CAPÍTULO 4: VISITANTE INESPERADO

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—Ugh... —Se quejó al aplastar un insecto con su mano.

Caminaba guiándose por su memoria. No sé veía ni oía nada. Su forma bestia no cabría por un lugar tan estrecho, así que guiarse por olfato estaba fuera de discusión. No tenía tanto tiempo desde la última vez que entró a ese lugar, ¿Cuatro, tres años y medio tal vez?, Pero al parecer había querido tanto olvidar lo sucedido que lo logró.

Se sintió aliviado al ver la vieja puerta de madera; Cuando intentó abrirla, resultó que estaba completamente sellada desde el otro lado. No había problema. Tenía un cuchillo.

Delineó el contorno de la puerta con la filosa arma para segundos después poder escuchar el "click"

Entró. Nada había cambiando en esos viejos pasillos por los que una vez había caminado acompañado, sólo los cuadros, Las fotos en ellos, las fotos de él... con ella.

Intentando no ver más de la cuenta, siguió caminando hasta que por fin llegó a la habitación que quería llegar. Dentro, pequeños rayos de sol se colaban por las ventanas con persianas negras. El cuarto estaba completamente desordenado. Ropas sucias, equipos de entrenamiento, cuchillos, dagas, zapatos, todo estaba en el suelo. Y podría apostar que no llevaban un día ahí. En medio del lugar, había una cama con persianas delgadas y blancas.

Kakashi las abrió.

Y Ahí estaba. Intacto, sin un rasguño...

Vivo.

Eso era todo lo que quería saber, pero cuando estaba a punto de darse la vuelta y marcharse de ese maldito lugar. La voz lo detuvo.

—Jamas pensé que volverías aquí.

Fuerte y demandante como lo recordaba...

—Yo tampoco. —Contestó.

—¿Qué haces aquí? —La pregunta tenía un pequeño toque de tristeza en ella, nostalgia.

—Me enteré que habías tenido un altercado. Quería saber si seguías vivo.

—Kakash-

—¿Cómo está Rin? —Preguntó cambiando el tema. No debía haber ido a verle.

—Murió.

Kakashi se giró. En sus ojos se notaba lo inesperada que había sido la respuesta.

—Yo... –Joder, tenía que salir de ahí.—Lo siento.

—No es tu culpa.

—Lo lamento, si yo no... —Intentó excusarse rápidamente.

—¡Kakashi! —Gritó el pelinegro deteniéndolo.—No es tu culpa.

-...

-...

—Debo irme.

—¿¡Vas a volver a huir!? —Reclamó viendo marchar al peliplata. Se levantó dispuesto a seguirlo al mismísimo infierno si era necesario, pero sus piernas fallaron.

—¡Obito! –Kakashi al verlo caer había regreso a toda velocidad. Lo levantó cuidadosamente y fue ahí cuando notó la venda en el torso del pelinegro. –Es...

—Es el sello. Escuché que Naruto lo tiene en el brazo, pero yo fui algo torpe, jejeje.

—No te rías idiota, debes estar en cama y...

—Tío, al parecer las bestias y los hechiceros convocaron a una reunión entre las tres razas principales, así que vístete y... —Sasuke quedó sin habla al ver a Obito y a Kakashi aferrados uno del otro. Bien, la parte buena era el que no parecía un ataque ni nada parecido. Obito parecía feliz. Pero, la parte mala indicaba que esos dos se conocían, y realmente no quería tener nada que ver en eso. —Y... prepárate para la reunión. Me alegra verte... bien. Te espero afuera .–Dicho eso, se retiró.

GUERRA DE CLANESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora