Epílogo

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Londres, Reino Unido

Respirar ahora no es una opción, siento que voy a deshacerme si hago un mínimo movimiento.

No quiero abrir los ojos, quizás o posiblemente esté queriendo evadir mi realidad en éste momento. Estoy sola en una sala, eso hace que mentalice la situación, es probable que lo enfrente sola. El dolor en mi espalda baja es punzante, estoy conteniendo mis ganas de gritar desde que mi mamá me socorrió en casa. Tengo miedo, demasiado. Entiendo poco y nada, nadie se toma el trabajo de explicarme qué es lo que pasa conmigo, sólo sé que estoy en una camilla, en bata y que hay un escándalo de enfermeros en toda la habitación. Y sobre todo, que no sé qué es más fuerte, el miedo o el dolor. Una mujer con un tapabocas se acercó hasta dónde yo estaba y comenzó a teclear en la máquina a mi lado. Yo estoy conteniendo mis ganas de gritar, no puedo hablar y lo necesito, si esto realmente va a suceder lo necesito a él.

Siento mi mano ser presionada, entonces al girarme visualizo a mi mamá a mi lado.

— Mamá... ¿Dónde..? —murmuro, pero mi voz desaparece en cuanto siento un fuerte dolor en mi columna. Del monitor junto a mi resuena un intenso tamboreo, lo cual me pone todavía más nerviosa.

Mi madre me mira compasiva, acaricia mi mano insistentemente y a mí no me interesa nada más que no sea preguntarle por él.

— Cuatro centímetros de dilatación y la frecuencia cardíaca es estable. —anuncia la enfermera a mi lado.

— Muy bien. Perfecto. Pues, prepararemos el epidural. Vamos a la sala de partos. —vuelven a anunciar, pero ésta vez es la voz de un hombre. Es ahí cuando mis sentidos responden.

— ¡No, no, no! —exclamo como puedo— Yo sin el padre no voy a hacer ningún part.. ¡Ah, Dios mío!. —suelo un grito. El dolor de las malditas contracciones se vuelve cada vez más intenso.

Miro a mi madre con desespero, ella tiene que entender, tiene que traerlo. Caigo de espaldas sobre la camilla nuevamente, ella se acerca a mí y me besa la frente.

— No podemos esperar más, sólo hasta que la dilatación sea completa. Si no lo tienes ser...

— ¡No voy a poder sin él!.. ¡Mamá, por favor! ¡Tráelo! —grito hacia el frente mientras presiono mis ojos debido al dolor inmenso que siento.

Comienzo a llorar mientras hago oído sordo a todo lo que intentan decirme para lograr que me relaje. Perece no importarles lo que me pasa cuando comienzan a trasladarme por un pasillo que parece no tener fin alguno, al igual que el dolor que siento. Para lo único que abro los ojos es para encontrarlo, de lo contrario estoy negada a absolutamente todo. Nadie hace más que preguntarme todo tipo de cosas, si soy alérgica a algún medicamento, si siento algún síntoma, si noto las patadas... pero nadie pregunta si tengo miedo. Y sí, tengo miedo, tengo miedo porque no esperaba estar sola en este momento, no esperaba que llegara tan pronto.. y me asusta que algo pueda salir mal, después de todo lo que he tenido que pasar le tengo pavor a los hospitales. La gente no sabe lo que es luchar, luchar y no darse por vencido.. eso he estado haciendo absolutamente todo el embarazo y él ha sido una gran parte de esa lucha, él ha estado en cada detalle por más mínimo que sea y no tenerlo ahora me llena de temor. Siempre imaginé que él estaría a mi lado en éste momento, pero el hecho de no saber ni siquiera dónde está me llena de inseguridad.

Cuando me establecen en un lugar concreto, el doctor de cabecera del cuál ahora ni siquiera recuerdo su nombre, comienza a explicarme a grandes rasgos todo el proceso a lo cuál presté atención más allá de tener mi cabeza completamente en que necesito a Abraham. Los dolores a los que en un principio comenzaron pareciéndome de regla, empezaron a tornarse altamente insoportables, tanto así que sentía que iba a partirme en dos. No sé en qué momento el matrón tomó la iniciativa de abrir completamente mis piernas y proceder a una exploración. Juro que en otra situación me hubiese importado muchísimo más que otro hombre que no fuera mi novio me esté viendo en esa situación, pero sinceramente a estas alturas ya nada me importa. Él susodicho finalmente anunció que mi dilatación era completa, lo que afirmaba que ya podían avanzar con el labor de parto.

LOUDER | RMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora