Jari's POV
— ¿Lloras de verdad, o también es mentira? -preguntó a mis espaldas.
— Tú sabrás, tú lo sabes todo. -respondí, cubriéndome con la manta.
Sentí el peso de su cuerpo sobre mi cama y después la sentí olfatearme extrañamente.
— Verdad, lloras de verdad. ¿Quieres que hablemos?
— No. -me negué.
— Mentirosa...
La observé regresar hasta su cama y respiré profundo antes de hablar.
— Mi vida es una porquería. -dije.
— En este piso todos nos parecemos por tener una vida de porquería. -contestó.
— Sí, pero... es que no dejo de hacerle daño a todo el mundo, a mi familia, a mi novio. Ellos... ellos quieren ayudarme y yo siempre lo arruino. -murmuré.
— Pues, quizás deberías decir la verdad.
La sentí nuevamente sentarse sobre mi cama, mientras acariciaba mi cabello.
— Puedes probar conmigo, a mí me da igual lo que te pase... -me dijo.
Hice el intento por dejar de sollozar, así poder hablar con franqueza.
— Tengo un problema con la comida, hace tiempo que recaí, pero no se lo he dicho a nadie. -admití.
Ella sonrió victoriosa, al comprobar que tenía razón
— Y sí, estoy con Víctor, pero no lo quiero como debería ser. No tanto como... como a Abraham, que está con otra chica.
La miré.
— ¿Contenta? -dije.
— Sí, me agrada saber que tenía razón. -me sonrió.
Yo, designada, pegué mi rostro a la almohada y continúe llorando ahí.
— ¿Qué quieres mujer?, ¿que te agarre de la mano y que te diga que te pondrás bien? ¿Y que vendrá el tal Abraham y te dirá que te ama? -dijo- A mí me pasa lo contrario a ti, sólo sé decir la verdad por muy mala que sea.
Volví mirarla, esta vez a los ojos.
— Y sí, tu vida es una porquería. Lo mejor que puedes hacer es dormir, cuando duermes los problemas se van... -dijo, volviendo a acariciar mi pelo.
— No creo que pueda hacerlo...
— Con eso sí puedo ayudarte... -me dijo.
— ¿Cómo?
— Con mis pastillas, con un par dormirás como un tronco y con tres hasta mañana por la tarde, ¿no quieres desconectarte?
Quitó las lágrimas de mis ojos y dejó un beso en mi frente.
— Si quieres, ya sabe donde están. -dijo.
— Muchas gracias... -murmuré.
Volvió a dejar un beso en mi frente y después se volvió a su cama.
Era de madrugada y un frío abrazador golpeaba mi esquelético cuerpo de una manera violenta, el frío me consumía. Ni siquiera tenía fuerzas para ir por otra manta, y es que últimamente no tengo ganas de nada. Me senté sobre la cama y abracé mis piernas, mi mandíbula tenía complejo de castañuela de tanto temblar y mis manos se encontraban débilmente secas.
Pero de algo estoy segura: no puedo estar más triste que esto. No puedo ser más infeliz, no puedo sentirme más engañada.
Mi error fue creer eso: que las cosas eran perfectas...
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LOUDER | RM
JugendliteraturPasamos mucho tiempo preguntándonos si lo que sentimos es amor, es simple. Si lo que quieres es cambiar al otro no lo es, si lo que quieres es cambiar por el otro... Es amor. - Mi vida es un conjunto de gente ausente, gente que no está. - Pe...