Capítulo 121: A bit of me

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— Ten, para ti.

Me entregó una taza caliente de café mientras se sentaba a mi lado, yo dejé el resaltador a un lado para pode corresponderle.

Le besé la mejilla.

— Gracias, amor.

Ladeó su cabeza para poder leer en mi computadora que estaba sobre la mesa, se acomodó sobre el cojín del piso e hizo lugar para dejar reposar su taza.

— ¿De qué es? -preguntó sirviendo mas café del termo.

— Metodología de la Investigación. Es desesperante.. -bufé.

— ¿Es mucho?

— Muchísimo, no creo llegar a terminarlo para mañana. -rasqué mi cabeza con frustración.

— Si quieres puedo armarte los esquemas con las síntesis que tienes ahí. Pero amor, estás escribiendo en español. -señaló.

— Agh.. ¡Ten misericordia de mí, Señor! -exclamé cerrando la computadora.

— A ver.., a ver.. Tú lo que tienes que estás muy cansada, son casi las dos de la madrugada, acabamos de llegar. ¿Por qué mejor no vas a descansar? Yo me ocupo de lo que te falta aquí y mañana lo terminas. ¿A qué hora debes enviar esto?

— Antes de la medianoche, hora Miami. — respondí— Pero, Abraham... en serio es muchísimo, aún me falta Política, además.

— Hey... —alzó mi mentón— Yo me encargo, tú ve e intenta dormir algo, te ves muy cansada y no quiero que enfermes a causa de esto. Hoy fue un día muy largo, tus neuronas van a explotar de tanta sinapsis. -me sonrió.

Dejó un beso en mis labios y yo puse mi cabeza en su hombro.

— Ve a descansar, fresita.. -me susurró.

— ¿No vienes tú?

— Yo en seguida voy, ¿de acuerdo? Puedes usar mi mantita de Garfield si quieres.

— Bueno..

Me paré del suelo a lo que él aprovechó para darme una palmada en mi inexistente trasero, caminé con toda la flojera del mundo hasta la habitación. Me lancé bruscamente a la cama tratando de borrar de mi mente los esquemas de Opinión Política que debería estar haciendo yo sin aprovecharme del intelecto de mi novio.

Quité mis pantuflas con la ayuda de mis pies y comencé a quejarme entre gemidos desesperantes.

— ¡Duérmete, Jari! -me gritó desde la sala.

Me metí bajo su mantita del gato Garfield y estiré mi mano para tomar el libro que él me había dado. Busqué la página señalada con el separador que me había decorado Johann.

Me sumergí en la lectura.

— Eres muy mala influencia para mí, Will Traynor. —dije, mientras abría la puerta del coche y bajaba la rampa. No lograba dejar de sonreír.

Enséñamelo.

Eché un vistazo a la calle, me giré y bajé un poco la venda de la cadera.

— Está muy bien. Me gusta tu abejita. De verdad.

— Voy a tener que llevar pantalones de cintura alta cuando esté con mis padres el resto de mi vida. — Le ayudé a acercar la silla a la rampa y le alcé— . Aunque si tu madre se entera de que tú también te has hecho uno...

Le voy a decir que la chica de la Oficina de Empleo me llevó por el mal camino.

Solté una carcajada. Amo a este hombre.

LOUDER | RMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora