[Capítulo largo]
100.
— Abraham, ¿desde cuando duermes siesta?, ¡tengo que irme!
— Cinco minutos más...
Se volteó junto con las sábanas y acurrucó su rostro en la almohada.
— Nene, hoy es cumpleaños de papá y lo olvidé, todo tu culpa.
— ¿Mía?, ¿por qué?
Levantó la cabeza y yo me crucé de brazos.
— ¿Me acompañas?, les gustará verte.
Me senté sobre la cama y él reposó su cabeza sobre mi regazo.
— Obvio, sí. Los extraño a todos.
— Entonces vamos, al menos quiero llegar para la cena.
Paró su trompita de una forma muy tierna y yo me incliné para besarla.
— ¿Me acompañas a mi casa? Necesito una ducha y un cambio de ropa.
Asentí y comencé a acariciar su pelo.
— Mmmh, no hagas eso porque me duermo... -murmuró entrecerrando los ojos.
Besé su frente.
— ¿Tú ya te bañaste verdad? Hueles a durazno...
— Ajá...
Me sonrió desde su lugar y yo presioné sus cachetes.
— ¿Hoy es el cumpleaños de tu papá?, no recordaba que fuera hoy...
— Bueno, su cumpleaños fue el sábado pero lo festejamos hoy porque viene su familia de Estados Unidos.
— ¿Vienen tus tíos desde allá?
— Mis tíos, mis primos, y mis abuelitos...
— ¿Y cómo es que entrarán todos en el apartamento? -preguntó.
— No. Mis papás ya no viven en el apartamento, tuvieron que mudarse, Johann está enorme, aprendió a caminar hace poco y un apartamento no es muy factible para un bebé.
— Entiendo, ¿donde viven, entonces?
— En un Club de Campo, ¿conoces el San Rafael?
— Sí, he ido a entrenar muchas veces a su club. ¿Viven allá?
— Sí, hace... más de un año.
— Entonces, ¿conoceré a tus abuelitos paternos?
— Sí, ¡entonces vamos ya! -exclamé empujándolo.
— Espera, ¿y si me echan?, ¿y si ya no me quieren?. Cielo, después de lo que pasó, yo no...
Yo me reí para no llorar. Es absurdo que piense que mi familia no lo recibirá, sabiendo especialmente que allí lo adoran. Y los que no lo conocen todavía, lo adorarán.
— Tú estás demasiado sensible. Sabes perfectamente que en casa te adoran, les dará mucho gusto verte.
Acaricié su pelo y besé la punta de su nariz.
— ¿Lo prometes?
— Claro, mi amor. Lo prometo.
(...)
— Uy, la inquieta...
Me dijo mirándome divertido, mientras mis piernas temblaban como gelatina, estoy a punto de entrar en un ataque de nervios y él se ríe. Presionó al acelerador y avanzó tras la fila de ingreso en la que estábamos. Ya habíamos llegado al Club de Campo, sólo faltaba que Abraham se registre como visita.
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LOUDER | RM
Genç KurguPasamos mucho tiempo preguntándonos si lo que sentimos es amor, es simple. Si lo que quieres es cambiar al otro no lo es, si lo que quieres es cambiar por el otro... Es amor. - Mi vida es un conjunto de gente ausente, gente que no está. - Pe...