CAPÍTULO 45

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-Que creí que pensarías que era para ti, lo siento. Por eso no lo quería mostrar.

-No seas tonto. No soy así de ingenua.

-Si, bueno. Dámelo ya. Debemos descansar.

-De acuerdo- prácticamente me lo arrebató.

-Ahora sí, ¿en qué estábamos?- dijo allegándose a mí como antes. Me empezó a besar nuevamente pero esta vez se sentía un poco incómodo porque a los dos se nos había ido la adrenalina.

-Es mejor que dejemos este paso para otra ocasión- susurré en su oído.

-Sí, tienes razón.

Ambos retomamos nuestras posiciones normales para dormir pero luego del frío lo abracé y dormí esa noche como un bebé.

~

Una alarma sonaba intensamente, la podía sentir en mi sueño profundo. Lo único que sabía era que era muy de mañana.
Ya no quería ir Brasil ni a ningún lado, sólo quería quedarme durmiendo en esa deliciosa cama de agua.
Le desearía un buen viaje a Derek.

-Taylor,- susurró en mi oído sensualmente. 

-Sáquese.

Se echó a reír.

-Oye, hoy va a ser un día muy largo. Es mejor que hagamos todo antes de tiempo,  nos estarán esperando para darnos las fichas de participación y  los tiquetes para el vuelo. A propósito debemos estar muy temprano en el aeropuerto.

-Nooo, vaya usted solo- bulbucí tapándome la cara con la almohada.

-Como quieras, iré a ver cómo va el desayuno y espero que dentro de máximo media hora ya estés lista.

Sentí cómo abandonó el cuarto. Estaba algo tenso por el viaje y el inicio de la competencia, pero yo estaba más que segura que todo iba a estar bien. Derek era literalmente el mejor en lo que hacía, en todo el maldito mundo.
Con mucha pereza estiré mis extremidades y me puse de pie tambaleando dirigiéndome hacia el baño del gran cuarto y a medida que el agua recorría mi cuerpo se me iba quitando el sueño. Como íbamos a viajar decidí colocarme algo más bien ligero y de todo lo que Derek me había comprado casi contra mi voluntad, opté por un conjunto de sudadera y pantalón y unas vans y luego desayunamos.

Al llegar al lugar donde todos los jugadores, técnicos y demás se encontraban todo el mundo me miraba extrañado, ha de ser porque íbamos de la mano y sin embargo me había anunciado como su fisioterapeuta, aunque ya rumorearan muchas cosas. Me sentí mal porque yo quería que los demás se enteraran que Derek y yo estábamos saliendo, que nos amábamos.

Me dieron una ficha para colgarla al rededor de mi cuello la cual valía como permiso para que supieran que iba con el equipo.

Había una tal Lizz Klose, que no me terminaba de encajar bien en el ambiente y no paraba de sonreírle y hablarle a Derek incluso hasta el punto de coquetearle mientras yo permanecía sentada donde él me dijo que me sentara. No suelo ser celosa pero me daba algo de inseguridad. ¿Quién sería esa mujer? Pues al parecer iba a viajar con nosotros, así que mejor debía cuidar mucho a mi hombre.

-¿Quién es ella?- pregunté cuando el vuelo ya había empezado. Estaba bastante molesta.

-Nadie interesante. La hermana menor de uno de los jugadores titulares.

-Ah,- asentí. -¿Cuántos años tiene?

-Es como... un par de años menor que yo.

-Parece mayor.

-Ha de ser porque se ha acostado con medio Berlín- dijo burletero haciéndome sacar de mi postura supuestamente molesta.

-Pues con el único que no se va a poder acostar nunca es contigo- me crucé de brazos pero él no rió ni nada y en cambio sentí como se tenzaba.

-Tu primera muestra de celos-. Depositó un beso sobre mi frente y entrelazó sus dedos con los míos. -Llegaremos a eso de las once de la noche y son apenas las once y media del día, así que te recomiendo que te vayas sintiendo cómoda.

-¿A qué te refieres con ponerme cómoda? Creo que ya lo estoy.

-A que tengas más confianza mi amor. Hasta ahora no me has tratado como algo más que un amigo. Y hoy no me has dado ni un solo beso.

-Pero si te he sentido muy distante. Además estás muy raro conmigo.

-¿De verdad he estado raro? Lo siento, mi amor.

Se acercó a mí y emprendió un camino de besos desde mi mejilla hasta mi boca y yo me enganché más a sus labios.

-Oye pero en realidad no somos nada aún- mencioné separándome de sus labios.

Estando en Berlín - (Manuel Neuer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora