Capítulo 102: Un gran paso.

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102.

— Todavía no entiendo porqué reaccionaste así, si no querías venir, lo hubieras dicho y ya. No hacía falta asustarme así.

Decía yo, mientras observaba a la gente deambular por el centro de la ciudad. Quería lanzarme por la ventanilla, algo no andaba bien y yo no soy tan idiota como para no notarlo. Hay algo que me está ocultado, lo sé.

— Ya te dije que no es porque no quiera, es que no puedo. Ya te expliqué, la Universidad... me falta sólo una tesis más y término el año. También está mi trabajo, no puedo irme así como así y dejarlo a su suerte. -contestó sin desviar la vista del camino.

— Entiendo...

— No, no lo haces. Te conozco, piensas que estoy ocultando algo y no es así, sólo tengo responsabilidades así como tú también las tienes.

— Quien esté libre de pecados, tire la primera piedra. Si no tuvieras nada que ocultar, hubieras tenido una respuesta serena, no todo alterado y extraño como estabas.

— Ya te dije que nada, sólo me tomó por sorpresa tu propuesta. Me encantaría ir, de veras. Pero no puedo, entiende.

— Como digas, pero me sigue pareciendo muy extraña tu reacción.

Al decir yo esto último, frenó de golpe, haciéndome sobresaltar. Si no llevara el cinturón de seguridad puesto, me hubiera estampado contra el parabrisas.

— ¿Qué crees tú?, ¿qué tengo cinco años? No tengo nada que ocultar, y si lo tuviera.. ¿qué hay con eso? -dijo mirándome con reproche.

— Que es lo suficientemente comprometedor como para que te niegues a decírmelo. Entiendo perfectamente que no puedas acompañarme, en otra ocasión será, ese no es el punto. Sino, ¿por qué reaccionar así tan asustado? Porque no creas que no me di cuenta, no soy idiota, Abraham.

Golpeó el volante y yo retrocedí corporalmente, por instinto propio. Respiró profundo y me miró, yo en cualquier momento comenzaría a llorar, sentía como las lágrimas picaban en mis ojos y me quebraría en cualquier momento, podía sentirlo.

Él me miró fijamente y cerró sus ojos, echando su cabeza hacia tras. Me besó repentinamente y pegó su frente a la mía, con la respiración agitada respiró mi olor, acarició mi mejilla y yo apreté los párpados... esto me está afectando y mucho.

— Perdoname, no quise gritarte, mucho menos reaccionar de esa forma. Sólo que... todo está ocurriendo tan de prisa que no pienso si quiera lo que digo. Necesito saber hacia donde vamos, donde queremos llegar con esto. Contigo no me alcanza con verte cada dos días o chatear toda una noche, necesito mucho más que eso. Yo no quiero presionarte a nada, no voy a obligarte a algo que tu no quieras hacer, no cometeré ese error dos veces.

Viéndolo en seco, tiene mucha razón en lo que plantea. Nosotros ya no estamos para una relación adolescente primeriza. Esto se volvió primordial desde el día que hicimos el amor después de dos años sin vernos. No podemos perder más tiempo del que ya perdimos, ir de a poco es atrasar algo que es evidente, pero apresurarnos puede llegar a ser muy dañino si no se toma con calma. Él es paciente, tan solo... hay que mirarlo para notarlo, podremos con esto, pero sobre todo, yo podré.

Home, de Michael Bublé sonaba suavemente en el estéreo, tomé eso como una señal.

— Sí quiero vivir contigo. -solté.

Me miró directamente, yo puse cara de sinceridad. En verdad, no puedo querer recurrir más a la convivencia. Tengo que admitir que me causó miedo al principio, más aún cuando citó las mismas palabras de mi ex-novio, al cual rechacé abruptamente en su momento. Pero él es diferente, sé que él puede cambiar totalmente mía estructuras.

LOUDER | RMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora