113.
El frasco de desmaquillantes resvaló de entre mis manos y me asusté por el estruendo. El rimel excesivo distorionaba mi visión y quizá esté alucinando. Me obseraba desde el umbral de la puerta y admito que muy dentro de mí deseaba que fuera Juan.
— Hola goose..
Me sonrió.
— Hola.. -murmuré.
Me quedé mirándolo sin saber qué decir, se acercó a mí y un escalofrío me recorrió el cuerpo abruptamente. Lo abracé en cuanto tuvimos un contacto corporal cercano y de dediqué a oír su risueña risa sobre mi oído.
— Hola, hermosa.. -susurró.
— Abraham..
Me abrazó más fuerte y cerré los ojos al sentir su desesperación en el abrazo. Respiré de su perfume corporal hasta que finalmente desató el agarre de sus brazos en mi cintura.
— ¿Qué haces aquí? ¿Cóm.. ¿Por qu..?
Limpié la estúpida lágrima que se me escapó y él me sonrió divertido.
— No iba a perderme la oportunidad inédita de verte vestida de ganzo.
Le sonreí y me quedé mirándolo. No puedo creer que esté aquí frente a mí.
— No puedo creer que estés aquí.
— Sí, no contestabas mis llamadas, ni mensajes. Supuse que viniendo hasta aquí..
Suspiré.
— Perdón con eso, yo.. no estaba del todo bien. No fui en los mejores términos y eso colmó el vaso. Perdón.
— Hablaremos de eso en otro memento. ¿Está bien?
Abraham no hace falta que me hables en inglés, sí entiendo español. -dije.
— Sorry.. ah, perdón. Desde que llegué tuve que hablar inglés, no soy un crack con el francés, entonces... Creo que es la costumbre.
— ¿Dijiste algo en francés desde que llegaste? -pregunté divertida.
— Me daba miedo.. -murmuró.
— Sí, debemos retomar las clases.
— Oye, las mías también quedaron a medias.. -oí una voz desde la puerta.
Me di vuelta y encontré a Juan mirándonos con una ceja alzada. Ahora entiendo todo.
— Te odio.. -le dije diréctamente.
— No te veo con tanto reencor, belleza.
Abraham estaba abrazando mi cintura mientras miraba a Juan divertido.
— ¿Por qué hicieron todo a mis espaldas? Son muy malos..
— Estabas insoportable. Además, no quería arruinar la sorpresa.
— ¿Viniste hasta aquí solito? -le hablé a Abraham, sujetando sus mejillas.
— Sí, he viajado otras veces, bebé.
— Yo me retiro. -anunció Juan, saliendo de la habitación.
Tomé la mano a Abraham y la entrelacé con la mía. Rozó sus labios con la punta de mi nariz, le besé la punta de la suya cuando su sonrisa chocó con mi mejilla.
— No me tortures así, bésame de una vez.. -murmuró.
— No creo que lo merezcas..
— Sabes perfectamente que sí.
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LOUDER | RM
Ficção AdolescentePasamos mucho tiempo preguntándonos si lo que sentimos es amor, es simple. Si lo que quieres es cambiar al otro no lo es, si lo que quieres es cambiar por el otro... Es amor. - Mi vida es un conjunto de gente ausente, gente que no está. - Pe...