CAPÍTULO 9: SI DECIDES QUEDARTE.

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El momento era sensible e inquietante, pero cuando finalmente la tela cayó al suelo. Naruto comprobó lo que siempre supo.

– Eres tú. – Dijo viendo un rostro que reconocería en el cielo y el infierno. Lo sabía, su alma lo había reconocido aún si su mente no. Pero ahí estaba, más joven, un nuevo nombre, una nueva nacionalidad, con algunos cambios y su mismo carácter... Pero ahí estaba...

Junto a él.

– Soy yo.

Naruto se adentro entré las blancas piernas que le correspondían dándole acceso total, uniendo sus cuerpos y almas como no creyó que volvería a pasar, pero lo sintió otra vez, aquella sensación de estar completo nuevamente, sin ninguna pieza faltante en el desastre que se había vuelto.

Lo escuchó gemir por lo bajo intentando contener el placer, y sonrió aumentando las estocadas en el punto exacto que sabía, lo enloquecería.

– ¡Ahhhhh... Na-Naruto!

Se había contenido todo ese tiempo para que Sasuke no se asustara más de él y su estúpido temperamento, pero justo en ese momento, tenía una fuerte batalla interna contra los instintos que querían salir a relucir.

Esa marca en su blanco cuello lo cabreaba inmensamente por alguna razón. Quería arrancarla, desaparecer cualquier rastro de que alguna vez estuvo ahí.

Pero no podía... sin importar que, no debía dañar a Sasuke.

– Siempre e-eres a-así. – Escuchó el susurró en su oído. – Siempre tan... U-Usuratonkachi.

– ¿Sasuke?

–N-No pares.

El mayor no necesitó ningúna palabra más para cumplir las órdenes.

Tomó fuertemente las caderas de su esposo y penetró insaciable, intentando no ser duro del todo, ya que AFIRMABA ante un tribunal el que Sasuke no había tenido intimidad desde su última vez con él.

– M-Mas... Fuerte... N-Naruto...

Adiós a sus intensiones.

– N-No te quejes l-luego'ttebayo.

Charasuke estuvo a punto de preguntar el porqué, pero no necesitó explicación cuando su pierna fue toscamente levantada hasta la altura del hombro de Naruto.

– ¿Q-Qu-Que.. estás...? ¡Ahhhhh! – Gritó sin poder retener el gemido tras estocadas certeras en un punto que él no sabía que tenía... siquiera que existía. – ¡AAAAHHHHH! ¡AHHHHG! ¡NA-NA-NARUTO! – Lo llamó enterrando una vez más sus uñas en la fuerte espalda. Notó un líquido rojizo en sus dedos que provenía del hombre que estaba follandolo hasta la conciencia y su corazón bombeó ferozmente... si es que se podía aún más.

Extrañamente, la sangre olía deliciosa, desprendiendo un característico olor a bosque que hacía a su lengua salivar gustosa.

Tal vez... debería...

– No te distraigas.

– ¿¡Eh!?

– Está noche... sólo concéntrate en mi. – Demandó el líder bestia tomándolo del rostro y besándolo en una hermosa tortura que hizo sus pensamientos esfumarse, disfrutando aquellas embestidas hasta que un extraño cosquilleo se formó en su vientre.

– M-Me... Me ... ¡Mmgh!

– L-Lo sé, sólo espera un poco más. – Pidió aumentando las estocadas.

– N-Naruto... Yo...

– Te amo tanto.

– ¿¡Eh...!?

GUERRA DE CLANESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora