EXTRA: MEMORIAS; EL CLAN SABAKU.

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Sabaku No Gaara, ese era su nombre.

Era el tercer hijo del líder del clan vampírico Sabaku en el país de Suna.

Sus padres se habían unido con el único propósito de engendrarlo. Una vez su madre vio cumplida su misión, no la volvió a ver.

Al cumplir los 16 años su habilidad despertó. En la mayoría de los vampiros de sangre pura despertaba al cumplir los 18, pero él era diferente.

A sus 17 años, sus manos estaban tan manchadas de sangre que el término "demonio" era a lo que más se asemejaba.

Su padre murió días después y el consejo lo designó como el nuevo líder. Su hermano Kankuro se opuso con la excusa de que él debía suceder el clan por ser el mayor, pero Gaara sabía que lo hacía para liberarlo de la carga.

Sin poder oponerse a su destino, accedió.

— ¿Gaara, te encuentras bien? —La voz de su hermana mayor lo hizo reaccionar.

Se había perdido recordando todo lo que había vivido hace años atrás.

—Si.

—El consejo ha sido convocado. — Informó la rubia entregándole una carta sellada.

— Eso es extaño. — Pensó abriendo el sobre. Leyendo el contenido, obtuvo su respuesta.— Llama a Kankuro, tenemos que irnos.

Su mayor obedeció enseguida y horas después estaban en un avión.

—Temari, deja de jugar con el celular. — Renegó Kankuro.

—No te metas. — Temari era sumamente salvaje e indomable, incluso para Gaara el carácter de la chica era completamente un desafío.

—Temari deja el celular, deberías estudiar la geografía del país del fuego. — Comentó Gaara.

—S-si... lo siento.

—Lo siento señor, ¿podrían permitirme un momento? — El capitán del avión habló, asiendo a los hermanos prestarle atención. — El viento en esta zona es sumamente inestable, parece que tendremos que tomar otra ruta para poder aterrizar.

—Entiendo. ¿Por dónde será la nueva ruta? — Preguntó Kankuro.

—El bosque en el país del fuego es muy amplio, pero hay una zona donde podremos aterrizar sin problemas.

—Temari... — Llamó Gaara.

—Lo tengo...— la chica rebuscaba en un sin número de papales que tenía en su bolsillo. — Aquí está, después de aterrizar tendremos que caminar unos 240 kilómetros, me ayudará a tener más conocimiento del área.

—Bien, entonces hágalo. — Permitió.

Una hora después aterrizaron.

—Maldición, no debí traer traje— Se quejó Kankuro viendo su conjunto.

—Eso te pasa por no traer reservas. — Temari se había cambiado a un par de Pantalones cortos, unas botas de escalar y una camisa negra sin mangas.

— ¡Por lo menos recoge tu cabello, se te va a quedar atorado en algún lado! — Gritó Kankuro al momento de que se acercaba a la chica y le hacía una coleta improvisada.

Kankuro había cargado con sus dos hermanos menores a carencia de las figuras paternales desde siempre. Asi que sabía cómo peinar a una niña y lidiar con el pelirrojo amargado.

—Dame la liga— Dijo cuando tenía la coleta en su mano. Temari se la dio de mala gana. — No me pongas caras, niña.

—Apresúrense, tenemos que llegar antes del anochecer.

GUERRA DE CLANESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora