PRÓLOGO.

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Lo sentía

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Lo sentía.

Él estaba cerca.

Su respiración tranquila comenzó a flaquear visiblemente, haciendo a su hermano mayor  verlo preocupado

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Su respiración tranquila comenzó a flaquear visiblemente, haciendo a su hermano mayor  verlo preocupado.

– Estoy bien. – Tranquilizó antes de que le preguntará.

El otro pelinegro asintió no muy convencido.

– Es porque anoche no dormiste nada. – Reprendió.

Ignorandolo, buscó con la mirada entre los invitados de la fiesta.

¿A quién buscaba?

¿Por qué lo buscaba?

Tragó saliva sintiendo la presencia acercarse a su posición.

Debía salir de ahí. El calor en su cuerpo aumentaba drásticamente conforme lo sentía aproximándose.

– Me voy, te veré en casa. – Se despidió mientras rascaba la marca en su cuello. Ardía.

– ¿Estás seguro? Te acompaño-...

– No. –Detuvo apresuradamente. – Debes estar aquí con nuestro padre. No es nada, enserio.

– Está bien.– Aceptó no muy convencido. – Regresaremos pronto.

– Ok. – Dijo huyendo del lugar. El ardor iba en aumento y eso le comenzó a preocupar en algún punto.

El evento era demasiado privado y sólo 200 personas fueron invitadas. Sin embargo, tal parecía que esas 200 personas habían conspirado para impedirle salir de ahí, pues todos se cruzaban en su camino saludandolo y preguntando por la familia. Hacía lo posible por despedirse sin ser descortés, tenía que actuar como el hijo del líder después de todo.

Entonces, como si de su propia voz en su cabeza se tratase, lo escuchó:

Entonces, como si de su propia voz en su cabeza se tratase, lo escuchó:

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GUERRA DE CLANESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora