BORUTO UZUMAKI I

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Reserva de hombres bestia

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Reserva de hombres bestia.

— ¡Uh! se siente como si no hubiéramos vuelto en años

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— ¡Uh! se siente como si no hubiéramos vuelto en años. — No pudo evitar comentar.

La tierra bajo sus zapatos se hundía de una manera reconfortante al ser mojada por la lluvia, anunciando que habían llegado a casa.

— Sólo fueron dos semanas.

— ¡Pero...! — Dijo adelantándose por pocos pasos mientras brincaba a una gran roca. Los rayos del sol dieron a su espalda haciendo a su acompañante arrugar el entrecejo cuando la luz calo en sus negros ojos. — ¡Dos semanas cambia a cualquiera-ttebasa!

— Boruto, si no bajas de esa roca, te bajaré yo. — Amenazó.

El rubio trago saliva obedeciendo rápidamente.

— Si, mamá.

— Pareciera que no aprendiste nada en la sede vampírica. La paciencia es una virtud, Boruto.

— ¿Eh? Lo dice quién no paraba de contar los días para regresar con papá y se volvía emo en su ausencia.

— ¿Qué?

— Lo noté mamá. — Dijo encogiéndose de hombros. — Cualquiera que te conozca lo suficientemente reconocería tu mal humor, casualmente siempre sucede cuando no estás con papá.

— ¡Boruto!

— ¡Por eso...! — Añadió cuando vio el Sharingan activarse. — Te agradezco infinitamente que me llevaras a la sede vampírica para entrenar mi afinidad. ¡Fue muy divertido-ttebasa!

— Tch... — Aceptó cayendo ante el carisma de su hijo menor. — Es algo normal que lo hagas, tu futuro es comandar el ejército.

— ¡Lo sé, Lo sé! Me esfuerzo mucho, aunque no es necesario hacerlo cuando ya me se todos sus trucos. Entrenar con los hijos del comandante Neji es entretenido, pero el Byakugan de los Inuzuka da más desafío.

— No te confíes, Boruto. Que no tengas problemas con el Byakugan no significa que tampoco lo tengas con otras especialidades de los demás clanes.

— Si hablas del clan lector de mentes, estoy en ello. ¡Mi cuerpo físico está en las mejores condiciones gracias al entrenamiento!

GUERRA DE CLANESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora