CAPÍTULO 29: AUN SI ES UN SUEÑO.

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Suspiró profundamente.

— ¿Está segura de esto? — Escuchó preguntar a su aprendiz número uno.

—No. — Aceptó. — Pero si no se hace, podría iniciar una guerra indefinida.

—Los líderes han llegado, ambos acompañados, ¿Debo dejarlos pasar con sus acompañantes?

—No, que ellos esperan afuera.

—Entiendo. —La pelirrosa se marchó.

La rubia se encaminó hacia la puerta frente a ella. Al entrar a la sala, una mujer pelirroja y un hombre pelinegro se miraban asesinamente.

—Obito Uchiha, Kushina Uzumaki, Gracias por venir. —Saludo cordialmente Tsunade.

—Dejémonos de cordialidades. —Rechazo la pelirroja. —Vamos al grano. ¿Dónde está mi hijo?

—Eso debería preguntarlo yo. ¿Dónde está Itachi?

— ¡Basta! — Hablo la rubia. — Se han reunido para hablar de esto pacíficamente.

— ¡La paz termino cuando atacaron a Naruto, y ahora Deidara está desaparecido!

— ¡No hay pruebas de que Sasuke atacó a tú heredero, y aun así está en prisión, tampoco olvides que Itachi también está desaparecido!

Deidara e Itachi habían desaparecido doce horas atrás.

De un momento a otro, su rastro se había borrado, incluso el poder, olfato y vista de Tsunade, Kushina y Obito no habían podido encontrar a ninguno de los dos.

Los hijos menores de ambas razas estaban en coma o en prisión, y los mayores desaparecían...

Tsunade tuvo que intervenir antes de que la guerra comenzará antes de tiempo.

—Ninguno tiene pruebas de que el otro tiene a los primogénitos.

— ¿¡Quien más sino ellos!? —Respondieron los líderes al mismo tiempo.

—Ambos tendrán que esperar, los mejores hechiceros están buscando el rastro de los chicos, deduzco que obviamente los mejores rastreadores por parte de ambas razas hacen lo mismo. Los encontraremos, y si alguna raza está inmiscuida en la desaparición... lo lamentara. —Amenazo la rubia retirándose.

Justo cuando el líder vampiro iba a hacer lo mismo, fue detenido por la fuerza descomunal de la pelirroja que lo tomó del brazo.

—Quiero dejar algo en claro. — Declaró. — Que mi gente haya estado escondida durante tanto tiempo no fue por miedo, si tienen algo que ver en la desaparición o ataque de mis hijos, los exterminare de la faz de la tierra.

Obito la miró atentamente. Podía ser una mujer desafiante y sin una pizca de sensibilidad, pero no había rastro de mentira en su mirada.

—Lo mismo digo, y por su bien, espero que Itachi regresé a salvó. —Añadió el pelinegro.

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Sus cadenas eran más cortas.

No sabía la razón, personas habían venido anteriormente para reforzar las barreras y dejarlo de pie con los brazos sobre la cabeza. Sin comida, ni agua, en algún nuevo tipo de tortura.

Aún con la poca movilidad y escozor en sus manos, cortesía de las nuevas cadenas de plata, se giró recargando la frente contra la fría pared.

Y es que todos sus recuerdos estaban llenos de Naruto.

GUERRA DE CLANESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora