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CAMILA
-Es un niño increíble aunque a veces parece un adulto...oye me enteré de lo que hizo Judith, ¿Te vas a mudar?

Asentí. -Kilian ya me dijo que es lo que más desea.
Judith había dejado su casa a mi nombre y me había avisado días antes, era una sorpresa me dijo, un regalo, quiero que tengan una casa segura y que Kilian siga creciendo aquí. Con todo el amor del mundo lo acepte, ella me dejaba el mejor regalo, un sitio que me permitiría sentirla tan cerca y Kilian estaba encantado por que amaba la casa.
Años atrás tuve que dejar la casa que rentaba para irnos a vivir a un departamento pequeño, estaba pasando por un mal rato económico así que era la única solución, aún así era cerca de Judith, a tan solo unos minutos, era ahí donde tenía mis cosas, en unos días estaríamos instalados en la de Judith.
Aiden y yo hablamos por más rato, recordando a Judith, mientrás estaba ahi, no perdía de vista a mi hijo, quien ahora platicaba con una mujer que me parecía conocida, lo deje pasar solo no lo perdí de vista.

-Sabes debo irme, Sally me espera en casa.
La esposa de Aiden tenía ahora 7 meses de embarazo y para mi amigo era dificil pasar tiempo sin ella, vivían ahora al otro lado de la ciudad, años antes había cambiado la pastelería para alla y a mi me habia dejado sin sus deliciosos pastelillos.
Sonrió y me abrazó. -Cuidense les hablaré pronto. Se despidió.
Miré hacia donde Kilian y la mujer ahora se sentó junto a mi hijo en el pasto solo mirando hacia el frente. No quise interrumpir y mientrás despedí a otras personas. Kilian necesitaba palabras reconfortables y yo no me sentía capaz de hacerlo, quizás las demás personas le darían buenos consejos, el era muy amigable así que le gustaba escuchar a los adultos no era un problema.

LAUREN
Llegué justo cuando comenzaron a hablar de Judith, ya no podía derramar más lagrimas debía ser fuerte, el llanto durante todo el viaje era suficiente.
El cielo se nubló en cuanto terminó el funeral y comence a buscar un sitio donde refugiarme mientrás el resto de las personas salía. Miré hacia en frente y estaba un niño sentado viendo fijamente hacia Judith, sobre el pasto y sollozando.
Me acerque sin asustarlo y cuando llegue a su lado el me miró, yo sonreí pero no obtuve nada de su parte solo miré como trataba de sollozar en silencio.

-La extrañare. Le dije tratando de iniciar una conversación, miré hacia los lados para ubicar quien estaba a cargo pero solo miraba a la gente despedirse.

-Si, yo también ¿Era tu familia?
Me preguntó, cuando por primera vez me miró a los ojos, sus ojos eran café un color especial y su cara era muy linda. Me dió tanta ternura verlo llorar así que quise platicar para reconfortarlo.

-Era una buena amiga.

-Nunca te vi cerca. Confesó extrañado.

-Estuve fuera un tiempo pero no perdí el contacto y dime ¿Ella es tu tía?
Negó algo triste.

-Ella me cuido desde pequeño. Dijo dandome un sonrisa triste.

-Siempre fue asi de increíble deberiamos platicar cosas divertidas sobre ella, ¿Te parece?
Entre charlas comence a sospechar frente a quien me encontraba, si era el entonces, era un niño realmente dulce e imaginaba que Judith había cuidado demasiado de él, también significaba que Camila debía estar cerca de aquí.
El me contó muchas de las cosas que hacian juntos y yo le conté como había sido mi tiempo con ella, recorde como salía de casa desde los 13 años para saludarla en el jardín y ella cocinaba galletas para mi.

-Ki. Lo llamó una voz tras de nosotros, esa voz la conocería en cualquier sitio y tenía miedo de verla, me sentía nerviosa y sentía que el aire me faltaba. Mi corazón comenzó a acelerarse y cuando la escuché llamarlo mucho más de cerca no tuve más remedio que levantarme acompañándolo y mirar a quien lo llamaba.

-Corazón ya debemos irn...¿Lauren?.
Dijo en un hilo de voz, parecía sorprendida, la estaba mirando, era ella la dulce chica que hace 8 años había tratado de ayudarme, la que había dejado, al tocarla decía yo en mi mente que era realmente linda pero ahi frente a mi me di cuanta que era realmente hermosa, jamás había visto algo similar. No sabía que decir y al parecer ella tampoco.

Lo que no se ve Donde viven las historias. Descúbrelo ahora