CAPÍTULO 21: LAMENTO.

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Minutos antes.

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Sasuke había sido abandonado por Naruto.

El rubio había salido corriendo después de que su prima pelirroja (y nada parecida a él) hubiera salido agitada del salón junto a Deidara.

— ¿Qué crees que haya sucedido? – Preguntó a su hermano mayor.

— No tengo idea, la chica solamente empezó a sudar y tenía la mirada perdida. De un momento a otro sólo vi un destello rojizo dirigirse hacia la puerta y realmente corría rápido, parecía un vampiro.

— No digas estupideces, creo que algo realmente malo está pasando. – Ya habían pasado varios minutos y el rubio no regresaba haciéndolo preocupar más.

Itachi dirigía su mirada hacia donde minutos antes Deidara se había perdido, le preocupaba el asunto de que podía oler un rastro de sangre, sin embargo, sabía que no pertenecía a ninguno de los rubios puesto que estaba con ellos cuando captó el olor. Estaba en una academia con variación de razas en los estudiantes, podía ser cualquier vampiro alimentándose.

— Itachi... creó que iré a verificar que Naruto se encuentre bien. – Advirtió dirigiéndose hacia la azotea.

— ¡Pero Naruto fue hacia abajo, no hacia arriba!

— Yo sé lo que hago.

— Bien, si quieres jugar al instinto, entonces yo "intuyó" que Deidara se fue hacia allá.

— ¿Allá? — Preguntó Sasuke viendo el lugar donde señalaba su hermano. – ¿Dónde están los salones VACÍOS?

— ¡YO SE LO QUE HAGO!

— ¡VE Y PIÉRDETE ENTONCES! – Gritó decidido a no perder el tiempo discutiendo con su hermano.

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Estaba tan harto de subir escaleras que prefirió caminar por los pasillos hasta llegar a su destino.

Todo iba perfectamente bien pero su búsqueda se vio arruinada al identificar un olor extraño en la atmósfera, era un olor bastante peculiar, fresco, sutil y al mismo tiempo asfixiante y fuerte.

Era una presencia que definitivamente nunca antes había sentido, pero supo identificarla como lo que seguramente era... Un enemigo natural.

Un hombre bestia.

La curiosidad lo invadió preguntándose qué hacía una bestia en la academia y Cómo serían las míticas criaturas.

Los tan jurados enemigos de su raza.

Él era un Uchiha, y como tal, la valentía y el orgullo desbordaban de sus facciones haciéndolo avanzar con paso decidido hacía donde se encontraba la criatura.

Cuando estaba a punto de cruzar hacia el pasillo donde seguramente estaba el hombre bestia, un niño pequeño de unos 5 o 6 años caminaba dirigiéndose a lo que seguramente no sería un buen final.

— ¡Niño! – Gritó/susurró para alertar al infante que la dirección en la que iba era una muy mala idea. — ¡Oye! –Pero parecía no escucharlo enfocado en algo más al final del pasillo.

Joder... ¿Debía salvarlo? Una cosa era luchar contra una mítica criatura sabiendo que saldrías con golpes y hematomas en lugares que seguramente no conocías, y otra muy distinta luchar con una mítica criatura con infante en mano intentando recibir el menor daño posible, porque al final tendría que huir para poder salvar sus traseros. ¡Él debería huir!

GUERRA DE CLANESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora