CAPÍTULO 5: YO, SIN TI.

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Dos semanas antes.

La luz se coló por la ventana haciendo a los ojos azules abrirse pesadamente.

Sintió el familiar peso que se posaba sobre su brazo y sonrió internamente viendo los mechones negros esparcidos en la cama.

Con un poco de pereza, se levantó cuidadosamente del colchón con extremo cuidado de no despertarlo. Sin embargo, el pequeño había heredado los reflejos de su madre.

– ¿Ya es de mañana? – Preguntó la vocesilla infantil.

Naruto maldijo internamente.

– Vuelve a dormir. – Murmuró. No quería que se cansara, la noche anterior se había quedado junto a él en la oficia hasta muy tarde revisando papeleo de la reserva.

Menma talló sus ojos arrugando el entrecejo, al igual que Naruto.

– No talles tus ojos... – Reprendió el mayor.

– Me arden.

– Es por eso que te digo que no los talles.

– Ya.

– Vuelve a dormir, vendré en una hora por ti.

– Una o dos horas, es lo mismo. – Afirmó el infante intentando bajar de la cama. Sus pies colgaban ligeramente buscando el piso, por lo cual fue ayudado por su padre. – Podía solo, de verás.

– Ajá.

Después de que ambos estuvieran vestidos, desayunados y listos para partir, salieron de su hogar en dirección a la torre del legado como ya era costumbre, pues como líder, Naruto debía atender todo tipo de papeleo y eventos.

– Hey, Shikamaru. – Saludó el Uzumaki cuando al llegar, el semi dios ya estaba ahí.

– Buenos días. Supongo que Menma también se durmió en el camino, eh. – Dijo señalando al sofácama donde dormía Shikadai.

– Si, ya sabes cómo es. – Naruto colocó a su hijo junto al mini Nara y luego se sentó en su escritorio firmando papeles que su amigo le entregaba.

– Naruto...

– No.

– No sabes lo que voy a decirte todavía, que problematico.

– Intentarás persuadirme para que vaya a ese banquete de patrocinadores que habrá en mi honor.

– ¿Entiendes que es importante, cierto?

– Cuando creé la compañía de comercios "Kyuby", fue porque el incendio de Shion hace cuatro años dejó la tierra devastada y tuvimos que conseguir otra manera de hacer dinero para que nuestra gente no muriera de hambre, pero ahora controlo a la perfección la sangre hechicera en mis venas, y podemos reabastecernos de suministros naturales cada vez que lo ocupemos, ya no hay propósito para esa empresa.

– Esa empresa ha exportado grandes suministros a otros países, y Deidara la comanda en el extranjero. Claro que tiene un propósito.

– Si tanto te gusta, te la regalo. Así podrás ir tú al evento en mi lugar. – Comentó sin despegar la mirada de los papeles que firmaba.

– Ese no es el punto.

– ¿Entonces, Cual es?

– Eso ya lo sabes.

El ex-rubio, exhaló pesadamente. Estaba harto de ese tema.

– Tu táctica para que salga y dejé de "Esconderme en la reserva" Lo cual no hago, no va a funcionar.

GUERRA DE CLANESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora