CAPÍTULO 11: BARRERA.

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Sasuke posicionó a Tsunade detrás de él mientras se preparaba a la lucha contra cualquier posible enemigo.

Entonces la puerta se abrió...

Y reconoció rápidamente a la figura que entró.

— ¿Naruto?

— ¿Sasuke?

— ¿¡Qué estás haciendo aquí!?

— Senti que mi abuela estaba en peligro. ¿Que está sucediendo?

— Larga historia, entren. — Dijo notando a Deidara, Gaara, Kiba y Hinata.

— ¿Abuela, te encuentras bien? — Preguntaron ambos rubios.

— Asi que su parte hechicera no es están débil, eh. Notaron la caída de los pilares. — Dedujo gustosa la rubia.

— ¿La caída de los pilares? Quieres decir que...

— ¿Pilares-ttebayo?

— ¿No lo recuerdas? Las tres islas flotantes del reino de los hechiceros se hicieron a costa de la vida de los tres líderes; Hiruzen, Tobirama y Hashirama. Nuestros antepasados, quienes se sellaron a sí mismos en cápsulas para dar la vida a esta dimensión y a la barrera.

— Ah, es cierto. Papá me contó una vez esa historia... Espera, ¿Que significa que los pilares han caído-ttebayo?

—Se infiltraron y los destruyeron, sin embargo, logre rescatar a uno de los pilares. — Señaló Tsunade a la cápsula dorada que estaba al fondo del lugar. — Con él y conmigo bastará para que el maná siga fluyendo en los demás hechiceros y nuestra gente no se debilite tanto.

— Gracias al cielo. ¿Encontraron a los responsables?

— Nada.

— Kiba tampoco pudo captar ningún rastro. Es como seguir un fantasma.

— Jaja, dije algo parecido.

— Abuela, no pueden quedarse aquí. ¿Qué pasará si ellos también entran-ttebayo?

— Ahora que lo dices... — Habló Sasuke llamando la atención del rubio. — ¿Cómo entraste?

— Derrame sangre en el cristal, había un rastro así que sólo hice lo mismo...

— Oh.

Era cierto. Naruto era nieto de un hechicero de sangre real, por lo tanto, su sangre tenía el poder de abrir la puerta.

— Ya veo... — Estúpido Usuratonkachi de sangre real.

— Dei, traza un círculo muy grande, nos llevaremos a toda esta gente a la reserva.

— ¿¡Qué!? — Gritaron todos.

— Ya lo oyeron, aún si Shikamaru se negó, reforzare la barrera, nadie entrará de esa manera y todos podrán respirar tranquilos mientras atrapamos a los responsables. ¡Confíen en mí! — Gritó el joven líder bestia. — ¿Estás conmigo, abuela?

— S-Si...

— Bien, Deidara haz tu magia.

— Me va a doler mañana... — Se quejo el rubio mayor mordiendo su dedo y comenzando a trazar un gran círculo.

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— Ya veo... Así que eso sucedió. — Dijo sorprendido Itachi tras escuchar el informe de su hermano por el micrófono.

— Me quedaré en la reserva bestia, necesitaran ayuda instalando a los hechiceros.

GUERRA DE CLANESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora