la calle tomada de su mano valia demasiado, su piel suave sostenía la mia mientras buscábamos el sitio perfecto para comer.
Era la única tarde que tuvimos durante la semana, Ki estaba con mis padres y yo había aprovechado para darme un tiempo con Lauren.
Ella rozaba con su pulgar la piel de mi mano con insistencia, busqué sus ojos pero recordé que tenía unos lentes que le hacían ver mucho más guapa. Con su pantalón roto negro, una blusa de color gris y su chaqueta de piel. Lo tacones la hacían lucir sexy.
Me causaba gracia que el resto del mundo nos mirara raro, primero por ser dos chicas tomadas de la mano por la calle, luego el aspecto tentador de mi novia y tercero mi atuendo totalmente contrario al ella, yo vestía en color blanco y mi blusa cubría muy bien la parte superior de mi cuerpo. Sujete mi cabello en una coleta y tenía un maquillaje ligero, indicado para salir por la tarde a pasear. El punto importante es que sentía que me miraba bien a su lado, quienes nos miraba se sorprendían.
-Estas muy contenta Cami. Su voz ronca dijo sonriendo y me miró de reojo.
-Estoy contigo, supongo que es normal.
Aquí venía el espectáculo real, me detuvo en medio de la acera y me besó. Para mi fortuna fue un beso corto y muy tierno.
-Yo también disfruto pasar el tiempo contigo bebé.
Acarició mi barbilla con su pulgar.
Sus ojos brillaban con la luz del sol mucho más y en ese momento me molestaban sus lentes oscuros así que se los quite y me los puse yo.
Ella río el resto del camino al restaurante. Necesitaba de forma urgente una hamburguesa y una bebida refrescante.
Al llegar al sitio, nos indicaron sentarnos en una parte del rincón así que me encantó, ahí podría mostrarme muy cariñosa con ella sin que nos molestaban las miradas de extraños.
Cuando terminé de comer me levanté de mi asiento para ir al baño.
-Uffff. Dijo en cuanto me puse de pie.
-¿Que? Pregunté algo nerviosa.
-Ahora mismo me arrepiento de no tomar tu oferta de quedarnos en casa el resto de la tarde.
Yo reí por sus palabras. -Pues te lo perdiste.
-Vaya que si, esos jeans te quedan hermosos Cami.
Hizo un movimiento con sus manos y fingió sujetarme las nalgas. Se mordió la lengua y se me hizo más urgente llegar al baño. Lauren realmente lograba ponerme caliente.
Llegué al tocador y verifique que mi cabello no luciera terrible, entré al baño y cuando salí ahí estaba ella.
Recargada sobre la puerta, su pose sensual y mordiendose el labio. Lavé mis manos fingiendo tranquilidad pero fue imposible seguir cuando volví a mirarla.
-¿A donde vas? Preguntó cuándo quise salir del baño, esa mirada me indicaba lo que quería y el lugar no era el correcto, en cualquier momento estábamos expuestas a que nos miraran.
-Lauren debemos irnos anda.
Le pedí al tomar su mano pero me jalo hacia su cuerpo. Su brazo derecho rodeo mi cintura atrayendome hacia ella para luego girarme y de pronto ponerme con mi espalda pegada a la puerta.
Tomó mi cara de forma tan sensual que me fue imposible no corresponder, nos miramos mientras nuestros labios compartían una tregua, su lengua froto la mía con desesperación y cerré los ojos cuando no pude evitar gemir.
-Lau, espera. Le supliqué.
La aparte para luego tomar su mano y salir rápido del lugar. Lauren ya había pagado la cuenta.
La miré conducir algo ansiosa mientras yo frotaba con mi mano su pierna. Necesitaba que me tocará también.
Llegamos a casa y abrí la puerta entre jalones y sus besos sobre mi cuello.
Intenté quitar su chaqueta mientras caminamos de espaldas a la sala.
No dejamos de besarnos y sentí la orilla del sofá tras de mí.
-Asi que en esto ocupan su tiempo sin Ki.
Lauren saltó como un metro de distancia de mi cuerpo al escuchar esa voz burlona a mis espaldas. Yo me quedé estática sin saber que hacer. Reaccioné hasta que escuché la risa de Sofía. Mis mejillas estaban sonrojadas y Lauren intentaba limpiar un poco de mi pintalabios en su boca. No era muy evidente pero aún así lo intentaba.
Me giré hacia donde mi hermana.
Ella trataba de evitar seguir riéndose pero no funcionaba.
Yo le lancé una mirada de odio.
-¿Que haces aquí Sofía?
Le grité. Ella por supuesto rio más.
-Iré al baño. Anunció Lauren pasando a prisa a mi lado.
Genial, así escapa de la situación. Por fin se controló Sofía.
-Dios, que intenso. Suspiró. -Pues vine a dejar a Ki.
-¿Porque? Se supone que yo iba a ir por el. Le reclamé.
-Lo sé pero estaba demasiado inquieto por verlas. Dijo sin más.
Fruncí el ceño sin entender que ocurría.
-¡Ki! Le grité a mi hijo para saber si estaba bien.
Mientras tanto Sofía comenzó a reír de nuevo.
-¡Ya basta Sofía! Limpió las lagrimas de sus ojos, en serio que se burlaba. Sentía calor en toda mi cara, no podía superar que mi hermana pequeña presenciara aquella escena. Lauren y yo nos besábamos sin control, casi nos quitamos la ropa.
-Hola mamá. Saludo mi hijo demasiado feliz. -Quise volver antes. Dijo para luego reír por que su tía reía. -¿Que pasa tía?
Ella dejó de reír para sólo lanzarme una mirada graciosa.
-Nada cariño, tu mamá tiene cara chistosa.
Ki no entendió nada de lo que ocurría pero aún así río con ella.
-Ya basta por favor. Le pedí demasiado apenada.
-Mami tengo una idea increíble y necesitaba hablarlo contigo, por eso vine rápido.
Carraspié y decidí dejar de sentirme incómoda en mi propia casa, me acerqué para susurrarle a mi hermana en el oído.
-Ni una palabra ¿Entiendes? ¿Como entraron?
Ella me sonrió de forma traviesa y asintió.
-Ki me dijo de la llave de repuesto.
Esa llave permanecía bajo una de las plantas afuera de la casa.
-¿Ya cenaron algo?
Ambos negaron y les invite a mirar la televisión mientras preparaba algo. Caminé al baño esperando encontrar ahí a Lauren pero no fue así. La busqué en la habitación. Esta vez sí la encontré, estaba acostada de espaldas en la cama y cerraba los ojos.
-¿Lau?
Se sentó. -Por favor dime qué ya se fue. Suplicó.
-Se quedara a cenar, Ki está con ella al parecer quiso venirse antes. Me encogí de hombros.
-Dios que vergüenza Cami.
Dijo y me reí.
-Lo sé, Sofía me lo va a recordar el resto de mi vida, ya le pedí que no te molestará.
-Creo que es lo que menos me importa ahora, en serio que estaba muy excitada. Dijo levantando las cejas.
-Dios, olvidalo por el momento.
Nos miramos por un buen rato, yo me acerque a ella para besarla. -Me encantas. Dijo intentando tumbarme en la cama. Yo la empuje un poco para impedirlo. -No Lauren, no quiero pasar por lo mismo.
Ella río de forma tierna y se levantó conmigo.
El resto de la noche pasó entre bromas e indirectas de Sofía, hasta que no soporte más y en un descuido de Ki le di un pellizco en el brazo para que callara, ella se quejó adolorida pero me retó con la mirada tratando de decirme que lo dejaría por el momento pero estaba segura de que seguiría otro día, uno en que mi hijo no estuviera presente.
Lauren intentaba sentirse de nuevo cómoda pero no lo logró, amaba verla nerviosa. Su movimientos parecían inseguros y ni siquiera podía verme sin que su cara se sonrojara.

Lo que no se ve Donde viven las historias. Descúbrelo ahora