CAPÍTULO 22: EL DÍA EN QUE TODO SE DERRUMBA

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Había demasiado ruido.

No lo dejaban dormir.

Los ojos color violeta se abrieron con pesadez. Los rayos de sol se colaban por la ventana impactando contra sus ojos. Se quejó internamente, ahora tendría que levantarse y cerrar las feas cortinas que había comprado su esposa.

—Karin... – Llamó con la voz ronca, por alguna extraña razón su garganta ardía al igual que sus huesos.

Buscando el cuerpo que debía estar a su lado, sin previo aviso, imágenes de él siendo secuestrado, torturado y muriendo en las manos del enemigo saltaron a su mente.

— ¡Karin! ¡Max! — Gritó levantándose rápidamente tras recordar lo sucedido. Examinó el lugar dándose cuenta de que no era su casa, ni su cama donde dormía.

¿Dónde estaba?

La respuesta dejó de importar al ver una gran cantidad de mechones rojos esparcidos en su regazo.

—Karin...

La chica dormía profundamente, su rostro reflejaba la preocupación y tristeza que debía de haberla acompañado tras los días que él había de haber estado en esa cama. Notó como algunos de sus golpes y hematomas habían desaparecido casi por completo, así que debía llevar por lo menos algunas semanas. La chica se removió en su regazo intentando alejar algún mal sueño.

Creyó que ya no la volvería a ver.

Como si escuchará sus pensamientos, la mujer levantó su cabeza y pestañeando confundida.

—Hola. –Saludo contento el joven.

—... – Lágrimas se desbordaron por las pálidas mejillas, pero Suigetsu se dedicó a limpiarlas cariñosamente.

—Hey, no llores.

—Estúpido... ¡Estúpido! –Sin poder resistirlo más, la pelirroja saltó sobre él abrazándolo fuertemente e incrementando el dolor en su cuerpo.

—Ouch, Karin, me duele, me duele.

— ¡Está bien que te duela! ¿¡Tienes idea de lo preocupada que estaba, maldito idiota!?

—Jajaja... ¿Qué sucedió?

— ¿No lo recuerdas?, creí que había... creí que estabas... —Karin apartó la vista.

—Tranquila, estoy bien.

—Al verificar que habías sido secuestrado y que Max se encontraba bien, el clan se movilizó. Naruto tardo un poco en encontrar tu rastro, yo... había perdido el vínculo contigo, así que era mucho más difícil rastrearte aun con su modo rastreo.

—Entiendo... Creo que la fractura del vínculo se debe a que bebieron de mí –Dijo tocando su cuello vendado.

—Lo siento tanto, no fui capaz de mantenerte a salvo.

—Se supone que eso lo digo yo. ¿Qué paso después de que Naruto me rastreará?

—Deidara comenzó a dibujar el círculo de teletransportación, tomó casi toda su energía y terminó colapsando, pero pudo transportarnos a lo que parecía ser una iglesia destruida, te encontré tirado en el suelo, tenías golpes por todo el cuerpo y sangrabas demasiado, Minato te llevo con Tsunade-sama y ella te atendió hasta que te recuperaste, llevas una semana inconsciente.

— ¿Y los vampiros?

—Naruto intento rastrearlos... Sangre, olor, esencia, no había nada.

—Escaparon, ¿eh?

—Lo siento.

— ¿Desde cuándo tiendes a disculparte? — Bromeó intentando recuperar el entorno menos depresivo, pero su intento se estropeó al escuchar la respuesta de Karin.

GUERRA DE CLANESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora