CAPÍTULO 128

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Pronto empecé mis prácticas pagas con la agencia del señor Schwartz; era más divertido e interesante de lo había pensado pese que existían bastantes restricciones y pasos a seguir rigurosamente aunque ya estuviera de por sí delgada. Derek detestaba el hecho de que no pudiera comer cosas que antes sí y sé que era porque le seguía recordando a Emma.

-¡¿Es en serio Taylor?! Estás casi forrada en los huesos, estás enferma y aún así insistes en cumplir con estas estupideces. Lo único que lograrás con esto es ser infeliz y estar aún más enferma. No te lo permitiré.

No le refuté nada porque tenía razón y hacerlo solo empeoraría todo.

-Ah...

-No quiero que me contradigas, Taylor. Tengo que cuidarte, me da miedo perderte.

-Pues... supongo que esta lista de alimentos son guías generales para chicas que suben de peso fácilmente; supongo que no se darían cuenta si no la siguiera...

-¡Gracias por al menos darme la razón en algo!

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Hice algunas amigas con los días y por primera vez no me sentí odiada por las personas que me rodeaban; a las chicas les fascinaba antes el hecho de que Derek estuviera conmigo.

-Una vez estuve cerca de Derek, en una fiesta solamente. Pero estaba con Emma y nadie se le podía acercar.

-¿Con Emma? ¿Cómo es Emma?- Pregunté sin darme a entender.

-Ella es muy arrogante y presumida. Y creo que no puede haber mujer más irreal y superficial que esa-. Respondió la hermosa chica que parecía una escultura de evano, que me acompañaba en los vestidores.

-¿Él se veía feliz?- Pregunté pensativa.

-Pues... siempre sonreía mucho cuando les tomaban fotos, pero si de verdad lo hubiera sido no se habría separado jamás de ella. O al menos eso creo-. Asumió. -En fin, estoy muy contenta de que haya encontrado el amor verdadero. Al parecer lo haces muy feliz-. Sonrió.

-Gracias-. Sonreí devuelta.

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Estando en Berlín - (Manuel Neuer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora