70.Atravesé el pasillo hasta su habitación mientras limpiaba mis lágrimas con la manga de mi suéter, mi mente se nubló al momento de pararme sobre su puerta. Hace una semana que estoy sin dormir por las noches, hace una semana no ingiero más que té de manzanilla y pastillas para dormir, hace una semana que mi vida se basa en conseguir maquillaje para tapar mis ojeras, hace una semana algo dentro de mi se rompió y hoy... Hoy vengo por mi último "adiós".
- Hola... -dije, mirándolo desde la puerta.
Levantó la mirada.
- Sé que no me quieres aquí, pero en tres horas me voy a Toulouse y quería decir adiós.
- ¿Te vas a ir hoy? -preguntó, yo asiento- Verás que te la pasaras bien, será el mejor año de tu vida.
- Sí, yo también lo espero.. -dije.
- Prometeme que serás feliz, ¿si?
Negué.
- No he venido a hacer promesas estúpidas... Los dos intentaremos ser lo más felices posible, pero tengo la sensación de que cuando tome ese avión hacia Toulouse, algo se romperá para siempre entre los dos, y quería decirte adiós.
Suspiró.
- Adiós, Jari... ya verás que todo estará bien.
- No, no necesito un psicólogo -dije, acercándome a él- Solo vine a despedirme.
Llevé una de mis manos hasta su cuello y dejé un beso sobre su mejilla izquierda, cerré los ojos liberando un par de lágrimas y lentamente me separé inhalando su aroma.
- Adiós Abraham... -susurré.
Te amo...
Me di la vuelta para salir de allí, el aire comenzaba a faltarme, me siento morir ahora mismo y no es algo que me favorece en mi estado, al salir fui abrazada por mi papá quien me dijo que todo estaría bien y quien aguantó mis gritos suprimirse entre su ropa húmeda por mis lágrimas.
Él ya no está, se acabó...
Ni siquiera tuvo la decencia decir que me extrañaría o de darme un último abrazo en memoria a todo lo que vivimos, un año juntos, un año en el cual viví en el éxtasis, un año de fantasía, un año sin ser yo, un año sabático a mi locura, un año de relax a delicias mentales, un año, un amor. Yo no sé cómo, o por qué la vida siempre se esmera en hacerme daño, en hacerme experimentar el abandono una y otra vez. Porque sí, sabemos que tengo un tema con el abandono (y que probablemente se deba a algún desvarío de mi infancia), me cuesta y me destruye afrontar un abandono. Palabra fuerte, si las hay. Ser abandonado es desprenderse de un lazo, desajustarse el cinturón, sentirse inseguro. Cuando alguien me abandona me siento huérfana, perdida, sin tierra. Soy yo, entre la neblina, buscando el camino de vuelta a alguna parte. Éste es el abandono, una casa vacía y yo gritando el nombre de quien me abandonó. Abandono es así un eco que dice "Abraham, Abraham, Abraham", incansablemente en mis dos oídos para siempre.
Ya estaba todo listo, maleta y mochila, botella de agua y pasaporte en la mano, lágrimas en los ojos y en la otra mano el celular, esperando una llamada que jamás llegaría. Di un suspiro antes de salir de mi habitación vacía, no, no vacía del todo, sus fotos seguían colgadas allí, como recuerdo intacto del abandono.
Un taxi me esperaba afuera para llevarme al aeropuerto, mis papás se habían ofrecido en acompañarme, pero prefiero hacer esto sola, dolida, traicionada, herida y abandonada, yo, sola. Cargué mi equipaje en el maletero del taxi, miré hacia los costados con las esperanza de verlo venir hacia mi, agudicé mi oído por si escuchaba su grito al cántico de "¡¡No te vayas!!!", nada, absolutamente nada. Miré a papá y él negó triste con la cabeza, abracé a mis hermanitos y a mi mamá que lloraba, lloré con papá y me detuvo antes de que me subiera al taxi.
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LOUDER | RM
Teen FictionPasamos mucho tiempo preguntándonos si lo que sentimos es amor, es simple. Si lo que quieres es cambiar al otro no lo es, si lo que quieres es cambiar por el otro... Es amor. - Mi vida es un conjunto de gente ausente, gente que no está. - Pe...