Capítulo 104: Live without her

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104.

Abraham's POV

- Negro, ¿querés? -me habló Nico, tendiéndome una cerveza.

- No, gracias. Hoy no tomo. -me negué.

- ¡¿Qué?! -exclamó- Pero hace un mes atrás andabas re escabiado, me vas a decir que no te acordas de la rubia que te chapaste en el cheboli.

- ¡¡Shhh!!, de eso no se habla. -lo callé.

- Ahora le voy a contar a Jari...

- ¡No! -exclamó Samuel- Si se pudre todo lo voy a tener en mi casa llorando todos los días, así que mejor, cállate.

Yo me reí, realmente estaban locos. En la mesa eramos cinco, Fausto intentaba conquistar a la mesera, Samuel espera sus ñoquis con boloñesa, (de paso, yo también), Dylan comentaba sobre su entusiasmo sobre estudiar en el extranjero, Nicolás, bueno... él toma. Yo sigo pensando en que debí quedarme con Jari. Después de todo, a ellos los veré mañana, en cambio a ella, no la veré en semanas.

Tengo miedo de que se vaya, no quiero que se vaya. De tan sólo pensar en que volverá a pisar ese lugar me asusta. Pero no es solo eso, yo también tengo un compromiso en ese lugar, yo hice una promesa y me da miedo cumplirla. Siento que le estoy fallando grandemente al evitar el tema, pero es que estoy aterrado. Ese lugar me trae tantos malos recuerdos al apenas oírlo nombrar, se me enchina la piel en tan solo pensar en volver a perderla. Sí, soy un cobarde y ella es demasiado inteligente como para no darse cuenta de mi situación. Sé que ella aún sostiene sus sospechas y tiene razón al pensar que le estoy ocultando algo. Esto es algo que debo enfrentar yo solo, buscar a esa mujer me hará revolver el pasado de una manera que ni siquiera puedo imaginarme, es que es tanta conciencia. Hace más de un año que Beto falleció, en ese entonces sucedieron muchas cosas que ni siquiera pude pararme a pensar sobre qué hacer, después de que Jari intentara matarse, mi promesa pasó a un segundo plano. Y aunque pude cumplir una parte de ella, aún queda lo más importante.

- ¿Abraham, te sientes bien? -me preguntaron.

Yo bajé la cabeza, la vista se me estaba nublando y entendía poco. Siento como si las cienes fueran a explotarme, me estaba faltando el aire y lo único que quería era salir corriendo de ahí.

- Perdón... -murmuré.

Caminé rápidamente hasta el baño más cercando, me estaba sofocando. Reposé mi cabeza sobre la fría pared. Necesitaba clarar mis ideas, los recuerdos me golpean y siento que voy a caer en cualquier momento. Intenté abrir la canilla pero las manos me tiemblan, me mire al espejo... estaba pálido.

- Todo es una mierda, todo esto es una mierda..

Miré mi muñeca, ahí conservaba una pulsera que Beto me había dado meses antes de morir, era suya, su madre se la había obsequiado.

- ¿Por qué a mí? ¡Odio esto!, ¿por qué tuvo que tocarme vivir todo esto?, ¿por qué no puedo tener una vida sin problemas tan abruptos?

- Abraham... -oí mi nombre.

- ¿Qué haces tú aquí? -pregunté al ver a Cristina detrás de mí.

- Antes tú pediste una cosa, ¿cómo sería tu vida sin todo esto?

- Sí, pero... ¿qu... qué quieres decir con eso? -murmuré.

- Quiero ayudarte a cumplirlo.

Solté una carcajada.

- Pero no podrás volver a ésta vida, ¿entiendes?

- ¿Y por qué querría regresar?

- Nunca más, ¿estás seguro?

- Segurísimo. -afirmé.

Ella asintió y chasqueó sus dedos. Pestañeé una vez y escalofrío me recorrió el cuerpo. Me miré al espejo, mis ojeras colosales ya no estaban ahí, mis piernas dolían horriblemente y me sentía diferente.

- ¿Qué pasó?-murmuré- ¿Esto es real?

- Completamente, Abraham.

Llevé la mano hasta mi estomago bajo, me levanté la ropa y nada, la cicatriz de mi operación no estaba. Tampoco la del vaso en la ceja. Ni siquiera el moretón en mi rodilla por la fractura del tendón. Estoy diferente y me siento extraño.

- El cambio no es físico, es real. Jamás has estado en un hospital.

- Un sueño... ¡un sueño increíble!, ¡me encanta! Oye, ¿y la pulsera de Beto? -pregunté miran mi muñeca.

- Jamás llegaste a conocerlo

- Ah, claro, claro, claro...

Salí fuera del baño, el restaurante estaba vacío, totalmente vacío. Los chicos no estaban y yo miré a Cris. Ella tiró de mi brazo y me sacó de allí hasta la calle.

- ¿Qué haces?, ¿donde me llevas? -pregunté.

- Quiero enseñarte algo..

- Pero, ¿donde están mis amigos?, ¿donde está mi celular? nQuiero hablar con Jari.

De mi bolsillo, saqué mi celular y me dispuse a buscarla entre mis contactos, el "Nena" con el cual la tenía agendada no estaba ahí, ella no estaba entre mis contactos. Fruncí el caño y miré a Cristina, quien me sonreía mientras me tendía la llave de un auto.

- ¿Quieres ver lo que quiero enseñarte o vas a quedarte ahí parado? -me cedió las llaves.

- Estas no son mis llaves.. -dije.

- No, porque aún tienes la moto... -señaló una moto, mi antigua moto.

Pero si yo la había vendido.

Caminé desconcertado hasta ella y me puse el casco, Cris subió detrás de mí y sujeto mi cintura.

- ¿Tú no llevas casco? -le pregunté.

- Ah, me olvidaba. Sólo puedes verme tú. Por lo tanto, no tendrás problemas con la policía.

- ¿Cómo?...

- Conduce, ya lo verás..

- ¡Conduce, vamos! Hasta el hospital.

Aceleré rumbo hacia donde ella me dirigía. Por un momento me olvidé de todo. No sé qué es lo que sucede, no sé a donde quiero llegar con todo esto.

- De verdad, yo no sé qué es lo que hacemos aquí, ni a qué me trajiste. Sólo sé que supuestamente, yo jamás he estado en un hospital, no sé a qu..

- Cállate, ya llegamos.

Ella se bajó y tiró de mi brazo para que vaya con ella. Es de noche y tengo miedo.

- ¿A quien quieres ver? -me preguntó una vez que estábamos dentro.

- ¿Eh?..

- Sí, dime a alguien que quieras ver ahora, ya.

- A Jari -respondí.

- Ven, entonces.

Caminó hacia el interior del hospital y yo la seguí con la mirada. Pero si Jari está en mi casa...

Jalé de su brazo.

- ¿Ella está aquí? -pregunté.

- Sí..

- No, pero si a ella la dejé en casa, no..

- Ella ya no forma parte de tu vida, Abraham. Cuando deseaste una vida sin problemas, renunciaste a ella también. Tú jamás la conociste.

- Tú dijiste que a quién nunca había conocido era a Beto, no a ella. Dijiste que nunca estuve en un hospital.

- ¿Por medio de quién la conociste?

- Por Samuel.

- ¿Y a él donde lo conociste?

- En el hospital...

Continuará...

LOUDER | RMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora