GUERRA DE CLANES

OBITO Y KAKASHI.

Habían transcurrido tres años desde que había conocido a Kakashi Hatake, tres años en los que todos los días se encontraba con él en el parque.

Hablaban de cosas tribales. Nada fuera de una amistad había pasado entre ellos. Obito le preguntaba cosas que el peliblanco decidía si responder o no, Así que todas las tardes cuando se despedían... llegaba a su casa a pensar las preguntas que le haría al siguiente día.

Kakashi lo tenía hechizado hasta los huesos.

—¿Por qué siempre lees ese libro?

—Lo escribió mi tío, es muy bueno.

—¿Por qué paseas perros?

—Me gustan los perros.

—¿Por qué usas máscara?

—Me queda bien.

Amaba el cómo aún si él lo inundaba de todo tipo de preguntas, el peliblanco jamás paso de cosas sencillas, y cuando sentía que él se incomodaba, cambiaba de tema.

No le había contado lo que era.

Aunque con rin había sido pan comido el contarle su secreto.

Con Kakashi le aterraba lo que fuera a pensar de él.

—Kakashi... —Lo llamó en un atardecer.

—¿Mmh? — El peliplata se había extrañado, el pelinegro jamás hablaba tan serio.

—S-Si... yo... no fuera lo que parezco... ¿Aún te seguiría agradando? —Pregunto un día armado de valor.

—¿Quieres decir qué... en vez de parecer un tonto, eres listo? — Bromeó. — Si, en definitiva, me agradarías más.

—No habló de eso... Estúpido Kakashi. — Se enojó haciendo un puchero infantil.

Kakashi suspiró.

A veces es como un niño...

Se acercó a escasos centímetros que descolocaron por segundos al pelinegro. Lo miró directamente a los ojos, y respondió;

—Aún si fueras lo que sea que fueses, me seguirías gustando.

Obito abrió sus ojos lentamente sorprendido. Lo tomó de ambos brazos y lo acercó aún más hacia el.

Su corazón bombeaba a toda su capacidad y los ligeros escalofríos en su espalda se intensificaban conforme más cerca estaba el peliplata.

—¡Kakashi... yo...! — Empezó, pero antes de terminar la frase, sintió una feroz mordida en su tobillo. — ¡Joder!

—¡Pakun! — Gritó Kakashi tomando al cacharro en sus brazos. — Lo siento Obito, creó que ya se han aburrido, nos vemos mañana... Salúdame a Rin.

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Rin, las cosas no iban bien con Rin.

Él sabía que actuaba mal con ella distanciándose tanto, o las veces en que le negaba un simple beso que antes no le hubiera costado darle, pero ahora todo era diferente, lo sabía... no podía darle el futuro que le prometió.

Su celular sonó sacándolo de sus pensamientos, se había arreglado antes de la hora en la que usualmente se encontraba con Kakashi, así que se recostó haciendo tiempo.

—¿Hola?

—O-Obito... — Se escuchó la voz de rin del otro lado.

—Rin... ¿Qué sucede? — Preguntó al escucharla nerviosa.