CAPÍTULO 18: LO AMÉ.

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— Chara, son demasiados, no podremos con todos. — Dijo Kurotsuchi.

El equipo de la muerte había llegado justo a la entrada del castillo, divisando al enemigo frente a ellos.

— No necesitamos matarlo a todos, Bastará con uno.

— Separaré uno del resto entonces. — Concedió la chica golpeando el suelo, Creando divisiones de grandes muros.

— Refuerza los muros para desorientarlos y que no puedan entrar a la sede vampírica aún, debemos hacer un reporte para que sepan cómo combatirlo.

— B-Bien... — Aceptó.

— Kakuzu, Hidan, retenganlo. — Ordenó Sasuke al ver la criatura lanzarse a ellos.

Sin esfuerzo, Kakuzu sostuvo a Zetsu por los hombros deteniendo todos sus movimientos. Sasuke camino hacia él, tomó el cubo que el doctor Hayate le había dado la vez anterior...

Y  absorbió al enemigo.

— Regresemos ahora.
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— ¡Sasuke, eso fue asombroso! — Gritó Naruto saltando a abrazarlo y siendo detenido

— Aquí no, dobe. — Reprendió el pelinegro golpeando su frente y hablándole a los ejércitos. — Como ya han visto, no es difícil con los compañeros adecuados, la fuerza abrupta de Zetsu es descomunal y genera un gran problema para algunos, es cierto y debo aclarar que el arma que use para encerrarlo es muy escasa y solo existen cuatro. — Dijo mostrando los cubos. — No sabíamos que Zetsu sería parte del ejército de Tobirama, así que no veníamos preparados, por ello un cubo será confinado a cada ejército para poder encerrar a los más posibles, los demás tendrán que arreglarselas solos. Sigan las instrucciones ya establecidas y no entren en pánico, no teman pedir ayuda sólo por ser de diferentes clanes, hoy nos une un enemigo en común.

— ¡SI, SEÑOR!

— Naruto, Itachi, tengan. — Musitó dándoles los cubos. — Denselos a los comandantes de los encuadres para que los distribuyan correctamente, el ejército de los cazadores tendrá dos porque somos más.

— Está bien. — Aceptó Naruto. — ¡Dei, toma! — Gritó lanzándolo.

— Ino... — Llamó Itachi entregando el suyo.

PUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMM

La sede vampírica retumbó completamente haciéndolos perder el equilibrio y derribando de un golpe los muros que había creado Kurotsuchi para ganar tiempo contra el enemigo.

Zetsu entró por las grietas. Sin importar si eran del suelo o el techo, la criatura se escurría entre el lugar lanzándose a los soldados, como monstruos hambrientos.

— ¡Están aquí!

— ¡Lograron pasar!

— ¡Ataquen!

El enemigo era brutal, pesado como el plomo y fuerte como el acero abatía sin piedad los cuerpos de los soldados. Los hombres bestia no se hicieron esperar y rápidamente impactaron contra ellos en formas de bestias gigantes y fuertes que apoyaban tanto a los cazadores como a los vampiros de los crueles golpes.

— ¿¡Esos son los hombres bestia!? — Exclamaron un par de cazadores que habrían sido asesinados si no fuera por la ayuda de la bestia roja en la que se había convertido kushina. — ¡Son tan geniales!

Los Zetsu al verse superados por la fuerza bruta de la bestia, se sumaron entre varios subiéndose a su lomo abrazando su torso.

¡Crack! Las costillas de Kushina crujieron al ser rotas.

GUERRA DE CLANESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora