Capítulo 84: ¿Y quien es Abraham?

700 86 18
                                    


84.

Jari's POV

— ¿Sabes que no puedes salir de aquí sin autorización, cierto? -sentí una voz a mis espaldas.

— ¡Ay, me asustaste! Y sí, sí sé, no iba a salir...

— A mí no me engañas, niña -dijo jugando con mi pelo.

— Sólo estoy viendo, no te metas.
Asomé aún más mi cabeza hasta el pasillo y caminé discretamente por él hasta el otro lado del ascensor.

— Creen que lo que causó la recaída fue que volvió a ver a Abraham. -oí la voz de mi madre.

Al escucharla, me oculté tras un carrito de limpieza que había allí.

— ¿Y quien es Abraham?

Esperen, ¿ese es Víctor?

— ¿No te ha hablado de él?

— Pues, no.

— Hola, los acompañó a la habitación -oí la voz de la doctora.

Cuando estaba a punto de salir, sentí una mano halar de mi brazo.

— ¿Qué haces aquí?, si Andrade te ve, te mata -susurró, encogiéndose.

— Pero, oye...

— No, nada, vámonos.

Me arrastró con ella de vuelta hasta la habitación, me lanzó a la cama y ella se fue a la suya justo cuando la doctor interrumpió en la habitación.

— ¡Mami! -dije al verla entrar, seguida de Víctor.

Me abrazó.

— Por favor, sácame, por favor, te lo suplico. Vámonos -dije, abrazándola.

— Jari, lo siento, los médicos creen que es lo mejor -se negó.

— Éste hospital es un infierno, me volveré loca. Vámonos -rogué.

— No me lo hagas más difícil...

— Vámonos a casa, por favor, por favor...

— No, lo siento, por ahora no.

La miré.

— ¿Puedo hablar con Víctor? -asintió- A solas.

Besó mis manos y caminó hasta la puerta.

— ¿Qué pasa? -dijo él, sentándose sobre la cama.

— ¿Tú también crees que estoy loca?, ¿que me tienen que encerrar? -dije sentándome a su lado.

Se rió.

— Claro que no, pero quiero que estés bien -dijo mirándome con sus luminosos ojos verdes.

— Sí, pues entonces, convence a mi madre y vámonos de aquí.

— No -negó- Es que no te viste, no estabas bien -dijo tomando mis manos- Deja que pasen unos días a ver que te encuentran.

Suspiré.

— Mira, eh, no sé si decírtelo... -dijo acariciando mi cabello.

— ¿Decirme qué? -dije mirándolo.

— Una mujer que nos encontramos nos dijo que te contáramos.

— ¿Una mujer?, ¿qué, qué mujer?, ¿cómo era?

— Bueno, era pequeña en estatura, rubia, con rizos... tu madre la llamó Susana.

Mi corazón se aceleró. ¿Susana?

LOUDER | RMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora