Naruto Uzumaki, el próximo heredero del clan de hombres bestia. Tras volver de un exhaustivo entrenamiento junto a su abuelo para tomar su lugar como líder, conocerá en un afortunadamente incidente a Sasuke Uchiha, un chico tan hermoso como arrogant...
Ciudad del fuego, Konoha. Entrada a la sede vampirica. Martes, 8:10 A.M
– Despierten, hemos llegado. – Anunció la voz de Itachi.
Los ojos azules de Menma se abrieron lentamente viendo el panorama frente a él.
No estaba en su casa, y no era su padre el que lo había despertado para desayunar como ya era costumbre.
– ¿A dónde llegamos exactamente? – Preguntó levantando la cabeza del hombro de Shikadai. Su mejor amigo se había ofrecido de almohada, y seguramente no había dormido para evitar algún posible ataque por parte de los vampiros, ya que Shikadai no confiaba en su tío.
– Es la entrada de la guarida vampirica, quiero que la conozcan por si sucede algo en un futuro. – Informó.
– ¿Que debería suceder? – Cuestionó Shikadai.
El auto del líder vampirico se había estacionado frente a un gran lago que curiosamente estaba formado dentro de una muralla de montañas.
– Siempre hay que estar preparados para todo. – Contestó Itachi. – Este lago es la puerta a una dimensión alterna donde decidí esconder la sede vampirica.
– ¿Cómo encontraste está dimensión? – Quiso saber Shikadai.
– La creé.
– Los vampiros no usan magia.
– Pero los hechiceros si. – Interrumpió Menma uniendo los puntos. – La abuela Tsunade te ayudo a crearla.
– Exacto. – Admiró el Uchiha viendo la inteligencia de esos dos infantes. – Tsunade conoce perfectamente la localización de este lugar, pero prometió no decir nada.
– ¿Por qué?
– ¿Es por el nuevo líder, no? – Dedujo esta vez el mini Nara. – Mi padre me habló de la ideología tétrica de Tobirama Senju y su odio por los vampiros.
– ¿Ah, si? ¿Que más te dijo? – Le interrogó Ino esta vez, quien había intentado mantenerse al margen.
– Nada importante. – Se encogió de brazos. – Sólo eso.
– ¿No será que no quieres hablar? – Interrumpió Inojin.
– No hay pruebas de ello, aunque eso sería muy inteligente de mi parte.
– Dejémoslo ya. – Los detuvo el hombre. – Sólo quería que conocieran la entrada.
El auto encendió avanzando hasta adentrarse en el agua, y como si hubieran cruzado un telón de agua, las grandes fortalezas vampíricas salieron a relucir.
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– Es bastante genial. – Admitió Shikadai cuando llegaron a la entrada del castillo.
Todos bajaron del auto e Itachi les pidió seguirlo entre los pasillos.
