Capítulo 46: ¿Estás borracha?.

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-¡Ay, está frío. Maldita perra! -se quejó Samuel cuando Cristina le untaba bloqueador por su suculenta espalda.

-Pareces una niñita, cállate que después no puedes dormir por las quemaduras -le respondió ella, rodando los ojos.

-Pero eres muy brusca, Jari ponme tú -dijo él, pasándome el pote de bloqueador.

-¡No! -exclamó Abraham, arrebatando el pote de mis manos- yo te pongo. -dijo poniéndose detrás de él.

-¡No! -de quejó Samuel- ¿No ves que las rubias culonas de allí pensarán que soy un mariposa?

No pude evitar reírme de eso.

-Como quieras... -dijo Abraham rodando los ojos.

-De todas formas, hermano... Creo que Tony ya te ganó -comentó Cris, dirigiendo su mirada hacía Tony quien estaba de coqueto con las rubias esas.

-Da igual, hay más tías... -respondió, encogiéndose de hombros.

-¿Quién quiere un jugo? -ofreció Abraham, apuntando hacía un carrito donde por lo que veo, venden bebidas.

-¡Yo! -dijimos, alzando un brazo.

Abraham sonrió y se dirigió hacía el carrito, con dinero en mano. No pensábamos ofrecerle del nuestro, él nos ofreció, que él pagué. No pude evitar dirigir sutilmente mi mirada hacía su trasero cuando se iba alejando, ¡Y que buen culo tiene!

-Mente sana, como una manzana... -susurro Cris a mi oído. Me reí por eso- Pero entiendo... ¡¡¡Que ese culo no pase hambre, Mateo!!! -le grito ella. No sé si él la escuchó, o qué, estaba entretenido hablando con él vendedor.

-Y con ese traje de baño que lleva puesto, claramente le resaltan las pompis -comenta Samuel- ¡Yo tengo más!

-Sí, hermano, sí...-Cris le palmeo el hombro.

Visualice a Abraham venir hacía nosotros con dos vasos entre sus manos, antes de que llegará aquí se inclino para recoger un valón y entregárselo a un pequeño niño a quien se le había, por lo que note, perdido. Logre persuadir un "Gracias" salir de los labios del pequeño y él revolvió su cabello en respuesta. Cuando llegó con nosotros nos entregó los jugos y lo miramos raro, osea, trajo solo dos y domos cinco.

-¿Qué? -preguntó- Están veinticinco dolares cada uno, hay que ahorrar...

Tacaño...

-¡Oigan, el agua está genial! ¿quién viene? -grita Tony, viniendo hacía nosotros.

-Si quieren vayan, yo estoy bien aquí... -murmuro contra la toalla que está tendida sobre la arena.

-¡Abraham, deja de mirarle el culo, y ven! -grita Samuel, corriendo hacía el calada- Revoleando el vaso de jugo de piña que le dio Abraham.

-¡Hey, eso me costo veinticinco dólares, maldito! -se queja, Abraham- ¿Vienes? -me pregunta, volteando hacia mi.

-No amor, ve si quieres...

-Bueno -oigo como se aleja y después le escucho gritarle a Cristina que tenga cuidado que se le escapará una teta.

Cierro los ojos dejándome ir por el sonido relajante que producen las olas, no soy muy fan de la playa, pero tengo que admitir que esto me está gustando, y mucho. Abro los ojos y siento como una vibración proviene desde el bolso de Cris, perezosamente extiendo una mano y tomo en posesión su celular y contesto la insistente llamada.

- ¿Hola? -pregunto.

-Cristina, hija. ¿Eres ?

LOUDER | RMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora