GUERRA DE CLANES

CAPÍTULO 31: ATRAPADOS.

— Bien, expliquen lo está pasando aquí.

— Bueno...

Tanto Deidara como Itachi y Naruto se miraron entre ellos.

Itachi comenzó;

— Todo empezó cuando te visite en la celda y concordamos en que el alma de Naruto se encontraba sellada en la espada. Decidí ir por la espada tras pedirle ayuda a Deidara para encontrarla, pero no pensé que él me atacaría en cuanto me viera...

HORAS ANTES.

— ¡Por el asesinato de Naruto Uzumaki, yo, Deidara Namikaze, tomaré tu vida!

— Antes de eso, hagamos una apuesta.

La blanca espada fue lanzada a los pies del rubio.

— No pierdes nada – Dijo el pelinegro. – El... alma...de tu h-hermano está ahí.

Itachi parecía a punto de desaparecer, Deidara lo veía arrodillado a sus pies, podría matarlo fácilmente, podría hacerlo pagar por la muerte de su hermano...

El rubio tomo la espada entre sus manos.

— Si esto es una apuesta, ¿Que ganarías tú? – Preguntó.

— ...–Sin palabra alguna, el pelinegro se desplomó en el suelo.

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Los ojos negros se abrieron impactados.

Se levantó rápidamente y por reflejo, revisando su cuerpo en busca de heridas o alguna bomba incrustada. Nada.

Busco con la mirada dándose cuenta de que ya no se encontraba en la azotea, sino en medio de un gran bosque. Justo frente a él, a menos de cinco metros, un rubio se encontraba en posición de loto con la espada en sus rodillas.

— ¿Por qué no me asesinaste?

— Para tú suerte, sentí la presencia de Naruto en el objeto.

— ¿Y qué estás haciendo ahora? — Preguntó acercándose.

— Investigo la manera de romper el sello.

— ¿La encontraste?

Los ojos negros vieron como los azules se abrieron lentamente y lo miraron.

— Asesinando a quien lo colocó.

Itachi sonrió.

— Hagámoslo.

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—Entonces asesinaron al tipo con la máscara blanca... – Dedujo Sasuke sacándolos de su relato.

—No precisamente...

—Mis habilidades de rastreo son muy malas. – Aceptó Deidara algo avergonzado. – Itachi se encargó de encontrarlo con su habilidad.

— ¿Habilidad? – Preguntó Sasuke observando a su hermano. – No sabía que tenías una.

— Más o menos, utilicé el Sharingan con una parvada de cuervos y los envié a buscarlo.

— No debes utilizar tu poder con tantos usuarios ni durante tiempo tan prolongado Itachi. – Regañó.

— ¿Por qué no'ttebayo?

— Se gastan, terminamos completamente agotados tras utilizarlo por breves momentos, si lo utilizamos durante un tiempo prolongado, perdemos la racionabilidad y conciencia...

— Eso no es tan malo...

— Imagínate a un vampiro con hambre en la ciudad y sin racionalidad alguna.