CAPÍTULO 10: GOLPE

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Terminó la clase y él se dirigió hacia el salón de su tan adorado hermano, pero no había nadie ahí.

¿Se habría ido con la rubia de la mañana?

— ¡Naruto! — Escuchó la voz de su tan clamado calvario. — ¿Dónde rayos está mi hermano?

—No lo sé, no soy adivino.

—Joder, ¿qué mierda haces aquí? —Deidara lo miro enojado. — ¿Estás siguiéndome, maldito?

—Da la increíble casualidad que mi hermano también está en esta clase.

— ¡Q-Q-Queeeeee! — ¿¡Su tan amado y rubio hermano estaba con el hermano pelinegro del imbécil frente a él!?

— ¿Es que acaso no haces más que gritar?

— ¡Que te importa!

Hasta ahí llegaba su paciencia.

Itachi era muy paciente, pero el rubio parecía agotar todas sus reservas mágicamente.

Enojado, lo empujó dentro del salón y cerró la puerta haciendo del salón vacío, un buen lugar para aclarar las cosas.

— ¿¡Que rayos!? — Gritó Deidara cuando el pelinegro lo acorraló una vez más. — ¿Volvió tu falta de modales?

—Tienes un don para colmar mi paciencia. –Confesó.

—Gracias, nací con él.

Le encantaba como Deidara parecía no retroceder ante él.

Hermosos ojos azules se enfrentaban al negro de la noche.

¿Qué le pasaba al estúpido pelinegro?

Creía que por ser un "poco" más alto y tener ese maldito aire de grandeza, ¿Él debía retroceder? ¡ja! Deidara Namikaze jamás retrocedía aún si sabía que moriría en el acto.

El pelinegro comenzó a acortar la distancia haciendo reiterar sus pensamientos, los centímetros que había hace unos segundo se habían esfumado por arte de magia dejándolo completamente desprotegido y aun así, no le incomodaba en lo más mínimo.

Aunque obviamente no lo aceptaría.

—Quítate o te vuelo la cara. —Amenazó en voz baja. No era necesario gritar si sus narices se tocaban desde hace segundos atrás.

— ¿Puedo preguntar cómo harías eso? —Le gustaba el olor del rubio, podría apostar que su sangre sería más dulce que su postre favorito.

—Tengo mis métodos. — Comenzaba a ceder, no sabía a qué, pero en el momento en que la fuerte mano tomo su cintura y los carnosos labios se acercaron a los suyos, supo que dar marcha atrás sería sumamente complicado.

—Deidara... —La ronca voz de Itachi llamándolo le hizo sacar un pequeño y casi inaudible suspiro que rezo por que el pelinegro no escuchará. —Tú...

Sin previo aviso el rubio desapareció.

El pobre Uchiha rebuscó por todo el salón, encontrando la puerta que hace unos minutos se encontraba cerrada, repentinamente abierta.

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—Bueno, él se llama Kiba. –Dijo señalando a un castaño con marcas rojas en sus mejillas.

— ¡Hola! Espero que juegues bien. — Saludó el chico.

—Esos dos de allá ya los conoces son Chouji y Shikamaru. — Señaló Naruto aún molesto. —El Cejotas de allá, es Rock Lee.

— ¡Mucho gusto en conocerte joven Sasuke, espero que tu llama de la juventud arda con intensidad!

— ¿Mi que...? — Preguntó extrañado.

GUERRA DE CLANESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora