Cementerio Higashi Nuevo Kioto 15:00 P.M.

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La entrada del cementerio se encontraba un poco conglomerada de gente, Saiko caminaba junto a la conglomeración de gente, su rostro era depresivo al igual que la mayoría de asistentes al entierro de su hermano Sougiro,, Rekia caminaba a su lado, de igual forma reflejaba tristeza en su rostro. Los padres de Saiko caminaban abrazados, llorando. El grupo de gente se detuvo frente a lo que sería la tumba de su hermano. Mientras su padre daba un discurso entre lágrimas sobre lo bueno que había sido Sougiro como hijo, a la mente de Saiko le empezaban a surgir imágenes de los recuerdos junto a su hermano, las lágrimas se empezaban a hacer presente sobre su rostro. Cuando empezaron a sellar el agujero donde había colocado el ataúd de su hermano, Saiko se acercó mientras observaba como la tierra iba ocultando el ataúd con una voz cortante y unas lágrimas deslizándose por sus mejías solo logro expresar una sola frase.
- Cuídate. Tonto...te extrañare.
A unos cuantos centímetros a la izquierda de la tumba de su hermano se encontraba alguien parado, era un sujeto con camisa celeste de botones formal, traía puesto una gabardina negra, un pantalón café claro caqui, unos zapatos pumas color café, su cabello se encontraba sujetado hacia atrás. Era el mismo chico con quien había chocado hace un día. Se encontraba parado frente a una tumba con una mirada perdida pero fija hacia la tumba. Saiko giro la vista hacia ese sujeto, por algún motivo le llamo la atención, lo reconoció instantáneamente, algo despertó su curiosidad con ese sujeto, su curiosidad por saber quién era esa persona a que el visitaba en el cementerio.

Natán se percató que estaba siendo observado, vio de reojo a su derecha, se percató que era la chica con quien había chocado, la chica quien le llamo la atención la noche anterior mientras observaba la vela de Sougiro. La chica se ruborizo y desvió la vista rápidamente. Natán se sorprendió un poco por la reacción de la chica, seguido a eso giro su cabeza en dirección a ella y sonrió inocentemente como un gesto de cortesía, ella giro nerviosa mente su cabeza y le regreso la sonrisa aunque esta era un poco apagada. La ceremonia de sepultación había acabado hace 15 minutos, Saiko y Reika se encontraban frente a la tumba de Sougiro, Reika abrazaba fuertemente a Saiko quien lloraba con fuerza. Empezaban a caer unas gotas de agua, el cielo se encontraba densamente nublado. A unos cuantos metros de ellas se encontraba Natán quien se estaba absorto en sus propios pensamientos con la mirada estática en dirección a la tumba de la persona que visitaba, sus ojos se encontraban completamente rojos, el viento agitaba violentamente su gabardina y su cabello, el rostro de aquella chica de cabello verde volvió a aparecer en su mente con una sonrisa melancólica. La lluvia empezó a caer con gran fuerza sobre el cementerio, pero para Natán importaba poco eso ya que para el tiempo se había detenido, él se encontraba petrificado observando la tumba de quien visitaba; se encontraba completamente empapado. Dos minutos después que empezara a llover de forma violenta Natán sintió que el agua ya no azotaba sobre él. Dirigió su mirada a la izquierda encontrándose con Saiko quien sostenía un paraguas cual lo cubría y a lado de ella se encontraba Reika quien cargaba otro paragua con un rostro de disgusto por su presencia en el cementerio.
- Gracias- Exclamo mientras se limpiaba la lagrima Natán. - no es necesario que me protejas de las lluvia, no quisiera ser responsable de que contrajeras un resfriado por mi culpa.
- Pero tú tampoco debes de enfermarte, y no te preocupes por mi yo estaré bien Reika me cubrirá con su paragua. - Respondió Saiko mientras cerro sus ojos con una sonrisa.
- Espera ¿Qué?- pregunto sorprendida y a la vez molesta Reika - cuantas veces debo de explicarte que no ayudes a los demás Ayanami.
- ¿Ayanami? - El rostro de Saiko se ruborizo un poco y abrió los ojos completamente centrando su mirada en Natán, el observo la tumba del hermano de Saiko y regreso su mirada hacia ella- lamento tu perdida.
- Gracias - dijo con una voz casi quebrada en llanto Saiko, las lágrimas volvieron a caer por sus mejías combinándose con las gotas de lluvia.
- Esos cretinos de los Unravel se creen la autoridad, de que nos protegen de esta manera, esos cretinos no se dan cuenta del dolor que le provocan a los inocentes. - expreso molesta Reika llamando la atención de Natán.
Natán se quitó su gabardina y la puso sobre Saiko para protegerla de la lluvia.
- Busquemos un lugar donde cubrirnos de la lluvia.
- Escucha pervertido no creas que vas a obtener un trio con nosotras.
- Eres Reika ¿correcto? Solo quiero que sepas que no soy esa clase de hombre. Además parece que esta lluvia durara demasiado tiempo.
- A mí no me engañas pervertido quieres cumplir tu fetiche de tener un trio en un lugar público.
- ¿Qué? - Nerviosamente Natán mientras sus mejías se ruborizaban - No soy esa clase de hombre además..
- ¿Entonces no somos atractivas para que desees hacer un trio con nosotras o qué?
- Reika cálmate -interrumpió nerviosamente Saiko- Me estas asustando y de seguro lo estas asustando a él.
- Lo digo enserio no tengo ninguna clase de fetiche - Exclamo Natán mientras agitaba las manos nerviosamente- Además no las considero fea a ninguna de las dos.
- Si claro - Prosiguió Reika con un rostro de serio- todos los hombres dicen eso, Ayanami te esperare sobre ese templo - señalando un templo pequeño que estaba a unos 10 metros de donde se encontraban- ten cuidado a tus padres no les gustaría que te pasara algo a su única hija viva.
Reika se alejó sin mirar a Natán, se lograba percibir el desagrado de ella hacia él.
- Disculpa a Reika ella es algo sobreprotectora conmigo - Saiko fue interrumpida por Natán mientras colocaba su gabardina sobre ella para cubrirla de la lluvia, ella se encontraba sorprendida con los ojos fijados en él y su rostro levemente sonrojado.
- Te lo dije, no quiero que enfermes, además en estos momentos no es conveniente que te enfermes y no debes de preocuparte por tu amiga- prosiguió Natán con una voz amable y suave. -entiendo por qué te sobreprotege en estos momentos, lo hace porque sabe que estas vulnerable ahora, por cierto creo que no nos hemos presentado mi nombre es Natán Reeves
- Yo. Soy Saiko Ayanami, - dijo nerviosa y tímidamente Saiko, los nervios se empezaban a hacer evidentes en ella- por cierto......¿quién es la persona a quien visitas?- pregunto Saiko mientras dirigía su mirada a la tumba que él había estado contemplando durante el funeral de su hermano.
- Solo una persona, Muy importante para mí-La mira y el tono de voz de Natán delataban su tristeza al hablar del tema.
- Sabes...creo que deberíamos irnos ya solo quedan pocas horas del día y sabes muy bien que sobre la ley de los Unravel.
- Tienes razón. - Exclamo Natán mientras tomaba el paragua - es hora de irnos, fue un gusto verte Ayanami espero que nos volvamos a encontrar y lo siento por tu perdida.
- Claro y gracias, y fue un placer conocerte Natán.
- El placer es todo mío.
Natán regreso a ver la tumba la cual visitaba, y miro de nuevo a Saiko, ella le sonrió, Él le regreso la sonrisa, juntos caminaron hacia donde se encontraba Reika.
- Ten - exclamo Saiko devolviéndole la gabardina-gracias.
- ¿Eh?... lo había olvidado, discúlpame.
- Solo toma tu gabardina y lárgate quieres - interrumpió Reika.
- Reika déjalo ya quieres él no está molestando a nadie.
- ¿Te hizo algo para que lo defendieras? ¿Acaso te gusta? Sabía que eso iba a pasar.
- Reika no es eso - el rostro de ella se había sonrojado completamente - No le hagas caso si Natán - dijo nerviosamente moviendo las manos con forma de negación. Natán sonrió mientras se ponía su gabardina luego saco su celular del bolso pues este había estado vibrando, recibió un mensaje de los Unravel que significaba que ya era hora para uniformarse y prepararse para la ley marcial. la lluvia empezó a calmarse.
- Es hora de irme, traten de llegar a su casa rápido. - exclamo Natan, seguido a ello salió corriendo sin decir más.
- Espera Natán - grito nerviosamente Saiko - vez lo que provocas Reika lo asustaste.
- oh vamos no era para tanto Saiko, aunque parece que te interesa.
- Claro que no deja de decir esas cosas.
- De acuerdo niégalo, pero sé muy bien que te pareció lindo, por cierto creo que tiene razón de irse a prisa.
- ¿Qué? A que te refieres.
- ya casi es hora de que inicie la ley marcial, te quedaras en mi casa hasta mañana de acuerdo es demasiado arriesgado que vayas sola a tu casa cuando está cerca de oscurecer.
- De acuerdo. Además hoy no quiero estar sola.

La lluvia se detuvo, y las chicas habían dejado el cementerio, Natán se encontraba caminando por la calle, se encontraba confundido, la sonrisa de Saiko le pareció encantadora, pero algo lo incomodaba, en su mente surgió un pensamiento, siempre que algo le parecía encantador o le agradaba terminaba muerto o destruido. A la vez se sentía responsable de las lágrimas y tristeza de Saiko, y tenía miedo que ella lo odiara por ser parte de los Unravel, de la organización que mato a su hermano.

Alquimia OscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora