Capítulo 69: Golpe de Realidad.

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69.

Las semanas pasaban y la situación no cambiaba, hace días que no veo a Abraham como antes, o sea, si nos vemos pero no estamos todo el tiempo juntos como solíamos hacerlo, hace días no sale de su casa, ni siquiera va a la Universidad, se la pasa encerrado en su cuarto. Su madre está verdaderamente mal con esto, a Samuel no lo veo desde lo que pasó, ni tampoco quiero verlo, a Cris la veo de vez en cuando, Sophía está en el hospital, después de la muerte de sus padres quedó emocionalmente inestable, sumándole las heridas de su cuerpo.

Hace... más o menos media hora Abraham llamó diciendo que vendría a verme, se lo escuchaba desanimado y con voz ronca, cosa que realmente me entristeció, él siempre fue tan alegre y positivo y el verlo completamente destrozado es insuperable. Las cosas entre nosotros dos ya no son como antes, él entró en una depresión crónica horrible, desde la pelea con Samuel quedó en un estado de incredulidad bastante severo, porque seamos realistas... Después de toda una vida juntos, el hecho de quien es prácticamente tu hermano te culpe de haber tenido el descaro de meterte con su novia, es devastador. Entre nosotros, es complicado... Ya no es lo mismo, estamos, pero a la vez no, relativamente yo creí en su palabra cuando me aseguró que él jamás tuvo algo que ver con Sophía, pero ambos sabemos que eso no es todo. Anteriormente las cosas entre los dos se estaban desgastando, habían peleas continuamente, reproches, desacuerdos, pero no era nada que no se resolviera con un abrazo, un beso, o una típica reconciliación fogosa, ahora ya no... Tampoco crean que voy a ir a pedirle perdón por todo esto, porque no. Tú puedes pedirme que viva a base de sushi por un mes, lo hago... muy a mi pesar, pero lo hago, me puedes pedir que deje de escuchar Montaner por un día, lo hago... hay poca probabilidad, pero bueno. ¡Pero no me pidas que después de una discusión sea yo la que pida perdón!, ¡porque no lo voy a hacer! No puedo, no puedo, el orgullo me domina, es como que el orgullo viene y me abraza diciendo "no ven, no lo hagas, yo te quiero más! Pero ¡OJO! Nosotros los orgullosos somos los que más sensibles somos, porque el otro aparece y dice: "Bueno amor, perdón..." y es como... ¡Si, menos mal, no aguantaba más. Te amo! Pero ÉSTA que iba a aparecer yo primero, la cagada es cuando los dos son orgullosos (y nosotros no somos excepción), pasan horas, horas, y horas y dices... "Bueno, no me va a pedir perdón nunca en la vida". Va a venir Margaret Thatcher de Inglaterra y va a decir: "chicos, las Malvinas son argentinas" y todavía no nos vamos a hablar, nos amamos igual.

Y tengo miedo.

El pitido de la notificación de correos proveniente de mi laptop me saca de mis pensamientos, me quito los auriculares y me acerco a mi escritorio tomando posesión de mi computadora.

Arrugué el ceño al ver el título de la dirección del correo.

"Escuela de Danza Contemporánea"

¿Qué?...

¡Ah! Papá me había hablado de esto, retomando mi anhelo de estudiar en Toulouse, hace un par de años atrás en la inscripción, quedé en lista de espera para el ingreso y justamente ahora pasa que hace un par de semanas recibí la noticia de viajar, claramente me negué, no voy a irme y menos ahora, quiero estar aquí, con él, acompañarlo. Pero por lo que veo, papá no se tomó el tiempo de agradecer la propuesta y decir que muchas gracias, pero no. Además de eso, papá tuvo la iniciativa de comunicarse con Xenia, la hija de uno de sus socios quien también estudiaba en el Conservatorio XXI al que querían mandarme.

Estaba apunto de descartar el e-mail, cuando oí unas voces desde la sala.

- ¡Abraham, cariño! -exclamó mi madre.

LOUDER | RMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora